LA NOCHE TRAGICA
LOS OCTAVOS SE SUSPENDIERON POR AGRESION CON GAS PIMIENTA.
El papelón de ayer tiene un antecedente no menos lamentable. También por una instancia decisiva de Copa Libertadores. Fue hace poco más de tres años, en la Bombonera, cuando en mayo de 2015 Boca recibía a River por el partido de vuelta de los cuartos de final, con la necesidad de dar vuelta el 0-1 sufrido en la la ida. Después de un primer tiempo de mucha tensión y poco juego, con escasas llegadas hacia los arcos, llegó el bochorno. Cuando River volvía al campo de juego tras el entetiempo, un imbécil disfrazado de hincha, luego identificado como “El Panadero”, no tuvo peor idea que arrojar gas pimienta en un hueco de la manga de ingre- so, lo que provocó que varios jugadores muchos jugadores una ceguera momentánea y ardor en los ojos, además de quemaduras de primer y segundo grado. Los más perjudicados fueron Leonardo Ponzio y Matías Kranevitter, aunque también fueron visibls las consecuencias en Leonel Vangioni y Ramiro Funes Mori y Jonatan Maidana. De manera increíble, la terna arbitral encabezada por Darío Herrera decidió tensar la cuerda de la espera y aguardar por la evolución física de los afectados, en medio de llamados cruzados desde la propia Conmebol y la presión de dirigentes de ambos clubes, que iban y venían en pleno campo de juego como si fuera una peatonal. Los jugadores de River abandonaron el campo de juego una hora y media después cuasi escoltados por sus pares de Boca, ante los insultos de barras bravas disfrazados de plateístas. El litigio se dirimió semanas más tarde en los escritorios de la Conmebol, que determinó el triunfo de River y el consecuente pase a cuartos, más una sanción económica a Boca y la prohibición para que el Panadero fuera a la cancha pudiera por un tiempo prolongado. Casi como un calco de la queja que esgrimió ayer Carlos Tevez respecto de sus colegas de River por falta de solidaridad, aquel día ningún jugador de Boca se acercó a sus colegas de River. Quizá porque desde la bandeja del medio, la Doce vigilaba todo con absoluta impunidad.