Las cuotas, la equidad, lo personal y lo político
Cuotas y equidad. Garantizar igualdad política, construir equidad, es asunto principal del Estado. Las políticas públicas están destinadas a producir diversidad de puentes que conduzcan al ejercicio de derechos ciudadanos. Nuestra Constitución prevé para lograrlo algunas medidas de acción afirmativa, o “discriminación positiva”, como las cuotas en lugares de representación.
Veinte años de vigencia de la Ley de Cupo y la próxima aplicación de la paridad chocan todavía con la renuencia de los partidos políticos y las instituciones a aceptar este tipo de medidas (siempre provisorias) que benefician a grupos estructuralmente discriminados por barreras culturales, como las mujeres.
Esas barreras tornan ausentes a los integrantes de estos colectivos –y a sus intereses y puntos de vista– de las decisiones que los afectan. La profundidad de esta resistencia se revela de modo particular en instituciones que se presumen meritocráticas.
Dos noticias de ayer nos remiten a la dificultad de incluir mujeres en espacios académicos y profesionales de integración mixta. Una de ellas es la columna de María Eva Koutsovitis, ingeniera y coordinadora de una cátedra de nombre sorprendente: Ingeniería Comunitaria. Ella habla de “Universidad de los hombres” usando el género no marcado para referir a los varones. En particular, a los que constituyen el Consejo Directivo de la Facultad de Ingeniería de la UBA, 16 en total de los cuales solo 2 son mujeres.
El claustro de graduados no incluyó ninguna mujer en su lista. Nunca esa Facultad tuvo una decana mujer (cargo que elige el Consejo Directivo).
La primera mujer ingeniera (en América Latina) egresó de a llí hace cien a ños. Un siglo después, leyendo los datos que menciona Koutsovitis, adquiere oscuro sentido la negativa de ese Consejo a crear una Secretaría