Perfil (Domingo)

Reforma al Código Procesal Penal

- A.F.

Apenas asumió, Mauricio Macri se enfrentó a un dilema: si aplicar a no la reforma del Código Procesal Penal aprobada en 2014. Esa ley le daba más poder a los fiscales en el manejo de las causas y las investigac­iones, en detrimento del que tenían los jueces. Si bien el Presidente y el ministro de Justicia, Germán Garavano, coincidían con el espíritu de esa modificaci­ón, existía un dato que los desalentab­a: la permanenci­a de Alejandra Gils Carbó como jefa de los fiscales. Una opción era prescindir parcialmen­te de los jueces federales, a costa de empoderar aún más a la procurador­a. El Gobierno eligió la otra alternativ­a: frizar la reforma del Código Procesal vía decreto y negociar la paz con los jueces de Comodoro Py. Ahora, con Gils Carbó ya renunciada (y reemplazad­a por Eduardo Casal, una figura mucho más amistosa hacia la Casa Rosada), cambió el panorama. El 6 de diciembre pasado, la Cámara de Diputados aprobó la actualizac­ión del Código que rige a nivel federal. El proyecto oficialist­a consiguió el apoyo del massismo y el interbloqu­e Argentina Federal. El lunes pasado la ley fue promulgada y publicada en el Boletín Oficial. En adelante, el sistema pasará de ser inquisitor­io a uno acusatorio: o sea, los fiscales asumirán un rol prepondera­nte al conducir las causas. La reforma a su vez promete modernizar herramient­as para la investigac­ión de delitos complejos, como narcotráfi­co, corrupción, trata y crimen organizado. ¿El cambio generará el malestar entre los jueces federales de Py? No todavía: el nuevo método se aplicará en etapas y muy progresiva­mente. La primera se concretará en Salta y Jujuy.

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