Perfil (Domingo)

Prevén un consumidor austero pero que podría mejorar para las elecciones

- MIRTA FERNANDEZ

hay más turistas y la inflación. Otro dato: las colas enormes que se ven en las rotiserías, en desmedro de los restaurant­es, incluso en Cariló.

En Córdoba, el promedio de ocupación hotelera actual es del 80%, con un 70% en Carlos Paz (difícil de llenar por la gran cantidad de plazas) y un 92% en Villa General Belgrano. Pero la baja en el consumo de los turistas con respecto a 2018 es del 30%, según calculó Julio Bañuelos, titular de la Agencia Córdoba Turismo. Si el año pasado el consumo per cápita en cada jornada de estadía era de 1.300 pesos, por ahora es de 1.500, 30 puntos por debajo de la inflación. “Creo que vamos a tener un cupo de gente similar al del año pasado”, pronosticó Bañuelos.

Las consecuenc­ias de la devaluació­n en el turismo quedaron reflejadas en un dato que difundió el Indec esta semana: en noviembre último por primera vez llegaron al país más extranjero­s que la cantidad de argentinos que viajó al exterior. Los turistas foráneos compraron 271 mil de los 528 mil vuelos internacio­nales que se vendieron, es decir, un 51%. Desde la agencia online Despegar, que tiene presencia en veinte países, revelaron que los argentinos son los que más buscan opciones de financiami­ento. De la brusca devaluació­n y aceleració­n inflaciona­ria de 2018 emergió un consumidor “hiperracio­nal y low cost”. El consumo se derrumbó entre 1,5% y 2%, según cálculos de consultora­s. La fotografía fue “de mayor a menor”. En 2019, proyectan una caída cercana a 2%, pero la marcha será al revés: “de menos a más”. El repunte se evidenciar­ía próximo a las elecciones. Los analistas de tendencia en consumo consultado­s por PERFIL Juan Manuel Primbas, de Kantar Worldpanel; Osvaldo Del Rio, de Scentia; Pablo Mandzij, de Nielsen; Guillermo Oliveto, consultora W; y Guillermo D’Andrea, profesor en IAE Bussiness School, vislumbran un primer cuatrimest­re negativo por el impacto del ajuste tarifario y una base alta en la comparació­n interanual, y una mejora después de mayo, condiciona­da “a que la economía se recupere impulsada por la cosecha, se mantenga la calma cambiaria, y bajen la inflación, desciendan las tasas y se abarate el crédito”.

Primbas prevé que el consumo en el segundo semestre aumentaría entre 1% y 2%. Oliveto auguró que “hacia el final del año, cuando llegue el momento de votar, el consumo podría estar creciendo al 3%”. Los analistas presumen que “a partir de junio” podría adoptarse alguna medida de aliento. “El consumo mejora el humor social y se traduce en votos, es una correlació­n”, argumentó Oliveto. En tanto, Mandzij subrayó que las mediciones muestran que “cuando la confianza (en el gobierno) va para atrás, el consume cae”.

No obstante, coinciden con que el Gobierno “no cuenta con mucho margen”. D’Andrea reflexionó: “Estamos acostumbra­dos a que en año electoral es un festival de consumo porque todos los que quieren ganar lo fomentan, pero este gobierno se dedicará más a inaugurar obras, porque para cumplir con la meta de déficit fiscal cero no se puede dar el lujo de soltar mucho la mano, aunque tampoco querrá llegar con caras largas a las elecciones”. Patrón. El consumidor modificó hábitos en 2018. Optó por terceras marcas, las de mayor aumento en volumen. Según una encuesta de Nielsen, “el 85% cambió a marcas más baratas”. Eligió lugar de compra por las promocione­s; usó con más cuidado y eficiencia la luz y el gas por la suba de las tarifas, “algo que hasta 2017 no se daba con tanta fuerza”, contrastó Mandzij. Para 2019, avizoran un consumidor “cauteloso, moderado, muy atento a las ofertas”. Primbas explicó que “luego de tres años de caída de consumo, hay hábitos que se quedan”. Del Río señaló que “lo que se aprende se utiliza” pero “cuando la curva salarial le gane a la inflación, el consumidor se permitirá algún gusto personal”. Oliveto ilustró que “en 2018 la gente sintió pérdida de libertad por tener que decir que no a ciertas cosas, por lo que hay un deseo latente y si mejora la situación, van a aprovechar en cosas de disfrute y corto plazo como tomar un mejor vino, algún viaje”, pero “en año electoral, evitarán decisiones que impliquen un gasto de largo plazo o grande como cambiar el auto o comprar un departamen­to”.

Además, Primbas indicó que “las ventas bajo promoción son el 25% del total”. Mandzij alegó que “hoy las ofertas son parte de la compra regular”.

La estabilida­d cambiaria, clave para que haya alivio en los bolsillos en junio

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