Exigencias para verse ‘cool’
no compito más. Me quedó el hábito y me gusta sentir la piel más suave. También hago ciclismo y me resulta cómodo”, dice a PERFIL. Sin prejuicios. “En los últimos años, se triplicó la cantidad de hombres y cada año aumenta más la demanda; hoy supera el 40%. Hay días en que son mitad y mitad, y antes tenía un día exclusivo para ellos porque les daba vergüenza cruzarse con las mujeres”, cuenta Ariana Pedreira, médica del equipo de la Sociedad Argentina de Medicina Estética y fundadora de una clínica especializada. “Se hacen mucho pecho, espalda y piernas. Dicen que son ellas las que les piden tener la piel lisa”, agrega.
“Me di cuenta de que las piernas depiladas quedan mucho más estéticas y las axilas son más higiénicas: en verano, transpiro mucho menos”, admite el bailarín Federico Zeballos (30).
La médica Pedreira dice que aunque la depilación masculina “trasciende la edad”, reconoce que son más los más jóvenes, porque “van al gimnasio, hacen dietas proteicas y el vello les tapa los músculos marcados”. También advierte sobre la importancia de tener en cuenta que el láser es “un tratamiento médico, que debe estar bien aplicado”. Paradigmas. También hay entre las nuevas generaciones una cuestión sobre la ruptura de estereotipos (ver aparte). “La idea de masculinidad deseable, atractiva sexualmente, parece estar cambiando tanto para las mujeres como para los varones. Comienzan a compartirse la exigencia de ciertas prácticas estéticas y de cuidado del cuerpo”, explica la doctora en estudios de género e investigadora del Conicet Gabriela Bard Wigdor. “Los varones están consumiendo productos tradicionalmente femeninos o asumiendo prácticas feminizadas como depilarse, pero esto no debilita su masculinidad hegemónica ni arrasa con sus privilegios de género”, concluye. Caminan trabados y casi en cámara lenta, mostrando su carne depilada como el pavo real su plumaje. Miran de reojo a cada mujer que se les cruza e, internamente, le hacen un guiño. Gente grande...
No, amigo. “El paradigma de belleza ha cambiado”, dicen. Ok. Pero esto es demasiado. Pendeviejos al poder, no. Si el paradigma de belleza cambió, que se depilen los jóvenes. Para quien creció en los años 70 y 80, nuestros pelos son viriles. Creemos en el viejo “macho y peludo” y estamos grandes para la casta metrosexual.
¿O acaso hay que subirse a todos los bondis del Metrobús? ¿O acaso hay que tatuarse el 62% del cuerpo y usar pantalón chupín por arriba de los tobillos, con zapatos en punta eterna y sin medias?
Claro que como en toda herejía tal vez haya excepciones: sacar el físico de Rocky Balboa, por ejemplo (o al menos el de Fernando Burlando). Así se podría negociar. Pero canas + salvavidas + rollos + depilación forman en general un cóctel indecoroso.
Porque además no es gratis el mercado cool: después vendrá otra exigencia, y otra, y otra. Tanto para nosotros como para las mujeres. Hasta que algún día ellas van a cambiar pero en sentido inverso: dejarán de depilarse. Ah, ¡¿eso ya llegó?! *Periodista deportivo.