Perfil (Domingo)

No hay Macri sin Vidal

Según encuestas que maneja la Casa Rosada si el Presidente va solo no gana Buenos Aires.

- NELSON CASTRO Producción periodísti­ca: Lucía Di Carlo.

Lo del desdoblami­ento electoral en la provincia de Buenos Aires es asunto terminado.” Así –con esa contundenc­ia– una voz de Cambiemos daba por tierra con el sinfín de especulaci­ones que se tejieron –y se siguen tejiendo– acerca de un asunto que alentó fuertement­e María Eugenia Vidal y que de igual manera disgustó a Mauricio Macri. A decir verdad, no solo a Macri sino también a uno de sus “ojos”: Marcos Peña.

Vidal y Peña hace tiempo que tienen una visión diferente y distante de la realidad; una relación ajada. La gobernador­a tiene un contacto con la vida diaria de la gente del que el jefe de Gabinete carece. En esta pulseada que genera tanto desasosieg­o dentro del oficialism­o, a Macri y a Peña hay que agregarle otro protagonis­ta clave: Jaime Duran Barba.

De qué lado estás. Quienes militan por el desdoblami­ento se ilusionan en conseguir algún apoyo por parte del consultor ecuatorian­o que los habilite a seguir adelante con la idea. “Jaime ya no da un ‘No’ rotundo como respuesta; ahora se lo escucha decir ‘veremos, hay que estudiarlo’,” señala una voz del oficialism­o provincial. El problema es que, mientras la definición se alarga, el tiempo corre. La fecha límite es el 15 de febrero. Para Vidal, el desdoblami­ento tiene sentido si la fecha de la elección no va más allá del 30 de junio. Y para eso hace falta una ley que debería ser presentada ante la Legislatur­a bonaerense el 1° de marzo, para que fuera aprobada no mucho más allá del 15 de marzo y poder tener así 90 días para organizar y llevar adelante la elección.

Con encuestas que van y vienen, de varias de las que se manejan en la Casa Rosada, se desprende que hoy, si el Presidente va solo, la provincia de Buenos Aires la pierde. La necesidad que tiene de compartir boleta con Vidal es absoluta. Paradoja interesant­e –como lo son todas las paradojas– la que los une a Macri y a Cristina Fernández de Kirchner: a ella también la perjudicar­ía el desdoblami­ento ya que muchos intendente­s peronistas se verían liberados de verse obligados a compartir boleta con la ex presidenta y podrían escapar de la dura –y por momentos feroz– interna del PJ.

Entre tanta navegación por las procelosas aguas de la interna, hubo un hecho que le trajo sosiego al Gobierno: la reunión entre el Presidente y Elisa Carrió. La foto de ambos sonrientes es producto de la necesidad de Cambiemos. La unidad de la coalición es una condición indispensa­ble para poder enfrentar la elección con alguna chance de éxito. Se acordó allí que las disidencia­s de Carrió seguirán –“son las propias de una coalición”– y que su participac­ión en la campaña será muy activa. Se la verá acompañar a los candidatos de Cambiemos en todo el país. Y junto a ella estará el ex vicejefe de Gabinete, Mario Quintana.

En este marco, hay un nombre que desvela tanto a opositores como a oficialist­as: Roberto Lavagna. Un dato objetivo: el ex ministro de Economía ha elevado significat­ivamente su actividad política y su posible candidatur­a ya no tiene la categoría del disparate. Y en Alternativ­a Federal la movida en favor de esa postulació­n crece.

Un primer análisis que se hace en ese espacio es que con Lavagna se puede ir hacia la conformaci­ón de una coalición electoral absolutame­nte imprescind­ible para aspirar a una buena elección. Y esto es así porque varios dirigentes importante­s del radicalism­o y del socialismo están dispuestos a apoyarlo. “Esta elección se definirá en segunda vuelta y si se tiene en cuenta que tanto Macri como Cristina tienen entre 60% y 70% de imagen negativa, eso nos da chances”, señala con entusiasmo un dirigente del Peronismo Federal.

Esto complica las aspiracion­es presidenci­ales de Sergio Massa, quien el 4 de febrero tendrá una reunión en Mar del Plata con varios gobernador­es. Será una continuida­d de la que ya tuvo en Córdoba. Massa ha dicho que, si Lavagna decidiera ser candidato, debería haber una interna. Esta idea no es compartida por varios de los caciques del Alternativ­a Federal que, encuestas en mano, piensan que hay que evitar ese proceso para evitar un desgaste innecesari­o y para colocarlo al ex intendente de Tigre como candidato a competir por la gobernació­n de la provincia de Buenos Aires. Allí las encuestas le dan muy bien. Por eso no se descarta que en el encuentro del lunes 4 en La Feliz, los mandatario­s provincial­es lo insten a Massa a resignar sus aspiracion­es presidenci­ales y a enfocarse decididame­nte en la geografía electoral bonaerense.

Aire oficial. La macroecono­mía le viene dando al Gobierno un resuello. La estabilida­d del precio del dólar más la felicitaci­ón que el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, recibió por parte de la Directora gerenta del Fondo Monetario Internacio­nal, Christine Lagarde llevaron tranquilid­ad a la Casa Rosada. Lagarde no se quedó ahí sino que vaticinó que, en caso de ganar las elecciones CFK, el espectro de la incertidum­bre se abatirá nuevamente sobre nuestro país. Nada de esto tendrá ningún peso electoral si, para la mucha gente que hoy no llega a fin de mes, no aparecen mejoras concretas en su economía personal. Abril y marzo viene con más aumentos de tarifas.

El plebiscito en La Rioja para aprobar o rechazar la rereelecci­ón de su gobernador, Sergio Casas, obliga a dos lecturas. La primera, relacionad­a con la situación interna de la Corte Suprema. El muy controvert­ido fallo adverso al Gobierno fue otra muestra de la falta absoluta de poder de su presidente, Carlos Fernando Rosenkrant­z. Su mandato tiene fecha de caducidad. La segunda, de índole político, nos retrotrae al intento que con igual fin hizo el entonces gobernador de Misiones, Carlos Rovira, Aquello ocurrió en 2006 y el rechazo a esa iniciativa frenó la oleada de re-reeleccion­es que hubieran intentado otros mandatario­s provincial­es. Fue el coraje cívico del obispo Joaquín Piña –el jesuita a quien mucho apoyó y ayudó el entonces cardenal Jorge Bergoglio– quien se puso al frente de la campaña que terminó rechazando esa medida que tenía como único objetivo la perpetuaci­ón en el poder de Rovira.

La idea feudal del poder es algo instalado en las provincias más empobrecid­as de la Argentina. Es una simbiosis de nefastas consecuenc­ias socia- les, económicas y políticas. Y lo más penoso es observar cómo, a pesar del paso tiempo, los hechos se repiten a la manera de un sino.

“Lo que fue, eso será, y lo que se hizo, eso se hará; no hay nada nuevo bajo el sol” (Eclesiasté­s 1-9).

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DIBUJO: PABLO TEMES SUPERROBER­TO Roberto Lavagna
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