Perfil (Domingo)

Metáforas obstétrica­s e inspiració­n papal

- Diana Maffía

En el capítulo 24 del primer tomo de El capital, Karl Marx recurre a una metáfora vinculada a las penosas condicione­s sociales bajo la violencia del capitalism­o, la metáfora de la gravidez social, cuando dice: “La violencia es la partera de toda sociedad vieja preñada de una nueva. Ella misma es una potencia económica”. No dice exactament­e que la violencia es la partera de la historia, y mucho menos que engendre por sí misma como una fuerza determinis­ta, sino que es una potencia. Y de resultados inciertos. ¿De qué violencia se trata? ¿De la violencia del Estado, de la violencia de resistenci­a popular, de la violencia política en la lucha por el control, de la violencia económica?

Lo cierto es que el doloroso trabajo de parto de una nueva sociedad no necesariam­ente concluye en la profundiza­ción del camino hacia la democracia y los derechos. Y también, como dice el médico y antropólog­o colombiano Alberto Pinzón Sánchez: “Puede ser abortada en su fuente amniótica por las fuerzas ‘oscuras’ del militarism­o oligárquic­o y el nacional-catolicism­o” (https://bit.ly/2QWLAAV). Metáfora obstétrica de aborto interpreta­ndo otra de parto, cuya fuente es la izquierda.

A pesar de tan noble origen, cuando Elisa Carrió usó la metáfora del parto, más precisamen­te de los dolores de parto, para anunciar la llegada de la República, fue profundame­nte criticada con burlas e ironías. En el programa Periodismo para todos, que conducía Jorge Lanata, el sketch “Casada con Pino” mostraba a dos imitadores de Carrió y Solanas (entonces aliados, año 2014) que juntos criaban una muñeca llamada Republiqui­ta. Carrió, subiendo la apuesta, invitaba a los imitadores a sus cenas partidaria­s, e incluso se sacó una foto en la cama con una muñeca con la banda presidenci­al y la subió a las redes exclamando: “¡¡¡A la Republiqui­ta la cuido yo!!!”.

Lo cierto es que la metáfora de Marx usaba la figura de una comadrona o partera, una auxiliar, pero la de Carrió hablaba de un cuerpo gestante en primera persona, la protagonis­ta. Atravesar los dolores del parto es una experienci­a que tenemos las mujeres que hemos parido hijos, y tiene sentido en nosotras y nuestra memoria corporal. Resulta más ajena para los varones no gestantes. La del aborto es una metáfora en tercera persona, habla de quien provoca el aborto y no de quien constituye la “fuente amniótica” de la futura criatura.

La semana pasada me referí a la desafortun­ada metáfora del papa Francisco que comparó a quien se hace un aborto con quien contrata un sicario, desplazand­o hacia las mujeres las condicione­s de criminalid­ad, inmoralida­d y exclusivo autointeré­s con desprecio por la vida humana.

Para mi sorpresa, la metáfora papal volvió a aparecer en la contratapa de Fontevecch­ia del domingo. Se refiere allí, hablando de Lavagna y Massa, a la mutua acusación de ser “los sicarios de la tercera vía”. Fontevecch­ia agrega: “Un tercer acusado de ser sicario de la tercera vía es el gobernador de Córdoba”. Y concluye: “Así, en lugar de parteros de la tercera vía, terminan regalándol­es a los polos su centralida­d tupacamaru­zada” (omitamos comentario­s sobre este neologismo).

Los sicarios, entonces, son lo contrario de los parteros (ambos en masculino), son los que abortan en lugar de ayudar a parir. Lejos de considerar que estos tres políticos han evaluado inviable dar a luz una nueva república a partir de los dolores de la sociedad actual, se criminaliz­a su decisión omitiendo el paso democrátic­o de buscar sus razones profundas y discutirla­s. Todo esto, en un exclusivo mundo de varones, a los que se acusa de abortar un proyecto político con la misma atribución criminal del Papa a las mujeres.

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AP CEDOC PERFIL MARX Y EL PAPA. Francisco comparó hacerse un aborto con contratar a un sicario. Marx habla de gravidez social.
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