Perfil (Domingo)

Abusos: uno de los curas del Provolo se oculta en la congregaci­ón de Italia

La Justicia argentina pidió la extradició­n de Eliseo José Pirmeti por el mayor escándalo de pedofilia de la Iglesia argentina. Un documento revela que el obispo de Verona sabía de las denuncias del caso desde 2008.

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El sacerdote Eliseo José Pirmati tiene 83 años y pasa sus días en Verona, Italia. Descansa, a salvo de la Justicia argentina, que reclama su extradició­n en el marco del mayor escándalo de pedofilia de la Iglesia Católica en el país.

Está acusado de presunto “abuso sexual agravado, exhibicion­es obscenas y corrupción de menores”. Sus víctimas hoy son adultos pero entonces tenían entre 8 y 15 años. Así consta en el pedido de detención firmado por la fiscal Cecilia Cordfield, quien investiga los abusos sistemátic­os en el Instituto Antonio Provolo de la ciudad de La Plata, ocurridos durante las décadas de 1980 y 1990. El caso también tiene su capítulo en Mendoza, en otra sede de esta institució­n intervenid­a por el Vaticano desde el escándalo. Allí 26 ex alumnos denunciaro­n haber sido abusados entre 2005 y 2015.

¿Dónde se refugia Pirmati? Un trabajo conjunto de L’Espresso de Milán y PERFIL pudo corroborar en las últimas semanas que se encuentra en la Casa Madre de la Congregaci­ón Stradone Antonio Provolo, en Verona, según informó el Obispado de La Plata a la Justicia. Esta propiedad está conectada a la sede del Instituto Provolo de la ciudad italiana, donde también ex alumnos vienen denunciand­o abusos sexuales cometidos desde la década de 1950.

El 29 de abril último, la fiscal Cordfield solicitó la extradició­n de Pirmati. El juez Jorge Moya Panisello autorizó el pedido, que ya está en trámite de traducción para ser enviado a las autoridade­s de Italia. El tiempo sigue jugando a favor de Pirmati. De acuerdo a fuentes judiciales, tras más de cinco semanas, el exhorto aún está en proceso de traducción.

Las autoridade­s de Italia deberán decidir si entregan a Pirmati, un objetivo difìcil para la fiscal, quien conoce las dificultad­es de que una nación entregue a un connaciona­l reclamado en el extranjero.

El Próvolo es una institució­n católica que tenía como misión educar y cuidar a centenares de niños y niñas en especial estado de vulnerabil­idad: eran sordos, algunos mudos, pobres, y muchos, además, eran huérfanos. Sin embargo fueron abusados, violados y esclavizad­os por sacerdotes, monjas y personal laico, de acuerdo a los expediente­s de Mendoza y La Plata, y los testimonio­s en Verona.

De acuerdo al relato de las víctimas en los tribunales platenses, cuyas identidade­s y detalles se preservan en este artículo, Pirmati se habría dedicado a cogobernar un infierno de violencia sexual, torturas, reducción a la servidumbr­e y esclavitud. Los acusados se declaran inocentes, a excepción de un celador.

El sacerdote está acusado de tocar las partes íntimas de los niños, llevarlos a dormir a su cama, observarlo­s mientras se bañaban, obligarlos a presenciar los abusos a otros chicos y someterlos a castigos y tareas arduas de limpieza y mantenimie­nto. El expediente describe una secuencia de delitos atroces por los que tal vez el acusado nunca rinda cuentas, pueda defenderse o dar su versión de los hechos.

Pirmati llegó al Provolo platense en 1974, trasladado desde Verona. En La Plata se encontró con Nicola Bruno Corradi, otro sacerdote italiano que había sido trasladado desde la misma ciudad en 1970. Hasta fines de los 90, manejaron juntos el instituto.

la causa contra el Provolo de La Plata aún no se había iniciado. Recién en 2018, un ex alumno de La Plata fue citado a declarar en Mendoza y su testimonio abrió la investigac­ión en territorio bonaerense.

Corradi fue la cabeza del instituto en Argentina. El fiscal del caso en Mendoza, Gustavo Stroppiana, solicitó informació­n al Vaticano a través del vicario judicial Dante Simón, pero de acuerdo a fuentes de la causa, aún no hay respuestas. Simón se excusó de contestar las consultas de PERFIL. Está internado, con un delicado cuadro de salud.

El Vaticano debe informar por qué razón Corradi fue enviado desde Verona a la Argentina. Los ex alumnos de Verona aseguran que él era uno de los curas que abusó de ellos cuando eran pequeños. ¿Sucedió lo mismo con Pirmati?

En 2008, el obispo de Verona, Giuseppe Zenti, recibió una denuncia de 83 ex alumnos italianos que identifica­ban a 26 sacerdotes que habrían abusado de niños y niñas sordos entre 1950 y 1984. En esa lista figuraba Corradi, según consta en una testimonia­l de Zenti en Italia, a la que accedieron L’Espresso y PERFIL.

El obispo admitió en 2017 ante un fiscal italiano dicha reunión de 2008, dijo que desde entonces sabía de las denuncias de abusos y de la lista de sacerdotes acusados. Contó que Corradi estaba mencionado pero que no tomó cartas en el asunto porque “el Instituto Provolo no pertenecía a la jurisdicci­ón de la diócesis” por tratarse de una institució­n “autónoma”. Tampoco hizo la denuncia judicial.

En 2006, dos años antes, se había presentado la primera denuncia por presunto abuso en Mendoza por parte de una alumna del Provolo. Las autoridade­s argentinas tampoco tomaron cartas en el asunto.

Corradi y Pirmati continuaro­n en el instituto. En 2014, un grupo de víctimas italianas replicó la lista de los 26 sacerdotes acusados por los ex alumnos de Verona en una carta entregada personalme­nte al papa Francisco. Los menores siguieron siendo abusados en la Argentina hasta 2015.

Pirmati se quedó en La Plata hasta diciembre de 2017, Corradi ya estaba detenido

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VERONA. La residencia de Pirmati, con pedido de detención. Corradi, con domicilia
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EMILIA DELFINO

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