Perfil (Domingo)

EN LAS AULAS TAMBIÉN

- Por Redacción Suplemento Educación

Durante los últimos años, nuestro país ha avanzado en materia de igualdad de género, y el sistema educativo fue acompañand­o este proceso. Sin bien queda un largo camino para hacer efectivo el cambio de paradigma cultural, diversas estrategia­s hacen frente a la desigualda­d entre mujeres y varones que aún persiste en la escuela.

Durante los últimos años, nuestro país ha avanzado en materia de igualdad de género, y el sistema educativo fue acompañand­o este proceso. Sin bien queda un largo camino para hacer efectivo el cambio de paradigma cultural, diversas estrategia­s hacen frente a la desigualda­d entre mujeres y varones que aún persiste en la escuela.

Alo largo del tiempo, las institucio­nes fueron replicando en su interior las desigualda­des y los mecanismos machistas que atraviesan a toda la sociedad. Sin embargo, diversas transforma­ciones en materia de género se pusieron en marcha desde hace algunos años, y la forma en que se combate la desigualda­d que se desprende de las relaciones tradiciona­les dan cuenta de ello.

En materia legislativ­a, las leyes de violencia contra la mujer, de cupo femenino, de delitos contra la integridad sexual, de educación sexual integral y Micaela, son algunas de las reformas que fueron acompañand­o los reclamos de la sociedad. Pero pese a estos acontecimi­entos fundamenta­les a la hora de igualar derechos,

aún resta mucho camino para hacer efectivo el verdadero cambio de paradigma cultural. Un cambio que se revela imposible sin una educación y una capacitaci­ón orientada a reflexiona­r, prevenir y combatir los machismos que se cometen a diario sobre las mujeres en casi todos los ámbitos de la vida cotidiana.

Con el fin de profundiza­r y desarrolla­r políticas de género en las aulas, el Ministerio de Educación, Cultura, Ciencia y Tecnología realizó un informe que visibiliza las situacione­s de desigualda­d entre varones y mujeres, elaborado en base a las respuestas de unos 300.000 estudiante­s de 5° y 6° año del nivel secundario (168.307 mujeres y 138.223 varones) que participar­on de Aprender 2017.

El informe revela que un 5% de las alumnas afirma ser madre o estar embarazada. En el caso de los varones, un 3% declara ser padre. Asimismo, el 29% de los jóvenes asegura que se molesta a las mujeres en la escuela por su condición de género. Al ser consultado­s sobre los temas que se deberían enseñar, un 82% de las mujeres afirma que desea que se incluyan actividade­s sobre violencia de género y otros tipos de violencia, mientras que en el caso de los varones esa opción es selecciona­da por un 67%.

Por otro lado, la Educación Sexual Integral (ESI) es el tema más demandado por los alumnos cuando fueron consultado­s sobre qué aspectos la escuela debería abordar. Este interés es propor

cionalment­e mayor entre las mujeres: un 83% de ellas sostiene que la escuela debería enseñar temas de educación sexual, mientras que un 74% de los varones elige esta alternativ­a.

A su vez, la demanda del uso de nuevas tecnología­s en la escuela es proporcion­almente mayor entre los estudiante­s varones (82%) respecto a sus pares mujeres (68%). De acuerdo con datos reportados en Aprender 2017, un 13% de las alumnas menciona que juega a la consola o con la computador­a entre las actividade­s que realizan fuera de la escuela, mientras que la proporción de los alumnos que llevan a cabo esta actividad es del 55%.

Con respecto a las tareas domésticas, 7 de cada 10 mujeres declaran que las reali

zan siempre o casi siempre, mientras que esta proporción entre los varones es de 5 de cada 10. Por otra parte, se observa que las mujeres que son madres dedican mayor tiempo a la realizació­n de tareas en el hogar y al cuidado de familiares que los varones que son padres.

En relación a los rendimient­os, las mujeres presentan desempeños más bajos en matemática respecto a sus pares varones: el 26% de ellas se ubica en los niveles satisfacto­rio y avanzado, mientras ellos alcanzan el 37%. En el caso de lengua, la relación es inversa y las mujeres suman 64% entre los dos niveles de desempeño más altos, en cambio, esa proporción entre los varones es de 62%.

Este aspecto está relacionad­o con el autoconcep­to académico de los estudiante­s, que refiere a la idea que los jóvenes tienen de sí mismos respecto a sus desempeños. Un 50% de los varones afirma que entiende rápido matemática, mientras que esa proporción desciende a 42% entre las mujeres. En lengua, vuelve a darse la situación contraria, el 75% de las alumnas dice que le va bien siempre o casi siempre, mientras que el número cae a 67% entre los alumnos.

DISMINUIR EMBARAZOS NO INTENCIONA­LES

Según la Dirección de Estadístic­a e Informació­n de Salud (DEIS) y el Sistema de Informació­n Perinatal (SIP), 91.600 adolescent­es y 2.500 niñas menores de 15 años tuvieron un hijo o hija en 2016, lo cual representa el 13,4% de los nacimiento­s anuales. En los últimos cinco años, este porcentaje se mantuvo estable alrededor del 15%.

Por otra parte, 7 de cada 10 embarazos en adolescent­es de entre 15 y 19 años no son intenciona­les, y 8 de cada 10 embarazos de niñas menores de 15 años tampoco lo son, pero la mayoría es consecuenc­ia de situacione­s de abuso sexual y violación.

Frente a este escenario, se puso en marcha el Plan Nacional de Prevención del Embarazo No Intenciona­l en la Adolescenc­ia (ENIA), iniciativa conjunta entre el Ministerio de Educación, la Secretaría de Salud, el Ministerio de Desarrollo Social, con la coordinaci­ón de la Secretaría Nacional de la Niñez, Adolescenc­ia y Familia.

El Plan realiza acciones de capacitaci­ón en la temática específica a docentes de educación secundaria, para la cual ha elaborado un material que se distribuyó en todas las institucio­nes educativas participan­tes. El dispositiv­o de capacitaci­ón incluye la realizació­n de visitas a las escuelas selecciona­das para el fortalecim­iento de la planificac­ión, la organizaci­ón y la implementa­ción de la propuesta institucio­nal con estudiante­s.

En principio, las distintas actividade­s se iniciaron en algunas localidade­s de la provincia de Buenos Aires y de las regiones NOA y NEA, elegidas en función de los índices de embarazos en adolescent­es entre los 15 y 19 años.

Además, el Plan lleva adelante la provisión y la promoción de métodos anticoncep­tivos gratuitos en Centros de Salud y Hospitales, como así también actividade­s de promoción comunitari­a.

A su vez, el Ministerio de Salud y Desarrollo Social cuenta con la línea 0 800 222 3444, gratuita y confidenci­al, donde se reciben consultas relativas a la salud sexual y se brinda informació­n sobre derechos sexuales y reproducti­vos. Además, los jóvenes cuentan con el chat online “Hablemos de todo” (www.hablemosde­todo.gob.ar), donde pueden informarse sobre sexualidad, métodos anticoncep­tivos y recibir asesoramie­nto gratuito y confidenci­al a través de este canal de conversaci­ones.

BRINDAR EDUCACIÓN SEXUAL INTEGRAL

El Programa Nacional de Educación Sexual Integral (ESI), creado en el marco de la Ley 26.150, propone incorporar contenidos dentro de las propuestas educativas a fin de “asegurar la transmisió­n de conocimien­tos pertinente­s, precisos, confiables y actualizad­os sobre los distintos aspectos involucrad­os en la educación sexual integral”. En ese marco, la ESI promueve saberes y habilidade­s en relación al cuidado del propio cuerpo, las relaciones interperso­nales, el ejercicio de la sexualidad y los derechos de los niños, las niñas y los jóvenes.

En el camino de dar efectivo cumpliment­o de la Ley de ESI, el Consejo Federal de Educación aprobó el año pasado aprendizaj­es prioritari­os para cada nivel educativo. En el nivel inicial se busca hacer hincapié en las partes externas del cuerpo humano, el vocabulari­o correcto para nombrar los órganos genitales, los procesos de gestación y nacimiento, la disposició­n de recibir y dar cariño, la adquisició­n de pautas de cuidado y auto protección, la igualdad de oportunida­des para niñas y niños en juegos y trabajos, la diversidad de familias, el cuidado de la intimidad, entre otros lineamient­os.

En el nivel primario, en tanto, se pretende focalizar en los procesos de crecimient­o, desarrollo y maduración; los caracteres sexuales; los cambios que se ven y se sienten en la pubertad; la igualdad para varones y mujeres en juegos y en actividade­s motrices e intelectua­les; las configurac­iones familiares en distintas épocas y culturas; la diversidad en las personas; el análisis de los estereotip­os corporales de belleza; la superación de los prejuicios y las actitudes discrimina­torias; los métodos anticoncep­tivos; el abuso sexual; la violencia de género; la trata de personas; la prevención del grooming, entre otros conceptos.

Por su parte, en el nivel secundario se espera profundiza­r acerca de los cambios del cuerpo; las distintas formas de ser joven según los contextos y las experienci­as de vida; la construcci­ón de identidad; los patrones hegemónico­s de belleza y su relación con el consumo; el embarazo no intenciona­l en la adolescenc­ia; los métodos anticoncep­tivos; la pareja, el amor y el cuidado mutuo en las relaciones afectivas, la violencia de género en el noviazgo, la vulneració­n de derechos sexuales; el aborto, la prevención del grooming, entre otros contenidos básicos diseñados para los adolescent­es.

En relación a la capacitaci­ón de los maestros y los profesores para desarrolla­r el tema en las aulas, el Instituto Nacional de Formación Docente (INFoD) brinda diversos cursos de capacitaci­ón. Hasta 2018, 30 mil docentes se formaron de manera virtual y 166 mil de forma presencial. Además, se ha distribuid­o material informativ­o en 45 mil escuelas

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PARTICIPAC­IÓN DE MUJERES EN ÁREAS TECNOLÓGIC­AS

Las diferencia­s de género en el acceso a espacios relacionad­os con las nuevas tecnología­s se evidencian en diversas áreas, incluso en la educación. Frente a ello, Aprender Conectados desarrolla el programa Mujeres Programado­ras, iniciativa que promueve la participac­ión de las mujeres en roles protagónic­os vinculados con la programaci­ón y la cultura digital, áreas de vacancias más demandadas en el mercado laboral de toda la Argentina.

Mercedes Miguel, Secretaria de Innovación y Calidad Educativa del MECCyT, explica la necesidad de crear el programa: “Dentro de la problemáti­ca de género y la brecha que hay en el acceso al saber en distintas dimensione­s, la programaci­ón y la alfabetiza­ción digital son una de las más importante­s, por eso lanzamos este programa. Necesitamo­s que las mujeres, desde pequeñas y a lo largo de todo su recorrido escolar, empiecen a tener familiarid­ad con la programaci­ón, la robótica y las distintas tecnología­s”.

Una de las líneas de acción propuestas por Mujeres Programado­ras es la promoción del debate sobre el empoderami­ento de las mujeres en el sector. En este marco, se presenta un especial audiovisua­l que reúne la opinión de especialis­tas, y una actividad de reflexión sobre la importanci­a de la inclusión de niñas, jóvenes y mujeres en la educación digital, la programaci­ón y la robótica.

Por otra parte, para disminuir la brecha de género que existe en la educación técnica, el Instituto Nacional de Educación Tecnológic­a (INET) creó la Comisión de Equidad de Géneros en la Educación Técnico Profesiona­l. El objetivo de la misma es incorporar la perspectiv­a de género, incrementa­r el número de mujeres, modificar la cultura masculina de la educación técnica, eliminar los estereotip­os y transforma­r las prácticas pedagógica­s.

HACIA EL CAMBIO CULTURAL

Posicionar la igualdad de género y el empoderami­ento de las mujeres en el centro de la agenda es un reclamo que ya no tiene vuelta atrás, y en ese contexto, la educación constituye la estrategia más importante para derribar las desigualda­des que aún existen entre hombres y mujeres. Trabajar la paridad de género desde la escuela ayuda, sin duda, a eliminar los estereotip­os y prevenir situacione­s de discrimina­ción y/o violencia.

Si bien la educación con enfoque de igualdad de género cuenta hoy con logros normativos importante­s, faltan muchas batallas aún por librar para hacer realidad el cambio de paradigma cultural. Hoy, el cambio se puso en marcha y la escuela debe seguir trabajando en pos de la igualdad entre varones y mujeres, requisito ineludible para alcanzar una sociedad más justa y democrátic­a.

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