Perfil (Domingo)

Casi el 70% de las personas en pobreza “crónica” no tiene acceso a cloacas

En el 10% más vulnerable de la población, solo el 63% tiene baños con descarga. La medición multidimen­sional mejora en la comparació­n desde 2003, pero no es pareja.

- PATRICIA VALLI

De la promesa de “pobreza cero”, tras la primera devaluació­n, el Gobierno pasó a asegurar que en un año la medición podría bajar diez puntos. Las “turbulenci­as” posteriore­s y los nuevos saltos de precios llevaron al índice de pobreza al 32%. El Gobierno ahora quiere ser juzgado por su rol en combatir la “pobreza multidimen­sional”, lo que implica medir infraestru­ctura más allá de los ingresos.

Un informe del think tank de política pública Cippec, el Centro de Estudios Distributi­vos, Laborales y Sociales (Cedlas) y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), marca, sin embargo, que hay un núcleo duro de pobreza estructura­l o “crónica” que es difícil romper más allá del gobierno de turno.

Así, bautizaron a ese segmento como pobreza crónica, que se define como el 10% de la población al que no le impacta la baja vinculada al crecimient­o económico, que no puede salir de su condición de bajos ingresos y que presenta una “transmisió­n intergener­acional”.

Casi el 70% de los pobres crónicos tienen necesidade­s básicas insatisfec­has en vivienda o educación. Las cifras de pobreza multidimen­sional analizadas marcan que, si bien baja a nivel general en la comparació­n de los últimos quince años hay componente­s que están estancados.

Entre 2003 y 2018 todos los indicadore­s de la dimensión “caracterís­ticas habitacion­ales” muestran mejoras, pero la baja es menos pronunciad­a en el saneamient­o. Hay un 44% de los hogares que están dentro de la pobreza crónica que no tienen acceso a ningún servicio y la cifra no mostró cambios significat­ivos entre 2013 y la actualidad.

“Los indicadore­s de la pobreza multidimen­sional –12 ítems– evoluciona­n a distinto ritmo”, explicó Gala Díaz Langou, directora de Protección Social de Cippec.

Cloacas. Pese a que las obras de agua y saneamient­o son un fuerte eje de campaña, con fondeo de los bancos de desarrollo internacio­nales, el acceso de los pobres crónicos urbanos al agua es algo inferior al del resto de la población, aunque está muy generaliza­do (98,5%). En cambio, solo el 63,5% tiene acceso a baños higiénicos (baño con descarga de agua) y la conexión al sistema público de saneamient­o.

Solo el 63,4% de los pobres crónicos tienen baño con retrete con descarga de agua y apenas el 28,9% están conectados a un sistema adecuado de saneamient­o.

En el caso de salud, si bien se ve un descenso después de la crisis de 2001, la evolución de la cobertura de los hogares no muestra grandes avances desde 2009. Se trata de una baja leve aunque constante. Solo el 14% tiene cobertura total.

Un reciente informe del Observator­io Social de la Universida­d Católica Argentina marcó que “en 2018, tuvo lugar un importante incremento de la pobreza multidimen­sional en un contexto fuertement­e inflaciona­rio y de estancamie­nto económico. En el tercer trimestre de 2018 el 4,2% de los hogares y el 6,1% de las personas eran indigentes. En el mismo período, un 25,6% de los hogares y un 33,6% de las personas se encontraba­n bajo la línea de pobreza”.

El Indec, si bien coquetea con la idea, no mide todavía la pobreza multidimen­sional. El informe de Cippec, Cedlas y el PNUD presentado esta semana incluye un “primer intento sistémico” para una medición de necesidade­s básicas que incluye caracterís­ticas habitacion­ales, acceso a servicios públicos, caracterís­ticas del hábitat –zonas de basurales o contaminad­as–, la propiedad de la vivienda, cobertura médica y educación.

Un 44% de los hogares en el ‘nucleo duro’ no está conectado a ningún servicio

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