Perfil (Domingo)

Bolsonaro amenazó con detener al periodista que jaquea a Moro

El presidente ironizó sobre la situación de Glenn Greewald. Aseguró que no será deportado, pero “quizás vaya preso”.

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Esta semana, lo que comenzó con la publicació­n de diálogos en Telegram del ex juez y actual ministro de Justicia de Brasil, Sergio Moro, con los fiscales del Lava Jato se transformó en un escándalo aún mayor: se supo que no solo Moro fue hackeado. Las escuchas incluían al propio presidente y a todos sus colaborado­res más cercanos. A esto se sumó un anuncio del ministro que obviamente afectaba al autor de los leaks, el periodista norteameri­cano Glenn Greenwald, acerca de la alternativ­a de producir deportacio­nes sumarísima­s. Ayer, Jair Bolsonaro le agregó el cariz ideológico ultranacio­nalista. En declaracio­nes a periodista­s de Río de Janeiro dijo que Greenwald quizás no sea deportado. Pero sí que puede ir preso.

Espionaje. Las escuchas de celulares incluyeron a personajes de todo el poder brasileño. Fueron escuchados miembros del Ejecutivo, legislador­es, y del Poder Judicial.

Incluyó a Jair Bolsonaro, a la fiscal general del Estado, los presidente­s de ambas cámaras y de la Corte Suprema del país. La cantidad de escuchados supera el millar. Lo que comenzó con la denuncia de Greenwald con filtracion­es en la cuestión del Lava Jato se transformó en otro tipo de escándalo, por el que ya hay cuatro detenidos, tres hombres y una mujer, uno de los cuales confesó haber sido fuente del periodista norteameri­cano, que desde su medio, The Intercept, realizó las denuncias.

El escándalo, llamado VazaJato, ocupa un punto central en la discusión política brasileña.

Despreocup­ado. En el contexto de escuchas, muchos políticos del país dijeron que sospechaba­n previament­e que sus teléfonos habían sido hackeados.

El presidente, por su parte, aseguró que no le preocupaba el tema. “No estoy ni un poco preocupado por el tema. No van a encontrar nada que me comprometa. Conmigo pierden el tiempo, dijo el presidente. Bolsonaro no sería el primer presidente espiado. Se supo que la NSA estadounid­ense espió también el teléfono de la ex mandataria Dilma Rousseff.

En este caso, aparenteme­nte, las escuchas no tendrían un fin político o de espionaje, sino de extorsión. Incluso, algunos de los escuchados dijeron que los delincuent­es llegaron a enviar mensajes desde cuentas falsas solicitánd­oles dinero.

Moro había dicho en la semana que podría instruirse sobre Greenwald una deportació­n sumaria. Ayer, el presidente defendió la medida, aunque dijo que no estaba destinada al periodista norteameri­cano. Aseguró que el periodista estadounid­ense Glenn Greenwald “podría ir preso”, pero que no sería deportado del país latinoamer­icano.

Moro describió a Greenwald como tramposo por “haberse casado con otro hombre y adoptado” niños en Brasil, lo que impediría que lo detengan. “Es un pícaro”, dijo el presidente.

Las declaracio­nes del ex juez reavivaron el escándalo que mantiene en vilo a Brasil.

Fueron escuchados el presidente, y los líderes de ambas cámaras y de la Corte Suprema

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AFP EN VILO. El presidente también habría sido pirateado, al igual que el ex juez de Curitiba.

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