La leyenda de la explotación laboral diluida en archivos
El megaéxito de Parchis en los años 80 es el objeto apollidado de un nuevo documental disponible en Netflix. En su elección más lógica, pero también menos poderosa, el trabajo fílmico de Daniel Arasanz decide contar cronológicamente el nacimiento, el ascenso a la cima y la muerte del supergrupo infantil que signó varias pasiones durante la década donde el pop fue neón y felizmente ridículo sin saberlo. Y lo hace recurriendo metódicamente a material de archivo, algo que hay de sobra (aunque eso no implica que haya imágenes
nunca vistas) y a entrevistas a los protagonistas, desde los integrantes de la banda (Tino Fernández, Yolanda Ventura, Gemma Prat, Frank Díaz, Oscar Ferrer y David Muñoz) a padres, mánagers, tutores, fans y profesores. Es decir, a los planetas y satélites de un fenómeno como pocos y de una historia siempre con maquillaje de Dédalo, pero que nunca esconde su rostro: el de la fábula de entretenimiento XL que deviene un enjambre de condiciones mezcladas, desde el suceso a la estafa, desde la celebridad al pasado oculto que solo aparece como memorabilia.
Lo mejor y lo peor del documental son ellos, los Parchís, y la forma en que hablan de todo un poco. En ese sentido, ese “todo un poco” es el gramo que no hace al kilo: todo está surfeado, desde sus excesos como niños obligados a vivir en una gira de tres meses con cuatro horas de sueño a sus romances internos, de la vivencia de ser celebridad antes de los 10 años al momento del quiebre, todo es pisado con poca efectividad. El acceso a nombres claves en la historia es reducido a que sus declaraciones ilustren (no hay voz en off) pero todo finaliza liviano y más Wikipedia de lo que sus posibilidades permitían. Hay data, hay internas, hay vetas a explorar, pero el documental apenas las pisa a cada una de ellas. Incluso las vetas leves pero potentes, como el mundo travieso de niños que no quieren trabajar y destruyen hoteles de cinco estrellas. Ellos, los Parchís, cuentan desde el presente, pero salvo por unas pocas declaraciones desconocemos su actualidad, que funcionaría quizás en espejo como una perfecto foco desde el cual iluminar su propio pasado. Apenas se los muestra juntos al final y ahí aparece ese potencial que uno creía podía ser explorado: ¿cómo se sobrevive a ser un fenómeno popular antes de los 15 años? Al documental esa pregunta, y muchas otras, le importan poco y nada.