Sopa de personajes
El dilema de los próceres
Autor: Jorge Fernández Díaz Género: novela Otras obras del autor: Mamá; Fernández; Corazones desatados; La logia de Cádiz; La segunda vida de las flores; La hermandad del honor; Alguien quiere ver muerto a Emilio Malbrán; Las mujeres más solas del mundo; El puñal; Te amaré locamente; La herida Editorial: Alfaguara, $ 699
Hay libros que dejan huella y otros que se leen y no se terminan o simplemente ni siquiera se recuerdan. Si al lector le gusta Borges, y también las aventuras del emblemático detective Sherlock Holmes, y sabe quién fue Victoria Ocampo y otros escritores argentinos como Evaristo Carriego y Horacio Quiroga, y si a eso se suma que le apasiona la historia argentina, entonces El dilema de los próceres es la novela que dejará huella. Porque va a percibir los giros humorísticos, vueltas de tuerca y claves históricas y culturales. No es para un lector principiante, quien podría perderse entre tantos personajes, pero sí para aquel que está entrenado en la lectura. Aquí tenemos un thriller bastante extraño, una conspiración que Borges, que está convencido de que lo quieren matar, denuncia a Sherlock Holmes. ¿Quién mejor que el mítico detective para desenredar esta clase de ovillos? Pero el personaje que no aparece es Mr. Watson, y es entonces cuando Borges toma su
lugar. La conspiración tiene que ver con San Martín y Rosas. También va a aparecer una Victoria Ocampo desenfadada y progresista que ocupará un rol fundamental: “Victoria es una aristócrata argentina, monsieur. Un diamante que debe ser pulido”.
Situaciones graciosas entre próceres y escritores que la imaginación del autor nos permite disfrutar: “—Lafinur –respingué–. Casi me mata… del susto.
—El susto es mío. –Me entregó mecánicamente la mano enguantada, y de pronto despertó de su propio traspié”.
Borges le escribe un mensaje a Holmes en el que le dice que el plan secreto de esos conspiradores es mediocre y descabellado. “Pero son precisamente las ideas mediocres y descabelladas las que habitualmente tienen éxito”, agrega Borges. Y finaliza el mensaje: “Somos un vulgar detective apocalíptico y un temeroso profesor sin patria, perdidos en el peor de los laberintos”. Esos laberintos que tanto le gustaban a Borges.
La novela está dividida en cuatro partes: “Libro primero: Londres”; “Libro segundo: alta mar”; “Libro tercero: Buenos Aires” y la última parte, “Adrogué”. En esa última parte, una carta de una docente jubilada al mismísmo Fernández Díaz va a ser la clave de la conspiración.