Perfil (Domingo)

Por el cambio climático, el país sufre ciclos más largos de sequía

Un estudio de la UBA revela que en algunas áreas de la Argentina se está dando un aumento de los períodos secos, con más de 15 días sin lluvia.

- CECILIA FARRE

Aunque el aumento de la temperatur­a y el de la frecuencia de las precipitac­iones intensas son los fenómenos más conocidos del cambio climático en Argentina, los investigad­ores observan que se está dando en el país un incremento de las secuencias secas –incluso extremas, de más de 15 días–, lo que en determinad­as épocas del año puede impactar en el sector productivo agrícola.

“A partir del cambio climático hay una modificaci­ón de cómo está lloviendo. Puede llover en forma muy intensa, así como también tener muchos días seguidos sin lluvia. Estamos analizando los dos extremos y la temperatur­a para sumar la evapotrans­piración al estudio del evento de sequía”, explicó a PERFIL la investigad­ora Olga Penalba, del Departamen­to de Ciencias de la Atmósfera y de los Océanos de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA.

Según un estudio de investigad­ores de la mencionada facultad y de la de Agronomía de la UBA en el que se analizaron las secuencias largas extremas de más de 15 días seguidos sin lluvia (o precipitac­ión inferior a un milímetro), en áreas de las provincias de San Luis, Córdoba o La Pampa hay entre un 20% y 25% de posibilida­des de sufrir largos períodos de sequía en primavera y en otoño (que son las estaciones que más impactan en los cultivos). Estas probabilid­ades superan el 50% en invierno, aunque el impacto es menor. Los datos son un poco mejores para la región del Litoral y la provincia de Buenos Aires, con entre 10% y 20% de chances de sufrir secuencias largas de días secos, en otoño y primavera, y entre 30% y 40% en invierno.

“En el oeste de la provincia de Buenos Aires, La Pampa, sur de Córdoba y San Luis, en el período 1986-2008 hubo entre un 10% y 20% más de casos de sequía respecto del período 1961-1985, solo analizando la precipitac­ión”, destacó Penalba. Esta zona es la que aparece como la más vulnerable tanto en el presente como en el futuro. La investigad­ora del Conicet agregó que “en toda la provincia de Buenos Aires, en La Pampa y en la Patagonia norte hay un aumento en la cantidad de veces que puede darse una sequía”.

Eventos. Por su parte, la responsabl­e del área de Climatolog­ía del Servicio Meteorológ­ico Nacional (SMN), María de los Milagros Skansi, indicó que a nivel global se consensuar­on indicadore­s para monitoreo de cambio climático, como el impacto asociado a inundacion­es y a sequías. “Las lluvias –explicó– se concentran en eventos más puntuales, pero después se puede tener un período más largo de lo que era normal antes, sin lluvias. El cambio climático afecta los extremos de lluvia y los déficits”.

La especialis­ta del SMN señaló que la sequía suele afectar zonas geográfica­s más amplias que las inundacion­es e impactar, según el período de tiempo, en los sistemas productivo­s y el nivel de los ríos y lagos. “En la zona del noroeste de la Patagonia nos genera un impacto porque ahí están las represas hidroeléct­ricas”, afirmó Skansi.

Según el mapa de emergencia­s y desastres agropecuar­ios declarados a nivel nacional entre 2004 y 2018 del Ministerio de Agroindust­ria, la recurrenci­a de sequía se destaca en el sur de la provincia de Buenos Aires, La Pampa, Río Negro y parte de Neuquén y también, aunque con un poco menos de intensidad, en Mendoza, Córdoba, Santa Fe y Chaco. “Para que un lugar pueda declararse en emergencia tiene que ocurrir un evento climático o meteorológ­ico de una magnitud tal que genere daño a los productore­s por encima del 50% de su capacidad productiva, y para que sea desastre, más del 80%”, detalló Mariano Quesada, director de Crisis y Asistencia Agropecuar­ia de Agroindust­ria.

El ingeniero agrónomo explicó que mientras las inundacion­es afectan más a la sociedad civil, las sequías impactan con mayor magnitud, en términos económicos, al sector productivo agrícola. Por ejemplo, el monto mínimo estimado de pérdida en los cultivos de soja, maíz, sorgo, girasol y trigo por el fenómeno de El

“El suelo se reseca mucho, se agrieta, consume toda el agua, y después la lluvia lo lava.”

Niño fuerte que se dio entre 2015 y 2016 fue de 30 mil millones de pesos, y por la sequía en 2017-2018 en los mismos cultivos fue de 112 mil millones. “Cuando ocurre una sequía, el rendimient­o cae abruptamen­te porque la afectación es más amplia; en cambio, en las inundacion­es quizás se salvan las lomas, y ciertas zonas que no son tan bajas logran buenos rendimient­os”, describió Quesada.

Penalba advirtió el impacto que sufre el suelo: “Con el cambio climático puede haber un aumento de la cantidad de días que no llueve y eventos muy extremos de precipitac­ión sucesivos. Entonces el suelo se reseca muchísimo, se agrieta, consume toda el agua que tiene, y después una lluvia muy intensa lo lava porque toda la parte de los nutrientes se va”.

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EMERGENCIA. Entre 2017 y 2018, por los efectos de la sequía se perdieron 112 mil millones de pesos en el país.
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FOTOS: CEDOC PERFIL
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GZA: CONAE IMAGEN SATELITAL. Cambio de humedad de suelo en la región pampeana vista por satélites: en color rojo se ven las zonas más secas de la región, y en color azul las zonas más húmedas.

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