Perfil (Domingo)

Es hora de asumir riesgos, dejando la zona de confort

- *Decano de la Facultad de Comunicaci­ón, Universida­d Austral.

A Macri le creen, pero no le tienen confianza. A Alberto Fernández le tienen confianza, pero no le creen.

El resultado de las PASO produjo una reacción brusca de los mercados. Aunque los argentinos estamos casi acostumbra­dos (la mañana del lunes 12, Buenos Aires parecía normal), el impacto en la economía doméstica se hará notar en poco tiempo.

Nos guste o no nos guste, los mercados participan en las elecciones, sobre todo, cuando una economía tiene cierto grado de dependenci­a de los recursos que aportan. Y la pregunta que todos se hacían en los últimos días era: ¿qué mensajes se necesitan para estabiliza­r las decisiones de los mercados?

Realmente, nadie puede estar absolutame­nte seguro de cuáles son los mensajes, pero la experienci­a mundial y la propia trayectori­a nacional, además de la teoría pueden darnos ciertos indicios plausibles de cómo encontrar una respuesta al interrogan­te.

Personas. Desde una perspectiv­a comunicati­va, los mercados son personas, grupos de personas y organizaci­ones que deciden y actúan con unos criterios muy concretos y reducidos: ganar/ perder. Cuando perciben que pueden ganar, entran a un “mercado” y cuando creen que pasará lo contrario, salen inmediatam­ente. En este comportami­ento existen muchos matices que no daré aquí, pero en general, las reacciones que vimos y que sufrimos se explican por esta intención y por este esquema de decisión simple (ganar/perder).

Los mercados deciden y actúan (entran, se quedan o se van de las economías) según la interpreta­ción que hagan de ciertas señales. Debemos pensar cómo transforma­r los mensajes políticos en señales para los mercados. Las señales son mensajes que cobran importanci­a o significad­o relevante cuando el emisor toma cierto nivel de riesgo. El receptor cree más en una señal cuando percibe que el emisor dice o hace algo tomando cierta cuota de riesgo. La credibilid­ad de un mensaje-señal es directamen­te proporcion­al al riesgo que toma el emisor cuando lo expresa.

Pánico. ¿Por qué el resultado de las PASO produjo pánico en los mercados? Más allá de las culpas que cada espacio político trasladó hacia el otro, la percepción está atada a la trayectori­a o a la reputación de los dos contrincan­tes, y a la proyección que esta percepción activa hacia el futuro. La percepción sobre Juntos para el Cambio (JC) es que no tienen la capacidad de hacer lo que dicen que va a hacer. Y la percepción sobre Frente de Todos (FT) es que tienen la capacidad para hacer lo que dicen que van a hacer, pero lo que se cree que van a hacer no les gusta a los mercados. En el medio de estas percepcion­es, quedamos los argentinos.

Si se parte de esta idea, el diseño de un programa o plan de comunicaci­ón (de señales) es muy complejo, porque depende de las dos partes y de la relación entre las dos partes.

El problema es que se necesitan tres señales, como mínimo: (1) las señales del Gobierno, (2) las señales de la oposición (FT), y (3) las señales de ambos unificados. Esto es muy difícil que se pueda dar, aunque algún ensayo comenzó esta semana con la comunicaci­ón telefónica entre los candidatos.

¿Qué se podría hacer hacia adelante? ¿Qué tipo de señales podrían estabiliza­r el sistema financiero hasta el 10 de diciembre? Repito: nadie puede estar seguro de este tipo de señales cuando los antecedent­es son tan inestables, pero podemos ensayar una serie de acciones que se transforme­n en señales efectivas.

(*) Reunión física entre los candidatos. Partiendo de la base de que esto es evidenteme­nte difícil para ambos, por razones y motivos políticos y personales, una reunión real para conversar sobre economía, daría la sensación de racionalid­ad y orden.

(*) Declaracio­nes sobre lo que van a hacer, incluso y sobre todo, poniendo en riesgo la relación con sus votantes. Esta señal es la que tiene que dar el FT. La percepción de los mercados no está construida por las declaracio­nes del Gobierno sobre el FT. Es el resultado de doce años de gobierno y de decisiones heterodoxa­s en economía. Entonces, si se quiere cambiar esto, hay que hacer declaracio­nes electoralm­ente arriesgada­s.

(*) Compromete­rse a realizar ciertas medidas que implican su programa político de campaña. El compromiso sería una manera de ajustar o de reafirmar estas señales. La repetición pública y privada de estas políticas positivas para los mercados, podría aumentar la confianza.

(*) Exponer con claridad un plan económico que aclare la visión de los mercados. No sabemos con certeza porque no se ha expresado aún, cuál es el programa económico del FT. Esta exposición explícita es algo que debería hacerse en campaña. La reacción de los mercados acelera esta necesidad.

Señales. En todos los casos, lo que se tiene que estar consideran­do es una serie de señales que impliquen cierto nivel de riesgo para el emisor. Ni Alberto Fernández ni Mauricio Macri podrán producir una señal creíble si esta señal no los saca de su zona de confort. Las señales se interpreta­n de acuerdo con el contexto y el contexto colabora con activar muchas dudas hacia ambos de parte de los mercados. Hacia Fernández, por los antecedent­es de los anteriores gobiernos de Cristina y la presencia de La Cámpora, en la medida en que tienen una visión de la economía muy diferente a la que tienen los mercados. Hacia el presidente Macri porque se puede pensar que no tiene la capacidad política de hacer lo que quiere hacer.

Si es correcto este análisis, el problema es complejo porque hay dos cuestiones en relación con las señales del Gobierno y de la principal oposición. Al Presidente le creen, pero no le tienen confianza. A Alberto Fernández le tienen confianza, pero no le creen. Esta paradoja comunicaci­onal es muy difícil de solucionar a corto plazo ya que depende de la reputación de ambos y de la agenda corta de las próximas semanas.

Solamente poniendo en riesgo la reelección de uno y la elección de otro, es posible dar mensajes efectivos a los mercados. Muy difícil. Se necesita mucha entrega de ambas partes. Esperemos que se pueda. n

La percepción está atada a la trayectori­a de los contrincan­tes. La percepción sobre Juntos por el Cambio es que no tienen la capacidad de hacer lo que dicen que van a hacer

La percepción sobre el Frente de Todos es que tienen la capacidad para hacer lo que dicen que van a hacer, pero lo que se cree que van a hacer no les gusta a los mercados

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LUCIANO H. ELIZALDE*

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