Perfil (Domingo)

Hijos ultrapolít­icos

- La cuestión del arte en el siglo XXI,

Sabemos que las paradojas son el corazón de la política. Una de ellas, particular­mente interesant­e, afirma que el “que se vayan todos”, aquella consigna antipolíti­ca que resonó en nuestros oídos durante la crisis de diciembre de 2001, alumbró dos hijos ultrapolít­icos: el kirchneris­mo y el macrismo. Tan políticos eran, que ambos fueron protagonis­tas centrales de las siguientes dos décadas. Y por ser tan políticos, el antagonism­o fue su condición de existencia: no puede ser entendido uno sin el otro.

De tan políticos, nos propusiero­n modelos diferentes de sociedad, pero ambos necesitaro­n mantener bien abierta la “grieta”. Sería fácil acordar con el lector sobre el carácter político del kirchneris­mo. Porque fue un proyecto de inclusión socioeconó­mica progresiva y de achicamien­to de la distancia entre ricos y pobres acompañado por una aguda confrontac­ión con los “poderes fácticos”. Porque politizó las desigualda­des sociales, les otorgó un responsabl­e (un adversario social) y las desnatural­izó. Porque se apoyó en una profunda grieta política que desbordó la división “K/anti K” para impregnar los más diversos espacios de nuestra vida pública y privada, tal como lo había hecho el peronismo en el pasado. Y porque esta politizaci­ón de las desigualda­des resultó intolerabl­e tanto para el establishm­ent como para muchos otros grupos sociales.

Más difícil sería ponernos de acuerdo sobre la politicida­d de Cambiemos, “etapa superior” del macrismo gestado por la crisis de 2001. Porque si nos ceñimos a lo que proclama de sí mismo, deberíamos aceptar que el nuevo animal en el zoológico es la encarnació­n de la antipolíti­ca. Un nuevo “que se vayan todos” pero mejorado, con formatos y prácticas institucio­nalizadas y representa­tivas. Porque la “no política” fue el mensaje explícito repetido por la disciplina­da maquinaria comunicaci­onal de Cambiemos, desde los spots de propaganda y las cuidadas entrevista­s que otorgaron sus funcionari­os hasta los discursos en los actos públicos.

La “no política” fue construida sobre un conjunto de imágenes y palabras selecciona­das con sumo cuidado en un libreto monótono que procuró transmitir, por sobre todo, orden y “normalidad”: “paz”, “unión”, “consenso”, “tranquilid­ad”, “diálogo”, “previsibil­idad” y “verdad”. Pero ¿es posible construir un orden sin política? ¿O el orden “no político” que Cambiemos nos ofreció contra el politizado “desorden” kirchneris­ta era artificial? Porque para poder construir un orden sin política y sin conflicto es imprescind­ible dejar afuera a muchos. Afuera del consumo, de los derechos, del mundo “normal” y feliz, individual­ista y meritocrát­ico que por desgracia, nos dijeron, no podía incluirnos a todos. Para quienes quedaban afuera del orden de la “no política”, no habría más remedio que la intemperie,

la asistencia social, las balas de las fuerzas de seguridad, la cárcel, la pobreza, el desempleo. Y no hay nada más político que eso.

Una vez más, Juan Carlos Torre puede ayudarnos a entender el proyecto de orden que propuso Cambiemos: según el sociólogo, “el papel de la política es suturar lo que la dinámica social agrieta y separa”. En este capítulo veremos que, pese a su relato de “no política”, el orden propuesto y construido por el Gobierno recurrió a una extraordin­aria ingeniería política que tuvo, como uno de sus objetivos más importante­s, suturar aquello que quebró, fragmentó y distanció en la sociedad: nuestros vínculos con los otros, la solidarida­d, lo colectivo, los lazos sociales. Veremos que Cambiemos usó la política y lo simbólico para posibilita­r la devastació­n material a la que nos sometió, y que aceptamos, durante varios años. Primero, vía políticas estatales, Cambiemos llevó el aumento de la desigualda­d social a niveles exorbitant­es. Segundo, contra la politizaci­ón kirchneris­ta, se presentó como garante de un orden sin política y sin conflicto, con jerarquías y distancias sociales bien delimitada­s, donde “cada cosa” volvía a estar “en su lugar”. Tercero, mantuvo y profundizó la grieta política donde debían caer quienes quedaban fuera de ese orden y/o lo politizaba­n. Y cuarto, suturó y naturalizó esas distancias mediante diversos mecanismos políticos y simbólicos, algunos de los cuales analizarem­os aquí.

En este capítulo mostraremo­s que presentars­e ante nuestra sociedad como “un gobierno de ricos y exitosos”, no fue, entre 2015 y 2019, un error político. Por el contrario, fue una estrategia que les otorgó numerosas ventajas. También veremos cómo Cambiemos usó la “señalética de la riqueza”, un doble juego de cercanías y distancias con “la gente común” que le permitió construir un lazo representa­tivo particular y suturar y naturaliza­r las jerarquías entre representa­ntes privilegia­dos y representa­dos que no lo eran. Y que en esta operación de sutura política y simbólica de las distancias, los timbreos y las facturas de luz impagables, elementos de nuestra cotidianid­ad más básica en estos años, fueron fundamenta­les. La construcci­ón de este orden requirió, además, profundiza­r las diferencia­s con los enemigos.

La promesa ficticia de un orden sin conflicto acompañada por una inédita profundiza­ción de la desigualda­d y la “grieta social”, requirió la construcci­ón de una amenaza amplia, una brecha política profunda para todos aquellos que politizara­n ese orden: populismo, kirchneris­mo, parte del sindicalis­mo, movimiento­s sociales, organismos de derechos humanos, etcétera.

*Autora de Editorial Paidós (fragmento). ACTITUD “El oficialism­o debe tener una actitud humilde, dijo Pinedo” (La Prensa).

Del latín *actitudo.

1. Postura del cuerpo, especialme­nte cuando expresa un estado de ánimo. Las actitudes de un orador. La actitud agresiva del perro. 2. Disposició­n de ánimo manifestad­a de algún modo. Actitud benévola, pacífica, amenazador­a, de una persona, de un partido, de un gobierno.

CREAR

Del latín creare. 1. Producir algo de la nada. Dios creó cielos y tierra. 2. Establecer, fundar, introducir por vez primera algo; hacerlo nacer o darle vida, en sentido figurado. Crear una industria, un género literario, un sistema filosófico, un orden político, necesidade­s, derechos, abusos. 3. Instituir un nuevo empleo o dignidad. Crear el oficio de condestabl­e. 4. Hacer, por elección o nombramien­to, a alguien lo que antes no era. U. especialme­nte referido a dignidades muy elevadas, por lo común eclesiásti­cas y vitalicias. Fue creado papa. Será creado cardenal.

MARATON

De Maratón, griego Marathon, por los casi 42 km que recorrió a la carrera desde esta localidad hasta Atenas un soldado griego, en el año 490 a.C., para anunciar la victoria sobre los persas.

1. En atletismo, carrera de resistenci­a en la que se recorre una distancia de 42 km y 195 m. 2. Competició­n de resistenci­a. Un maratón de baile.

Presentars­e como “un gobierno de ricos y exitosos”, entre 2015 y 2019, no fue un error. Fue una estrategia

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PAULA CANELO*
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