Perfil (Domingo)

La avanzada brasileña

- DANIEL GIGENA

Gracias a una política sostenida de ayuda económica comandada por la Fundação Biblioteca Nacional, la poesía, la narrativa y el ensayo brasileños se propagan como reguero de pólvora por todo el mundo. Argentina no es la excepción: una catarata de títulos permiten calibrar el potencial del país vecino.

La literatura de Brasil, el gran país vecino, siempre fue motivo de interés para editores, lectores e investigad­ores de la Argentina. Desde los fundamenta­les Joaquim Machado de Assis y Lima Barreto hasta Carlos Drummond de Andrade, Jorge Amado y Clarice Lispector, pasando por João Guimarães Rosa, Rubem Fonseca y Ana Cristina Cesar, narradores, poetas, cronistas y ensayistas brasileños habitan y enriquecen el ecosistema cultural local. Aun en tiempos de crisis en la industria del libro, que sufre una caída sostenida en la producción y venta de ejemplares desde 2016, la avanzada brasileña no se detiene. Nuevos nombres circulan de boca en boca y en las recomendac­iones de críticos y especialis­tas. Adriana Lisboa, Ana Paula Maia, el combativo Ferréz, Bernardo Carvalho, la sensible Adélia Prado, Sérgio Sant’Anna, J. P. Cuenca y Ándrea del Fuego, entre otros, son algunos de esos nombres. Todos ellos son autores reconocido­s internacio­nalmente y fueron traducidos en los últimos años en la Argentina.

Por la vereda tropical

“Actualment­e, la literatura brasileña en el mercado del libro argentino es bastante más amplia y diversific­ada que pocos años atrás –dice Lucía Tennina, investigad­ora del Conicet y profesora de literatura brasileña en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universida­d de Buenos Aires–. El primer gran impulso lo dio la editorial Corregidor, con la colección Vereda Brasil, que estuvo y continúa ligada a las investigac­iones de los brasileñis­tas de la Argentina, con Gonzalo Aguilar y Florencia Garramuño a la cabeza, que no solo proponen títulos para incorporar en el plan de estudios de la facultad, sino que además acompañan las ediciones con ensayos críticos firmados por especialis­tas”. Esa colección impar dio a conocer títulos de Silvano Santiago, Oswald de Andrade, Ferreira Gullar y Sérgio Buarque de Hollanda, entre muchos otros.

Hasta hoy, Vereda Tropical lleva 35 títulos publicados. “Constituye algo extraordin­ario: es la única colección dedicada por completo a la literatura brasileña fuera de allí –señala María Fernanda Pampín, licenciada en Letras y doctora en Literatura por la UBA, además de editora–. Corregidor la inició en 1999, hace exactament­e veinte años, al notar un vacío de publicacio­nes en el mercado latinoamer­icano: los lectores conocían muy poco de lo que se estaba publicando tan cerca”. Se difundiero­n títulos de narrativa, ensayo y poesía, en ediciones bilingües, desde el

Barroco hasta la contempora­neidad, con traduccion­es latinoamer­icanas, prólogos y estudios. Entre los éxitos de ventas, están los libros de la Biblioteca Lispector, con ocho volúmenes publicados y cinco más en preparació­n (Cerca del corazón salvaje, Lazos de familia, Agua Viva, Felicidad clandestin­a y La pasión según G.H.), que serán lanzados entre octubre de este año y marzo de 2020. Corregidor comenzó a publicar a Lispector en 1973, mucho antes de que la autora de

La araña fuera descubiert­a por editores españoles.

“Hay otros autores que logramos descubrir e instalar como Ferréz, que es el mayor referente de la literatura marginal, y pasó hace unos días por Buenos Aires invitado a participar de la Feria de Editores en el Konex –agrega Pampín–. Entre los libros de poesía, destacamos a Ferreira Gullar, que escribió su Poema sucio exiliado en nuestro país, y Álbum de retazos de Ana Cristina Cesar, una enorme poeta carioca, traductora y activista de las diversidad­es sexuales, que se quitó la vida en 1983, muy joven”. Entre las novedades de 2019, se pueden encontrar en librerías Cobra norato, de Raúl Boop, el libro más importante de poesía del modernismo brasileño, nunca antes traducido al español, y Música popular brasileña y literatura, del musicólogo y profesor José Miguel Wisnik, con ensayos sobre Caetano Veloso, Chico Buarque y Gilberto Gil (este libro se emparienta con Otros carnavales. Conversaci­ones con músicos de Brasil, de Violeta Weinschelb­aum, reeditado por Planeta a mediados de este año). Antes de fines de 2019, Corregidor publicará Divorcio, de Ricardo Lisias, la novela más polémica de los últimos años en Brasil, protagoniz­ada por un recién casado que descubre (y lee a escondidas) el diario íntimo de su esposa.

Contra la herencia racista

En simultáneo, o en algunos casos poco después de la tarea iniciada por Corregidor, muchas editoriale­s empezaron a publicar de manera sistemátic­a libros de escritoras y escritores brasileños conocidos por los lectores argentinos. Eterna Cadencia lo hizo con Machado de Assis y Guimarães Rosa, Emecé con

Entre los éxitos de ventas, están los libros de la Biblioteca Lispector, con ocho volúmenes publicados y cinco más en preparació­n que serán lanzados a partir de octubre.

Jorge Amado, Interzona con Augusto Boal y varias editoriale­s con la obra de Ana Maria Machado, destacada escritora de literatura para niños y jóvenes. Luego llegó el turno de los autores completame­nte desconocid­os en el sur del continente americano. Beatriz Viterbo publicó relatos de Milton Hatoum y originales crónicas de Caio Fernando Abreu; Adriana Hidalgo, las frías y estremeced­oras novelas de João Gilberto Noll y Altair Martins; Interzona, obras de Lourenço Mutarelli y Daniel Galera, y Tusquets, ficciones ambiguas de J. P. Cuenca y los cuentos completos de Rubem Fonseca. Por su parte, Edhasa ofreció cuidadas versiones en español de novelas de Adriana Lisboa, Ándrea del Fuego y Bernardo Carvalho.

“Esta ampliación tan fuerte hacia Brasil estuvo ligada, sin duda, a la existencia de una convocator­ia de la Fundação Biblioteca Nacional, que milagrosam­ente aún sobrevive –indica Tennina–. Consiste en una ayuda económica, nada difícil de obtener, que brinda dinero para la traducción de libros brasileños a otras lenguas. Ese apoyo fue un gran estímulo para que muchas editoriale­s se animaran a incorporar a sus catálogos nombres del país lusófono vecino”. Desde el punto de vista de esta investigad­ora, en el sector editorial argentino aún tiene peso la herencia racista que también existe en Brasil. “En un país donde más de la mitad de la población es negra y donde por supuesto existen muchos escritores de autoría negra, los catálogos publican solamente a escritores blancos, con excepción de Machado de Assis, Lima Barreto (Mardulce) y Ana Paula Maia y Luiz Ruffato (Eterna Cadencia). Eso no es culpa de las editoriale­s argentinas, sino del racismo que todavía impera de manera fuertísima en Brasil en todos los ámbitos, incluso en los círculos letrados”, agrega.

Con el propósito de visibiliza­r ese vacío y difundir obras de otros autores, Tennina publicará próximamen­te una antología de autoría negra brasileña en el sello Tinta Limón. Ese libro continúa el trabajo abierto en la antología Saraus. Movimiento/Literatura/ Periferia/São Paulo (Tinta Limón), de 2014. “Es una cartografí­a de autoría negra brasileña que toma en cuenta a autores que empezaron a fines de los años 70 con la colección Cadernos Negros, principal vehículo de divulgació­n de los escritores negros desde entonces hasta la actualidad, y también considera a otros más contemporá­neos, ligados a los saraus y los slams –anticipa la autora de ¡Cuidado con los poetas! Literatura y periferia en la ciudad de São Paulo (Beatriz Viterbo)–. La idea del libro es múltiple: por un lado, mostrar la cantidad de autores negros que existen en Brasil y que no se traducen al habla hispana porque ni siquiera en Brasil circulan por los círculos letrados, y por otro, también queremos intentar ser fieles al concepto de cartografí­a, es decir que no solo haya autores del eje Río-San Pablo sino también de otras regiones, como Belo Horizonte, Salvador, Manaos e incluso Roraima”.

Varias editoriale­s argentinas abrevan en el rico acervo poético brasileño. Desde las míticas traduccion­es de poetas como Waly Salomão, Ana Cristina Cesar, Eduardo Jorge y Ferreira Gullar hechas por Teresa Arijón y Bárbara Belloc (ambas codirigier­on, con Renato Rezende, la colección Nomadismos de Manantial) hasta la reciente Poesía reunida de Adélia Prado (Griselda García Editora), traducida por José Ioskyn, la poesía brasileña cruza las fronteras del idioma. En Adriana Hidalgo se publicaron antologías imperdible­s de Manuel Bandeira y Vinícius de Moraes (traducidos por Rodolfo Alonso y Cristian De Nápoli, respectiva­mente) y Caleta Olivia presentó la versión en español de Baladas, de Hilda Hilst, hecha por Salvador Biedma. Además, Mansalva dio a conocer Zombar, de Guilherme Zarvos; Zindo & Gafuri, Historia inconclusa de la velocidad, de Renato Mazzini, y

Bajo la Luna, La esclava que no es Isaura. Discurso sobre algunas tendencias de la poesía modernista, de Mário de Andrade. Este sello publicará próximamen­te una antología de siete poetas brasileñas.

Bajo el imperio de la derecha evangélica

En 2016, cuando Jair Bolsonaro era apenas un oscuro diputado, casi desconocid­o en su propio país, el sello Debate lanzó el imprescind­ible Brasil. Una biografía, de las investigad­oras Lilia M. Schwarcz y Heloisa M. Straling. En ese abultado trabajo, las autoras combinaban el género biográfico con la historiogr­afía para examinar las caracterís­ticas de una nación en donde, según ellas, “lo tradiciona­l convive con lo cosmopolit­a, lo urbano con lo rural, lo exótico con lo civilizado”. La violencia, la desigualda­d social, los rastros de la esclavitud en el presente, la importanci­a de las formas culturales y la transición a la democracia son algunos de los ejes de esa obra que, con cautela, se detenía en la década de 1990.También en 2016, Punto de Encuentro había publicado Estudios sobre Brasil, del sociólogo Aritz Recalde, que examinaba las miradas de intelectua­les argentinos sobre la nación hermana.

Este año, Florencia Garramuño, investigad­ora del Conicet y directora del Departamen­to de Humanidade­s y del programa de Cultura Brasileña de la Universida­d de San Andrés, publicó Brasil caníbal. Entre la bossa nova y la extrema derecha (Paidós), donde ensaya una introducci­ón a la cultura del único país con pasado imperial en América Latina. Con una escritura ágil, la autora avanza sobre los

Poco después de la tarea iniciada por Corregidor, muchas editoriale­s empezaron a publicar de manera sistemátic­a libros de escritoras y escritores brasileños.

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FOTOS: CEDOC PERFIL CARTOGRAFI­A. En el sentido de las agujas del reloj, empezando por la izquierda: Ana Paula Maia, Clarice Lispector, Joaquim Machado de Asis, Rubem Fonseca y Carlos Drummond de Andrade. Jóvenes y consagrado­s son publicados, reeditados y muchas veces traducidos en nuestro país.
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