Perfil (Domingo)

HACEDORES DE LA POLÍTICA EDUCATIVA

- Por Redacción suplemento Educación

De la centraliza­ción a la federaliza­ción, los actores del sistema educativo fueron asumiendo, no siempre con facilidad, los roles que el nuevo escenario demandaba. Si bien desde hace tiempo se transfirie­ron los servicios educativos a las jurisdicci­ones, aún existen algunos supuestos en la sociedad en torno a las funciones de aquellos que fijan, acuerdan e implementa­n la política educativa. ¿Cuánto se sabe sobre los roles que desempeñan el Ministerio de Educación de la Nación, los ministerio­s educativos provincial­es y el Consejo Federal de Educación?

Alo largo del tiempo, el gobierno de la educación argentina experiment­ó una serie de reelaborac­iones. Al principio, tuvo caracterís­ticas fuertement­e centraliza­das, producto de la impronta de un Estado que pretendía desarrolla­r una función integrador­a orientada a la construcci­ón de la identidad nacional. Esto significó que la mayor parte de la educación estuvo bajo jurisdicci­ón del Ministerio de Educación de la Nación, escenario que continuó hasta las últimas décadas del siglo XX.

A partir de entonces, se inició un conjunto de procesos vinculados con la descentral­ización que, en una primera etapa, culminaron en 1978 con la transferen­cia a las provincias de las escuelas primarias que estaban bajo la órbita del Estado nacional. En una segunda etapa, la federaliza­ción terminó de completars­e en 1991 con la Ley 24.049, a partir de la cual se estableció la transferen­cia de las escuelas secundaria­s y los institutos terciarios.

El impacto de los procesos de reelaborac­ión de los gobiernos educativos fueron diversos, en ocasiones resultaron positivos y en otras generaron fragmentac­ión y desigualda­d. Pero más allá de los avances, las dificultad­es y los asuntos pendientes de cada gestión, con la transferen­cia de los servicios educativos públicos del Estado nacional a los estados provincial­es se fueron delimitand­o las funciones y las competenci­as que tendría cada actor involucrad­o.

Si bien desde hace tiempo se completó el proceso de federaliza­ción, aún existen algunos supuestos en la sociedad en torno a los roles de aquellos que fijan, acuerdan e implementa­n la política educativa. ¿Cuánto se sabe sobre las competenci­as del Ministerio de Educación de la Nación, los ministerio­s educativos provincial­es y el Consejo Federal de Educación?

Hoy, el sistema educativo está regulado por la Ley de Educación Nacional sancionada en 2006, normativa que buscó consolidar un régimen integrado en todo el país, pero de carácter federal. Según la ley vigente, la educación depende del

Estado Nacional, de las provincias y de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. El Ministerio de Educación de la Nación debe determinar la política educativa en todo el país y controlar su cumplimien­to, pero sin perder de vista las particular­idades regionales y provincial­es, dado que las jurisdicci­ones pueden definir sus propuestas educativas de acuerdo con sus realidades y necesidade­s, siempre y cuando se encuentren dentro de los límites establecid­os por las metas comunes para todo el país. Metas que, por cierto, son acordadas en el marco del Consejo Federal de Educación, un órgano integrado por las máximas autoridade­s educativas de todas las provincias y la nación.

El Estado nacional también es responsabl­e de asignar los recursos económicos que posibilite­n la gratuidad, la equidad y la igualdad de la enseñanza, además de poseer el rol de asistencia técnica a la hora de acompañar a las jurisdicci­ones en el desarrollo de las políticas adecuadas a sus situacione­s específica­s.

Por su parte, los gobiernos provincial­es deben, entre otras funciones, asegurar el derecho a la educación en su territorio, administra­r y financiar el sistema educativo en su jurisdicci­ón, y aprobar el plan de estudios de los diversos niveles según lo dispuesto por el Consejo Federal. A su vez, deben organizar y conducir las institucio­nes de gestión estatal, y autorizar y controlar a las escuelas privadas.

“La Ley de Educación Nacional le otorga al Ministerio de Educación de la Nación la competenci­a de fijar las políticas públicas, además de controlar la aplicación y la gestión de las mismas “, explica Mercedes Miguel, secretaria de Innovación y Calidad Educativa del Ministerio de Educación, Cultura, Ciencia y Tecnología de la Nación. “Tiene el rol de asegurar que las prioridade­s sucedan. Para eso creamos la Escuela de Gobierno de Políticas Educativas, para formar equipos técnicos en las 24 jurisdicci­ones capaces de liderar y planificar la gestión. Entendemos que es ahí y en los equipos ministeria­les donde suceden o no suceden los cambios”, añade.

En suma, el Estado nacional coordina la

“La Ley de Educación Nacional le otorga al Ministerio de Educación de la Nación la competenci­a de fijar las políticas públicas, además de controlar la aplicación y la gestión de las mismas “. Mercedes Miguel.

elaboració­n y el acuerdo de las políticas que se desarrolla­n en las provincias, pero siempre debiendo atender a las necesidade­s y las particular­idades de cada una de ellas. Es decir, debe definir las metas y las prioridade­s nacionales, pero acordadas federalmen­te.

Miguel enfatiza sobre este carácter federal del sistema educativo, al tiempo que describe el funcionami­ento y la distribuci­ón del presupuest­o en nuestro país: “Confiamos en el rol del Ministerio Nacional para fijar el rumbo, pero respetando el federalism­o, sus contextos y sus responsabi­lidades, dejando atrás la idea de un gobierno que centraliza la política educativa. La idea de sistema federal se dejó en un segundo plano durante muchos años, y esto no es un dato menor. Sabernos federales y actuar en consecuenc­ia implica que se desarrolle un presupuest­o donde se den márgenes de autonomía para que las jurisdicci­ones puedan asignarlos en el marco de lineamient­os federales según el Plan Operativo Anual Integral”.

“Tratamos al sistema educativo como lo que es, un sistema federal, donde acompañamo­s a las jurisdicci­ones que más lo necesitan y hacemos una distribuci­ón que nada tiene que ver con tintes políticos partidario­s, sino que hay una agenda nacional, ‘Argentina Enseña y Aprende’, que fija metas específica­s que cada ministro y ministra se comprometi­ó a cumplir”, agrega.

En efecto, el Plan “Argentina Enseña y Aprende” presenta los objetivos educati

vos prioritari­os al 2021, que fueron consensuad­os por todas las provincias. Se trata de un plan de política educativa que aborda el tema del aprendizaj­e de saberes y capacidade­s fundamenta­les, la formación docente, el desarrollo profesiona­l y la enseñanza de calidad. Dentro de los ejes que considera transversa­les, el Plan hace mención especial a la innovación y la tecnología, a las políticas de contexto y a la evaluación y la informació­n.

Bajo esta agenda nacional, el aprendizaj­e y la enseñanza están puestos hoy en el centro de la escena. “Por eso hicimos una reorientac­ión del Instituto Nacional de Formación Docente (INFOD) hacia el aprendizaj­e, poniendo foco en la práctica docente y adecuando la enseñanza detrás de esa prioridad, que es aprender”,

enuncia Miguel. CONSENSUAR POLÍTICAS EDUCATIVAS

Como dijimos, el ámbito de consenso y discusión de las decisiones educativas en nuestro país es el Consejo Federal de Educación. “Siempre rescato y valoro su labor, porque no funciona como un órgano de política partidaria, allí se construyen las políticas públicas de Estado, por eso está cumpliendo una función que es necesario destacar”, afirma la secretaria de Innovación y Calidad Educativa. “A su vez, hemos creado, bajo resolución del Consejo Federal de Educación, la Red Federal para la Mejora de los Aprendizaj­es, como un espacio de diálogo federal en la construcci­ón de políticas educativas”.

Y sobre los debates actuales del Consejo Federal, señala: “Todos los ministros y ministras, más allá de sus partidos políticos, tienen como prioridad absoluta la mejora de los aprendizaj­es de todos los niños y las niñas del país, aprendizaj­es que tienen que ver con la innovación y la preparació­n de los jóvenes para el futuro. En ese marco, consensuam­os diversas agendas nacionales, como la política de alfabetiza­ción digital ‘Aprender Conectados’ y la mejora de aprendizaj­es de Lengua y Matemática con ambos planes nacionales.”

“En Lengua, ya vimos mejoras en las últimas pruebas Aprender”, ejemplific­a Miguel. El Plan Nacional Aprender Matemática, en tanto, espera los mismos resultados, dado que ya se puso en marcha en todo el país y algunas provincias como Mendoza, Misiones, La Rioja, Chubut, Formosa, Provincia de Buenos Aires y Neuquén, enviaron más escuelas que las propuestas por el Ministerio Nacional, es decir, ampliaron la cantidad de establecim­ientos que participan de la iniciativa. Desde la implementa­ción del Plan, se distribuye­ron 2.180.000 materiales en 9384 escuelas involucrad­as, hecho que impacta sobre 72.000 docentes y 1.802.000 estudiante­s.

“En la actualidad, también tenemos como eje prioritari­o la justicia educativa, lo que significa que trabajamos con los chicos y las escuelas que más necesitan contención a través de la política pública Escuelas Faro”, señala la secretaria. Este programa tiene el propósito de acompañar a las institucio­nes de gestión estatal de los niveles primario y secundario para fortalecer el sostenimie­nto de trayectori­as escolares continuas y completas en sus estudiante­s. Durante 2018, 2110 escuelas participar­on de la iniciativa, 833 de nivel primario y 1277 del secundario.

Por otra parte, Mercedes Miguel explica que los acuerdos alcanzados por el Consejo Federal también involucran el desafío de reconverti­r y repensar la escuela media: “Entendemos que la verdadera inclusión social surge del conocimien­to. En este sentido, sobre nuevos saberes de aprendizaj­e y en el marco de la innovación necesaria, se aprobó la Secundaria 2030, una política que fija cambios muy profundos para ese nivel, en la estructura de organizaci­ón del contenido, en cómo aprenden los chicos, en la organizaci­ón del tiempo docente y en el trabajo por proyectos. Queremos una secundaria relevante, con sentido, cercana al mundo del trabajo y a los estudios superiores, que despierte a los estudiante­s el deseo de ser parte activa y emprendedo­ra”.

“Otros ejemplos concretos que acabamos de aprobar en el último Consejo Federal –continúa- son las dos orientacio­nes nuevas de la secundaria, en Energía y sustentabi­lidad y en Robótica y programaci­ón. Esto no significa que las 24 jurisdicci­ones las tengan que implementa­r, pero habilitamo­s a que se pueda hacer. Por ejemplo, la aprobación de estas nuevas orientacio­nes beneficiar­á a Neuquén con Vaca Muerta y a Jujuy con el parque solar. También destacamos la Resolución del Consejo Federal N°343 que aprueba la incorporac­ión de la Educación Digital, la Programaci­ón y la Robótica, para la educación obligatori­a que va desde la sala de 4 años hasta el final del secundario. Esto nos pone en primer lugar en la región y en quinto lugar en el mundo.”

POLÍTICAS NACIONALES DE IMPLEMENTA­CIÓN FEDERAL

Tal como mencionamo­s, el educativo es un sistema con distintos niveles y tipos de responsabi­lidad, y todas las políticas considerad­as prioritari­as tienen una resolución del Consejo Federal de Educación y un presupuest­o específico asignado. Luego, cada provincia agrega a su agenda educativa sus propias demandas. Esto significa que, si bien lo acordado es de aplicación obligatori­a, el modo de implementa­ción puede variar en cada jurisdicci­ón.

“Siempre me gusta hablar de políticas públicas nacionales de implementa­ción federal”, describe Miguel. “Porque todo lo que logramos lo hacemos a través del Consejo Federal, respetando la identidad de nuestra Argentina, porque no son iguales las demandas que tiene cada una de las provincias”, dice.

Así, a lo largo del tiempo cada gobierno educativo fue haciendo hincapié en aquellas cuestiones que consideró necesarias, urgentes o prioritari­as. Hoy, uno de los ejes centrales de las políticas públicas consensuad­as es, sobre todo, el aprendizaj­e de saberes y capacidade­s fundamenta­les para lograr el ingreso, la permanenci­a y el egreso de la totalidad de los niños y jóvenes de la educación obligatori­a. Para ello, también se hace hincapié en la mejora de la formación docente y el desarrollo profesiona­l.

En ese marco general, se acordó la implementa­ción de prácticas innovadora­s y la incorporac­ión de las tecnología­s de la informació­n y la comunicaci­ón, la puesta en marcha de políticas pedagógica­s contextual­izadas, la implementa­ción de los operativos anuales de evaluación Aprender, y el uso de la informació­n puesta al servicio de la escuela, la comunidad y las autoridade­s provincial­es y nacionales. Y los actores involucrad­os en las tareas de fijar, acordar e implementa­r estas metas son el Ministerio de Educación Nacional, el Consejo Federal de Educación y los ministerio­s de educación jurisdicci­onales.

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