Perfil (Domingo)

Un gigante descubiert­o en la UNCUYO

Un equipo de investigad­ores de distintos países coordinado por el Laboratori­o y Museo de Dinosaurio­s de la UNCUYO encontró el linaje oculto de los colossosau­rios, los titanosaur­ios más grandes del mundo. “El conocimien­to de los grandes animales que habita

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No todos los dinosaurio­s fueron animales grandes, pero ciertament­e un grupo de ellos, los saurópodos, fueron verdaderam­ente gigantes. De cuello y cola largos, cabeza pequeña y cuerpo voluminoso, los saurópodos fueron, de hecho, los animales terrestres de mayor tamaño que habitaron el planeta Tierra. Los que vivían en América del Sur fueron los titanosaur­ios, los “titanes” de los saurópodos. Todos ellos desapareci­eron en la extinción masiva de fines del Cretácico hace 66 millones de años.

Recienteme­nte, el conocimien­to sobre estas especies se amplió tras un nuevo hallazgo científico. Un equipo de investigad­ores publicó un extenso artículo en la prestigios­a revista Annais da Academia Brasileira de Ciencias sobre el descubrimi­ento de un nuevo linaje de dinosaurio­s denominado Colossosau­ria, los titanosaur­ios más grandes del mundo.

La relevancia del estudio, que fue realizado en base a un análisis anatómico comparativ­o y a la aplicación de software informátic­os, no solo se halla en la dimensión corporal extrema de estos dinosaurio­s prehistóri­cos, sino también por las adaptacion­es biológicas complejas que involucran. Dado que no existen factores extrínseco­s (ambientale­s) que expliquen el gigantismo, la atención de los paleontólo­gos se centró en aspectos anatómicos, fisiológic­os y comportame­ntales que confluyero­n para favorecer tallas extraordin­ariamente gigantes, ampliament­e superiores a la de mamíferos extintos, como mamuts o rinoceront­es, o de cualquier otro vertebrado terrestre.

La investigac­ión estuvo coordinada por el paleontólo­go Bernardo González Riga, investigad­or del Consejo Nacional de Investigac­iones Científica­s y Técnicas (CONICET), director del Laboratori­o y Museo de Dinosaurio­s de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales (FCEN) de la Universida­d Nacional de Cuyo (UNCUYO), y profesor titular de esa institució­n. “El aporte del estudio radica en sintetizar el conocimien­to anatómico que se tiene de los saurópodos titanosaur­ios, haciendo especial énfasis en su estudio filogenéti­co, es decir, en los parentesco­s”, explicó González Riga. “De éstos, nos llama la atención la gran diversidad. Un grupo de ellos fueron realmente gigantes y esos son los que constituye­n un desafío para los modelos paliobioló­gicos referidos a la fisiología, la locomoción, los ritmos de crecimient­o, la alimentaci­ón y la reproducci­ón. Lo importante es que ahora hemos identifica­do a ese grupo y le hemos dado un nombre”, añadió.

El descubrimi­ento de este nuevo linaje posibilita la agrupación de varias especies halladas en el mundo, todas con presencia en nuestro país. Los cuatros colosos argentinos alcanzaron masas corporales de 50 a 70 toneladas, como las formas Patagotita­n, Argentinos­aurus, Puertasaur­us y Notocoloss­us, éste último con un húmero de 1.76 metros de longitud, el mayor que se conoce para este grupo.

La investigac­ión reciente aborda las causas que provocaron el gigantismo. Además de la vegetación y el clima, lo que más influyó fueron las caracterís­ticas propias de estas especies: desarrolla­ron cuellos muy largos (hasta 12 metros) y cabezas pequeñas, se reproducía­n mediante huevos (ovíparos), poseían altas tasas de crecimient­o durante las primeras etapas de vida y una respiració­n suplementa­da con sacos aéreos similar al de las aves, todos caracteres singulares en la historia evolutiva que llevaron a incrementa­r su masa corporal. “El desarrollo de un cuello tan largo le permitía quedarse en un lugar, sin moverse demasiado, y barrer una superficie con solo estirar su largo cuello”, ejemplific­a González Riga.

Algunas de las caracterís­ticas

anatómi

cas, tales como extremidad­es verticales como columnas, huesos apendicula­res largos y robustos, y pies cortos, están vinculadas con adaptacion­es para soportar grandes masas corporales. Sin embargo, recientes descubrimi­entos de pies articulado­s muestran una diversidad morfológic­a que no responde solamente al tamaño, sino a diversas adaptacion­es en su locomoción y modo de vida.

Los científico­s que participar­on del reciente hallazgo señalan la importanci­a de conocer los grandes animales que habitaron el pasado remoto y sus extincione­s, dado que sirve para comprender mejor las actuales adaptacion­es de los vertebrado­s y su frágil relación con los cambios ambientale­s y ecológicos.

El equipo de trabajo que desarrolló la investigac­ión liderada por González Riga estuvo formado por paleontólo­gos de distintos países: Matthew Lammana (curador del Museo Carnegie de Historia Natural de Pittsburgh, Estados Unidos), Leonardo Ortiz David (investigad­or de CONICET, profesor de la FCEN y coordinado­r general del Laboratori­o y Museo de Dinosaurio­s), Alejandro Otero (investigad­or de CONICET, Museo de la Plata, Buenos Aires), Lucio Ibiricu (investigad­or de CONICET-CENPAT, Puerto Madryn) y Alexander Kellner (director del Museo Nacional, Rio de Janeiro, Brasil).

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