Quito: represión brutal e infiltrados
La crisis desatada por las violentas protestas de organizaciones indígenas ecuatorianas obliga a replantear los ajustes que el Fondo Monetario impone en sus acuerdos con los países de la región.
Ecuador atraviesa un momento dramático. El conflicto económico que ha derivado en una crisis política se ha extendido por 12 días. La causa de todo este drama son las medidas de ajuste que adoptó el presidente Lenín Moreno a comienzos de octubre pasado por medio del Decreto 883. El decreto, que se publicó a las 12.30 del miércoles 2, eliminó los subsidios al diésel y a la nafta, y liberó sus precios.
La respuesta a esos anuncios fue una serie de movilizaciones de protesta que fueron iniciadas por los transportistas y ahondadas después por las distintas comunidades indígenas que, en este país, tienen una cuota importante de poder territorial y político. El martes, una muchedumbre entró al edificio de la Asamblea Nacional, de la que fue desalojada con bombas de gases lacrimógenos arrojadas por las fuerzas de seguridad, en un procedimiento que dejó varios centenares de heridos. La gravedad de los hechos llevó a Moreno a decretar el estado de excepción –equivalente al estado de sitio– con toque de queda.
Según la Constitución ecuatoriana, el estado de excepción abarca la posibilidad de suspender derechos y garantías que son esenciales para la vida de una sociedad democrática. El toque de queda –desde las 22 hasta las 5 de la mañana– implica una limitación a la movilidad de los ciudadanos.
Debilidad. Lenin Moreno es un presidente débil. La historia de su llegada al poder no escapa a la de otros líderes que, una vez que son electos, cambian y se distancian de quienes supieron ser sus mentores. Vicepresidente de Rafael Correa entre 2007 y 2013, Moreno fue electo en 2017 encabezando la fórmula de la Alianza País, el partido del ex presidente Correa. Sin embargo, no bien asumió, se apartó de su predecesor.
Este hecho dio pie no solo a una estrepitosa ruptura y pelea entre ambos sino también a una escisión del partido que llevó a la aparición de dos facciones: morenistas y correístas. Correa acusa a Moreno de traidor, mientras que Moreno afirma que el traidor es Correa. No solo eso: también sostiene que el ex presidente es el que está detrás de muchas de las protestas y los desmanes que se han producido a lo largo de estos días.
Los movimientos indígenas tienen en Ecuador una fuerza singular. Cuando, en enero de 1997, el presidente Abdalá Bucaram intentó implementar una serie de reformas económicas, los indígenas se rebelaron. Hubo cortes de calles y barricadas en Quito. La magnitud de las protestas culminó con el derrocamiento de Bucaram, quien además debió abandonar el país.
En enero de 2000, el presidente Jamil Mahuad adoptó medidas económicas que fueron rechazadas de cuajo por las organizaciones indígenas, varios de cuyos líderes, que contaron con el apoyo de militares rebeldes, irrumpieron en el edificio de la Asamblea Nacional. Esto forzó a Mahuad a abandonar su cargo.
En 2004 fue el turno del general Lucio Gutiérrez, quien