Lenín Moreno decretó ayer el toque de queda y la militarización de la capital
El presidente de Ecuador, Lenín Moreno, decretó ayer el “toque de queda” y la “militarización” de Quito para permitir a las fuerzas de seguridad sofocar los violentos incidentes que estallaron en la ciudad, al tiempo que las organizaciones indígenas aceptaban, con condicionamientos, el llamado al diálgo formulado por el mandatario para salir de la crisis.
“He dispuesto el toque de queda y la militarización del Distrito Metropolitano Quito y valles. Esto facilitará la actuación de la fuerza pública frente a los intolerables desmanes de violencia”, dijo el presidente en un mensaje por redes sociales.
Por su parte, el Ministerio de Gobierno pidió a la ciudadanía que “acuda a sus viviendas”. “Esta medida estará vigente hasta nuevo aviso. Informarse a través de canales oficiales”, agregó, y precisó que la circulación por las calles solo estará permitida con salvoconducto.
Violencia. El presidente tomó su decisión a raíz de un recrudecimiento de las protestas del movimiento indígena, que ayer paralizó Quito mediante una masiva operación de marchas y piquetes, a la vez que miles de militantes se enfrentaban a las fuerzas del orden en el centro de la ciudad.
Encapuchados prendieron fuego y saquearon el edificio de la Contraloría, en el norte de Quito, a la que atacaron con bombas incendiarias.
Hasta ahora, las protestas contra la eliminación de subsidios y la consecuente alza de precios en hasta 123% de los combustibles se concentraron en el centro de Quito, pero ayer se extendieron a la zona norte, donde se ubican los barrios más acomodados, en los que hubo varias marchas, una de las cuales fue protagonizada por miles de mujeres indígenas .
Negociación. Curiosamente, el recrudecimiento de la violencia se produjo mientras la Confederación de Nacionalidades Indígenas de Ecuador (Conaie) aceptaba el llamado del presidente para sentarse a negociar directamente.
Pese a que inicialmente se había negado rotundamente a conversar con Moreno si no reponía los subsidios, la Conaie cambió de postura en “un proceso de consulta con las comunidades, organizaciones, pueblos, nacionalidades y organizaciones sociales”.
Uno de los dirigentes de la Conaie, Leónidas Iza, exigió la presencia de organismos internacionales como garantes del diálogo y pidió que se coloquen pantallas gigantes de televisión en las calles para que “el pueblo pueda resolver” sobre un eventual acuerdo.
El diálogo, precisó Iza, “debe ser público, en un lugar independiente, alejado de cualquier injerencia política y ante la presencia de organizaciones de derechos humanos”.
El dirigente indígena hizo un llamado a todos los sectores sociales, a otros colectivos indígenas, a los gremios del transporte y hasta a las asociaciones de amas de casa a sumarse al proceso para que un eventual acuerdo se haga “de cara al pueblo”.
Ecuador vive una grave ola de protestas desde hace diez días a raíz de un decreto firmado por el presidente que eliminó el subsidio a los combustibles en el marco de un ajuste pactado con el FMI.
El acuerdo con el Fondo, que aportó 4.200 millones de dólares, incluye demandas para reducir el gasto público e incrementar los ingresos del Estado, lo que despertó la indignación de grupos de trabajadores, indígenas y otros sectores sociales.
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