GUERRERA DE EXPORTACION
Aunque la profesionalización del fútbol femenino argentino recién está dando sus primeros pasos, la lucha que llevaron a cabo las jugadoras para llegar a este presente las convirtió en una suerte de líderes a imitar en países como Australia, donde sueñan con tener las mismas conquistas.
Esa fue la razón por la cual el Essendon Royals decidió contratar a la experimentada arquera de UAI Urquiza Gabriela Garton. “Siempre soñé con jugar en Australia porque es un país que me encanta para vivir. Lo que más me tentó de la oferta es que el técnico me habló sobre sus planes en el club y lo que está sucediendo en Australia en general, y quiere que yo trabaje en la formación de las futbolistas más pequeñas. Me encanta la idea de poder aportar algo de la pasión sudamericana que tuve la suerte de experimentar acá en Argentina”, explica la arquera de 29 años que integró la selección femenina en el último Mundial de Francia.
Hija de padre alemán y madre salteña, a los 8 años, y tras un intento fallido en el béisbol, Gaby se dio cuenta de que lo suyo pasaba por el fútbol. Así, se anotó en un equipo femenino de Estados
Unidos, país en el que nació y vivió hasta los 23 años, cuando decidió venir a conocer la tierra natal de su madre, tentada por una oferta de River. “A diferencia de lo que pasa acá, en Estados Unidos el fútbol es uno de los deportes más populares entre las mujeres, mientras que entre los hombres es más marginal. Y aunque me iba muy bien, a principios de 2013 una amiga me dijo que River estaba buscando arquera, y como yo acababa de sacar la ciudadanía argentina y tenía muchas ganas de conocer el país de mi mamá y de vivir en carne propia la lucha por la profesionalización, hice las valijas y me vine”, cuenta la licenciada en Estudios Hispánicos y becaria doctoral del Conicet en Sociología.
Por esas cosas del destino, su tesis final se convirtió, inesperadamente, en un libro al que le puso por título
Guerreras. Fútbol, mujeres y poder con capital intelectual,
y que tuvo gran repercusión. “En realidad fue un texto que escribí para la tesis final de la Maestría en Sociología de la Cultura y Análisis Cultural que cursé en la Unsam, basado en el caso particular de UAI Urquiza. Como a los profesores les gustó tanto, lo adapté para publicarlo como un libro. Gira en torno a la lucha de las futbolistas argentinas para llegar a este hermoso presente”, dice.
Después de su paso por River y de jugar dos temporadas en UAI Urquiza, a principios de 2015 y por cuestiones laborales vinculadas a su esposo, militar, se trasladó a San Luis, donde defendió los colores de Estudiantes de San Luis y de Sol de Mayo. Hasta que el año pasado decidió regresar a UAI Urquiza, donde la recibieron con los brazos abiertos. “UAI Urquiza es mi segunda casa. Por eso, aunque estoy feliz con esta nueva oportunidad, también estoy muy triste por tener que dejar este club que fue clave para la semiprofesionalización del fútbol femenino. Tal vez algún día regrese como entrenadora”.