Una experiencia basada en lo sensorial y en lo auditivo
Autor y dirección general: Martín Bondone Elenco: Pablo Ugolini, Analía Riamonde, Marta Traina, Lubert Pulval, Ariel Cáceres y Facundo Bogarín. Sonido: Nicolás Alvarez. Música original, arreglos y dirección sonora: Mirko Mescia. Coach vocal: Analía Cobas. Director: Facundo Bogarín. Teatro Ciego: Jorge Luis Borges 1974. Jueves y domingos 20 hs.
En Buenos Aires, en 2002, el Grupo Ojcuro, con dirección de José Menchaca, estrenó su versión sin luz de La isla desierta, de Roberto Arlt, en el Centro Cultural Konex. Fueron Gerardo Bentatti y Martín Bondone los fundadores del Centro Argentino de Teatro Ciego y desde 2008 consiguieron habilitar el primer ámbito específico en el mundo. Nació para todo público, dispuesto a una nueva experiencia: abrirse a los otros sentidos más allá del de la vista. Tienen una cartelera que va de martes a domingos.
Se definen como “Teatro ciego. Espectáculos en total oscuridad”, y este nuevo estreno –Odd Man Out (Sapo de otro pozo)– fue en coproducción con dos compañías norteamericanas: Theatre C y Cuchame (creada por Carla Costabile en el Off de Broadway) ya que forma parte del proyecto Pitchblack Inmersive Experience, por lo cual se presentará en simultáneo en los Estados Unidos con actores de esa nacionalidad.
Una de las características que han mantenido es entrecruzar a intérpretes ciegos con otros que no lo son, pero será imposible individualizarlos en el saludo final ya que todos usan anteojos oscuros. Aún mantienen en su cartelera espectáculos anteriores con el desafío de cenar mientras se escuchan textos, como sucede con A ciegas gourmet (2014), o su propuesta histórica a la que bautizaron Luces, la revolución (2016). Ahora y por primera vez se acercan a un tema más próximo en el tiempo –como el período de la última dictadura militar– y lo entrecruzan con una historia de amor. El protagonista es un músico ciego, del que se conocerá desde su niñez hasta sus éxitos en los Estados Unidos.
Aquí no hay escenografía, ni iluminación. El centro está en lo auditivo y en lo sensorial, ya que habrá algo de lluvia, frío y ciertos aromas envolviendo a esta historia. La música original, los arreglos y la dirección sonora están a cargo de Mirko Mescia y se transforman en esenciales. Matices y ritmos que se entrecruzan y permiten que el espectador emprenda este camino por el tiempo a través de distintas sonoridades.
Las voces de Pablo Ugolini, Analía Riamonde, Marta Traina, Lubert Pulval, Ariel Cáceres y Facundo Bogarín fueron cuidadas por Analía Cobas, para que nada se perdiera. El público solo al final descubrirá la posición de su silla ya que desde el inicio del espectáculo será guiado ante una platea desconocida, donde no importará la ubicación ya que la acción transcurrirá siempre muy cerca. Será difícil encontrar una palabra precisa, así como el voyeur es quien mira sin ser visto… ¿cómo se dirá quien solo escucha sin ver? Es una propuesta inquietante para todo ser sensible que se sentirá muy cuidado ante cualquier temor… es un túnel pero donde nada malo puede ocurrir: solo ficción.