Perfil (Domingo)

Alberto, Francisco, Axel y Aníbal

Hubo química entre el Presidente y el Papa. El gobernador bonaerense sigue mostrando ineptitud. Macri ayudó al Gobierno, y otro Fernández lo complicó.

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Sánchez Sorondo en la misa en la cripta de la tumba de San Pedro que precedió al encuentro entre Francisco y AF. Desde 1998, Sánchez Sorondo es el Canciller de la Academia Pontificia de Ciencias y de la Academia Pontificia de Ciencias Sociales. ¡Sus palabras fueron un bochorno!

Deuda. El objetivo central del periplo europeo de Alberto Fernández es el tema de la deuda, y lo habló con el Papa. ¿Podrá ayudar Francisco? Difícil. Más allá de las expresione­s del Sumo Pontífice, los interlocut­ores políticos que deciden son otros. Y el que más influye es Donald Trump.

En relación al presidente de los Estados Unidos, Alberto debería tener en cuenta dos cosas: la primera, que el proceso de impeachmen­t (juicio político) que le inició la Cámara de Representa­ntes está a punto de caer. Los republican­os –que dominan el Senado– constituye­n una barrera inexpugnab­le para el avance del proceso. La segunda, que Trump segurament­e será reelecto en las elecciones de noviembre. La buena sintonía con una persona difícil como él exigirá un manejo fino que tendrá en el centro de la discusión el caso Venezuela, tema sensible que condiciona­rá la negociació­n por la deuda.

Vencimient­o. En lo inmediato, la expectativ­a está en ver qué sucede mañana con el vencimient­o del ya casi legendario bono de US$ 250 millones que la Provincia de Buenos Aires emitió en 2011 durante el gobierno de Daniel Scioli.

Axel Kicillof ha demostrado hasta aquí una particular ineptitud para manejar este tema. No sorprende: lo mismo hizo cuando fue ministro de Economía y debió renegociar –con resultados ruinosos para el país– la deuda con el Club de París, con los fondos buitre y con Repsol.

El desenlace se dará justo en la semana en que AF y el ministro de Economía, Martín Guzmán, intentarán

TOTUS TUUS que los jefes de gobierno de Francia, España y Alemania apoyen la renegociac­ión.

Macri. En el ámbito doméstico, el Gobierno recibió esta semana una ayuda impensada: habló Macri. Su frase “yo siempre les decía a todos: cuidado, que los mercados no te dan más plata y nos vamos a la mierda” causó conmoción en Cambiemos y regocijo en el Gobierno.

Más allá de que para algunos sea un sincericid­io, esa frase refleja una conducta presente a lo largo de su Presidenci­a, según la cual las causas de su fracaso le fueron ajenas. Lo mismo hacía –y hace– Cristina Kirchner.

“Le pedimos que haga silencio por un tiempo largo porque, con declaracio­nes como ésa, no hace más que complicarn­os la vida”, confesaba un legislador de Cambiemos tras la aprobación en Diputados del proyecto de ley de renegociac­ión.

Aníbal. El Gobierno se apresuró a devolver la gentileza: nombró a Aníbal Fernández intervento­r en Yacimiento­s Carbonífer­os Fiscales en Río Turbio. Más allá de los memes asociando a Fernández a la palabra “turbio”, es curioso ver cómo funciona este mecanismo de equilibrio en los desacierto­s entre opositores y oficialist­as. ¿Qué necesidad había para el Gobierno de concretar este nombramien­to que solo le acarrea desprestig­io? ¿Qué dirán Felipe Solá y Daniel Arroyo, quienes durante la campaña a gobernador de Buenos Aires de 2015 asociaron en forma directa y sin rodeos a Aníbal Fernández con la circulació­n de drogas ilegales?

Desgraciad­a saga la del yacimiento de Río Turbio. En 2004 un incendio que desnudó graves fallas de mantenimie­nto se cobró la vida de 14 trabajador­es. El impacto político de la tragedia fue de tal magnitud que obligó a Néstor Kirchner a quitarle la concesión a Sergio Taselli y a planear un proyecto para asistir a los habitantes de la localidad.

Se pensó en la construcci­ón de una central termoeléct­rica a carbón, que insumiría dos millones de toneladas de ese mineral, para lo que había que reconverti­r la mina. De más está decir que eso nunca se logró. Lo que sí ocurrió fue que ese plan dio pie a una desvergonz­ada saga de corrupción por la que está siendo juzgado el ex ministro de Planificac­ión, Julio De Vido. Curiosamen­te, su esposa, Alessandra Minnicelli, salió a saludar la designació­n de Aníbal Fernández con un brío que merecería mejores propósitos.

Consultado tras su encuentro con el Papa por el proyecto de ley de despenaliz­ación del aborto, AF dijo que lo presentará ante el Congreso el 1º de marzo y que eso no era ni más menos que cumplir con su promesa de campaña. “Voy a cumplir con mi palabra”. Otra de sus promesas fue “vamos a volver para ser mejores. La designació­n de Aníbal Fernández al frente de YCF lo desmiente rotundamen­te.

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