Tres opiniones cenicientas
Luis Pestarini, legendario editor de la revista de ciencia ficción Cuasar y erudito del género, consultado por PERFIL, sostiene: “La literatura argentina tiene varios ejemplos destacados de escenarios posapocalípticos. Uno de los más notables es El año del desierto (2005), de Pedro Mairal, donde la civilización va retrocediendo hasta volver al imperio del desierto tras una serie de sucesos descontrolados. Pero no quiero pasar por alto el nombre de Carlos Chernov, que tiene dos excelentes novelas sobre la caída del mundo tal como lo conocemos: Anatomía humana (1993), sobre las consecuencias de una peste que elimina a casi todos los varones, y El sistema de las estrellas (2017)”.
La especialista e investigadora argentina Angélica Barrón opina que “La guerra del cerdo de Bioy Casares, donde se plantea una conjura en la que los jóvenes se proponen acabar con los mayores, puede compararse a las versiones conspiranoicas que aseguran que la epidemia de ahora está planificada para acabar con la población mayor”. Y destaca, entre otros, el cuento de Gorodischer Caviar negro, donde “los personajes de este cuento plantean el fin del universo entero por el triunfo de la entropía”.
Alejandro Alonso, reconocido escritor de ciencia ficción, autor del libro de cuentos Rutas de trascendencia y ganador del premio UPC, nos dice: “Lo posapocalíptico es un tópico bastante común en la literatura fantástica (sobre todo de ciencia ficción) en la Argentina, acaso por el hecho de haber sido esta una literatura más sociológica, concebida al margen de la tecnología pura y dura. O tal vez porque es una forma de abordar el género más sencilla que otras (ideal para escritores que no estaban familiarizados con el género), al no requerir necesariamente el desarrollo razonado de un nuevo orden para plasmar las encrucijadas a que se ven sometidos los personajes. Caprichosamente voy a rescatar tres novelas contemporáneas. El año del desierto, de Pedro Mairal (porque plantea un retroceso a la barbarie, destejiendo la historia en lugar de barrer con ella). El sistema de las estrellas, de Carlos Chernov (porque bebe de la mejor ciencia ficción, proponiendo nuevos órdenes sociales, tecnológicos y culturales). Y Los que duermen en el polvo, de Horacio Convertini (por esa capacidad que tiene el autor de tejer las angustias sociales y las personales, y porque no reniega del género)”.
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