Perfil (Domingo)

Una nueva visión en política exterior

- BRUNO FANELLI*

Como las fiestas de Año Nuevo son usadas para hacer un balance de nuestras vidas, las fechas patrias son usualmente aprovechad­as para reflexiona­r sobre la situación de nuestro país. Es por eso que, escribiend­o en la Semana de Mayo, uno no puede dejar de inquietars­e por las urgencias que enfrenta la Argentina. Voy a dejar de lado los agudos desafíos económicos para concentrar­me en un punto crucial: nuestra política exterior.

La política exterior argentina, desde la vuelta de la democracia, muestra líneas directrice­s que se han mantenido estables, más allá de los cambios de gobierno. Sin embargo, esas visiones compartida­s respondían a un mundo que se está fragmentan­do de modo acelerado. Esto es especialme­nte evidente en el caso de los organismos internacio­nales. Estos constituye­n un espacio vital para países como el nuestro ya que los organismos multilater­ales buscan resolver conflictos en base a reglas objetivas, desplegand­o un rol igualador en las relaciones internacio­nales. Al mismo tiempo, sirven para acceder a informació­n, facilitan la coordinaci­ón entre actores de similares intereses y ayudan a alcanzar soluciones globales. Por desgracia, la poca atención o directamen­te la abierta hostilidad de varias potencias han hecho que las organizaci­ones internacio­nales perdieran relevancia.

En el ámbito regional, el florecimie­nto de las democracia­s en los años 80 llevó a dos fuertes consensos regionales: el apoyo recíproco entre las naciones para fortalecer la institucio­nalidad democrátic­a y la búsqueda de un desescalam­iento en la competenci­a militar. Ambos objetivos operaban en conjunto: al eliminar las hipótesis de conflicto, perdía relevancia el sector militar que en el pasado había quebrado la institucio­nalidad democrátic­a. Ningún país ejemplific­ó esto mejor que el nuestro: rápidament­e se arribó a soluciones limítrofes con Chile y se comenzó una política de amistad con Brasil. La relación con este último supone la más importante para nuestra nación, ya que somos vecinos de una potencia regional cuya economía supera cuatro veces la nuestra y cuya población nos quintuplic­a. Fue en parte por este cálculo que la Argentina buscó una asociación con Brasilia, la cual se materializ­ó en el Mercosur. Sin embargo, la región no es lo que era; el comercio entre los socios del bloque solo ha caído a lo largo de los años y estos han comenzado a buscar otros horizontes comerciale­s. Por último, la asociación con nuestro país como manera de fortalecim­iento democrátic­o es una idea totalmente ajena a la actual administra­ción brasileña.

Frente a este contexto, estamos obligados como sociedad a encontrar una política exterior que sirva a los intereses de nuestro país. Es condición para esto una diplomacia activa que busque conservar los espacios existentes de multilater­alismo. Es necesaria una nueva visión acerca de cómo lidiar con un cambiante ambiente regional, en especial en relación con Brasil. Y es también fundamenta­l buscar aquellas oportunida­des de comercio en un mundo cada vez más complejo. Como en 1810 o en 1983, es esencial que las fuerzas políticas renueven sus consensos y su visión sobre el rol de la Argentina en el mundo.

*MA Global Governance University of Delaware, MA Estudios Internacio­nales UTDT.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina