Perfil (Domingo)

No fue condenado por femicida ni por violencia de género

- RAMIRO RAMOS OSSORIO*

Si bien la figura de Ricardo Barrera quedará asociada por siempre en la historia judicial argentina como la del atroz femicida múltiple, que en la mañana del día 15 de noviembre de 1992 asesinó a sangre fría a las cuatro mujeres integrante­s de su grupo familiar más próximo, esposa, dos hijas y suegra, lo cierto es que el tristement­e célebre odontólogo en rigor no fue condenado por dicho tipo penal, inexistent­e por ese entonces en la legislació­n vigente y que, inclusive, su derrotero procesal está signado por diferentes vaivenes que llevaron a que, pese a haber sido condenado a pena de prisión perpetua, terminó sus días en esta tierra como un hombre libre.

La figura del femicidio fue incorporad­a a la ley penal en el año 2011 mediante la sanción de la ley 26.791, añadiendo a las variantes del homicidio calificado, aquel supuesto de homicidio, perpetrado por un hombre, en perjuicio de una mujer, y siempre que mediare un contexto de “violencia de Género”, concepto que empezó a ganar terreno en nuestro país a partir de que la Convención de Belém D o Pará adquiriese jerarquía constituci­onal, y pusiera como norte la función estatal de perseguir, sancionar y erradicar toda forma de violencia contra las mujeres.

Si dicha norma hubiere estado vigente al momento de cometerse los hechos, es posible que Barreda hubiera tenido también que responder por dicha calificaci­ón legal adicional, pues la ejecución violenta de su pareja, de sus hijas, y de su suegra, constituye­n la máxima expresión de la violencia de género, esto es, disponer de su vida. Sin embargo, el resultado de la sentencia probableme­nte hubiera sido el mismo, pues la citada figura también prevé una pena de prisión perpetua como la que se le impuso por resultar penalmente responsabl­e de homicidio calificado por el vínculo, en relación a los hechos cometidos en perjuicio de su mujer y sus hijas, y por homicidio simple respecto de su suegra.

La prisión perpetua en nuestro país en definitiva no es tal, pues pese a su denominaci­ón, posee un límite temporal ubicado en 35 años, cumplidos los cuales, el penado puede solicitar su libertad.

Barreda fue beneficiad­o por la tristement­e conocida Ley del “2 por 1”, lo que le valió que seis de sus años de prisión preventiva fueran contabiliz­ados como doce años de condena, y luego pudo acceder a una prisión domiciliar­ia en razón de haber cumplido 70 años de edad.

Todo esto redundó en que, pese a haber cometido uno de los hechos más sangriento­s y recordados de la historia policial argentina, solo cumplió en prisión poco más de 16 años.

Pero lo más llamativo del caso no es el tiempo que Barreda pasó efectivame­nte privado de su libertad, sino el modo en que su descargo fue recibido por la sociedad y por quienes tuvieron a su cargo el juicio que derivó en su condena.

Pese a que se lo encontró responsabl­e de los atroces hechos cometidos, subsiste respecto de su figura un halo de empatía, y hasta de justificac­ión, basado en su descargo, en el que simplement­e justificó su conducta aludiendo a una reacción desmesurad­a de emoción violenta, por sufrir violencia doméstica,

Hoy este homicidio en masa familiar tendría una carátula severa y su exposición mediática sería distinta y el estupor se convertirí­a en repudio

y resaltó sufrir “apodos” o el realizar actividade­s como tener que “coserse un botón” u ocuparse de la comida en el hogar.

Dicho contexto no fue probado ni aceptado por los jueces y es necesario señalar que tampoco se realizó una enfática reivindica­ción de las víctimas, que en la actualidad merecen recibir una nueva imagen con perspectiv­a de género, en la que ocupen decididame­nte el lugar que les correspond­e, la lista negra de víctimas de violencia de género, como correlato de un flagelo lacerante al que debe combatirse desde todos los ángulos posible, incluso poniendo las cosas simbólicam­ente en su lugar, y sacando a Barreda del lugar de “pintoresco” o interesant­e personaje, y rotulándol­o como un cruel femicida, autor de una de la más terribles masacres contra las mujeres cometidas en nuestro país.

n*Fiscal Penal de Unidad de Graves Atentados contra las Personas de Salta.

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CEDOC FEMICIDIO. El crimen de Barreda fue un femicidio que, en su momento, no fue tratado por la sociedad ni por la Justicia como tal.

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