Mirada contrahegemónica
Hay casos claves en los que el arte tiene un rol potente en la arena política y en su vínculo con las instituciones, como el conflicto entre Venezuela y Chile
Contra el canon. El arte contemporáneo en un mundo sin centro
Andrea Giunta ensayo
Feminismo y arte contemporáneo; Vanguardia, internacionalismo y política; Poscrisis. El arte argentino después de 2001; Escribir las imágenes; Objetos mutantes
Siglo Veintiuno, $ 790
Que el arte latinoamericano es un reflejo opaco y tardío del arte europeo es un mito que Andrea Giunta, reconocida investigadora, evidencia y derrumba, con un análisis exhaustivo, agudo y preciso, en Contra el canon (editorial Siglo Veintiuno). Curadora de exposiciones internacionales (ahora al frente de la 12ª Bienal del Mercosur en Porto Alegre que, por la pandemia de coronavirus, se realiza de modo virtual) y autora, entre otros libros, de Feminismo y arte latinoamericano y Escribir las imágenes, Giunta disecciona con metodología comparada ese supuesto instalado –y hasta ahora aceptado–.
La autora alerta sobre la necesidad “de suspender el modelo evolutivo para hacer visible la simultaneidad histórica”. Con eje en el vínculo entre arte, historia y política, cuestiona el término periférico, al que recurren en forma despectiva desde los supuestos centros para aludir al arte de América Latina, Asia y África. Contra esa mirada eurocéntrica, reivindica la noción de vanguardias simultáneas para referirse al arte de posguerra –especialmente desde los años 60– en Europa y América Latina.
Para demostrar que la creación no surge en un lugar central y se expande hacia la periferia, en los capítulos que integran este imperdible libro aborda el indigenismo abstracto; la abstracción de Nasreen Mohamedi (nacida en Pakistán) y la abstracción latinoamericana. Además, indaga en la figura de la prostituta en la obra de Antonio Berni y su relación con la filmografía de Jean-Luc Godard en los años 60 –no se trata aquí de vanguardias simultáneas, sino de un horizonte cultural compartido–. Uno de los capítulos analiza la relación de Joan Miró con la creación del Museo de la Solidaridad (en Santiago de Chile, durante el gobierno de Salvador Allende) y el Museo de la Resistencia (creado por los exiliados chilenos en Europa durante la dictadura de Pinochet).
Hay casos claves en los que el arte tiene un rol potente en la arena política y en su vínculo con las instituciones, como el conflicto desatado entre Venezuela y Chile por una obra de Juan Dávila que representaba un Bolívar travesti. Otro caso emblemático es la exhibición León Ferrari. Retrospectiva, 1954-2004, con curaduría de Giunta, inaugurada en el Centro Cultural Recoleta en 2004.
Desde el momento en que el arzobispo de Buenos Aires, cardenal Jorge Bergoglio, se levantó contra la muestra calificándola como “una blasfemia que avergüenza a nuestra ciudad” (2 de diciembre de 2004), la escalada de violencia no dio tregua. Demandas judiciales, actos vandálicos y amenazas de bomba asediaron la exhibición. La exposición, sostiene Giunta, fue usada por la Iglesia como excusa para evitar que se discutiese en la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires un proyecto de ley de educación sexual en las escuelas. El artista y la curadora hicieron frente a una causa penal por el delito de discriminación e incitación al odio religioso. Al expediente se sumó otra denuncia penal aún más insólita por “hostilidades con peligro de declaración de guerra”.
“Las obras no solo ilustran la realidad, también la configuran