Perfil (Domingo)

Una multitud de anónimos

- RODRIGO LLORET*

AJuanito y a Ramona los h ice en col lage con mater iales de rezago porque era el entorno en que ellos vivían y así no apelaba al sentimenta­lismo. Yo le puse nombre y apellido a una multitud de anónimos y los convertí en un símbolo”. Así descr ibió el maestro Antonio Berni la creación de sus personajes más afamados: Juanito Laguna, un niño en indigencia, y Ramona Montiel, una desemplead­a que se convirtió en prostituta.

Con lienzos emblemátic­os como Manifestac­ión, el pintor rosarino se convirtió en el artífice de una obra cargada de denuncia. Berni creó un universo artístico que desnudó las promesas fallidas de ascenso social para miles de inmigrante­s que llegaron a Buenos Aires entre 1930 y 1950, persiguien­do las luces de la prosperida­d, pero fueron desplazado­s hacia los márgenes.

Las villas miseria nacieron a mediados del siglo pasado en medio de ese complejo proceso de urbanizaci­ón que dio vida a los grandes asentamien­tos populares que existen en el Conurbano hasta la actualidad. El autor intelectua­l de “villa miseria”, dos palabras que resumen la pobreza estructura­l argentina, fue Bernardo Verbitsky, que publicó Villa miseria también es América en 1957.

El padre del gran periodista que dirige El cohete a la Luna fue pionero en describir con agudeza la marginalid­ad: “Hay albañiles, serenos, empleadas domésticas, enfermeros, mecánicos, obreras de la fábrica de tejidos, un peón de funeraria, gente que ha trajinado en las cosechas. Están en Buenos Aires pero vienen de Chaco, Paraguay, Bolivia, Salta, Santiago, Entre Ríos, Formosa, Rosario. Una comunidad que intenta sostenerse y unirse en un escenario que los ignora e intenta expulsarlo­s”.

Asombra comprobar que el contexto no ha cambiado. Se trata de un mundo ignorado, hasta que una tragedia lo convoca. El repentino protagonis­mo de Villa Azul, diezmada por el coronaviru­s, es una muestra clara de ese triste fenómeno.

Los últimos registros oficiales sobre la Villa Azul de Quilmes se publicaron en 2019 y la radiografí­a es alarmante. Así lo reflejan el Informe Censo Villa Azul, elaborado por el entonces gobierno de María Eugenia Vidal, y el Proyecto de Transforma­ción Urbana del Área Metropolit­ana de Buenos Aires (AMBA), presentado por el Banco Mundial.

El 80% de los habitantes de Villa Azul vive en hogares construido­s en forma precaria y el 90% no tiene servicios básicos. Solo el 3% tiene cloaca, el 77% utiliza pozo o zanja y el 10% no tiene baño. Casi el 30% tiene conexión al agua por fuera de la vivienda y el 10% no tiene ningún tipo de acceso. El 96% usa garrafa y el 98% tiene medidor eléctrico compartido.

La situación de indigencia ha aumentado en los últimos años porque la mayoría de los habitantes de Villa Azul se han convertido en recolector­es de basura y porque se multiplica­ron los hogares monoparent­ales con jefatura femenina. El hacinamien­to es preocupant­emente alto, con más de cinco personas en promedio viviendo bajo un mismo techo y con el 70% de los hogares con varios menores de edad.

Hay un 5% de analfabeti­smo, el 75% de los mayores de 25 años no completó sus estudios secundario­s y la desocupaci­ón trepa al 26% en los hombres y al 48% en las mujeres. Hay un 11% de embarazo adolescent­e, el 71% carece de cobertura social, un 15% no consulta a un médico desde hace dos años y el 5% nunca visitó un centro de salud. El 94% no tiene vehículo propio. Y solo un 6% son inmigrante­s extranjero­s.

El distanciam­iento social y el aislamient­o obligatori­o han sido muy duros para todos. Pero mientras algunos tienen agua caliente en la ducha, co

Se trata de un mundo ignorado, hasta que una tragedia lo vuelve protagonis­ta

mida en la heladera, series en Netflix y banda ancha en el celular, hay otros que enfrentan desafíos mayores. El problema no es la cuarentena: el problema es que hay diferentes cuarentena­s.

Las villas miseria representa­n la mayor deuda histórica de la Argentina. Están ahí desde hace décadas, pero se mantienen ocultas, habitadas por una multitud de anónimos. Hasta que el Covid las pone en primer plano. Como antes lo hicieron Berni y Verbitsky.

*Doctor en Ciencias Sociales. Director de Perfil Educación.

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PABLO CUARTEROLO VILLA AZUL. Está hace mucho tiempo, pero el virus la puso en primer plano.

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