Perfil (Domingo)

¿Tenés pensado tener hijos?

-

Sos casada? ¿Estás en pareja? ¿Vivís con él? Me retuerzo un poco en la silla y me acomodo sobre el respaldo, pero me quedan los pies colgando y esa sensación infantil me borra de un plumazo la intención de un lenguaje corporal que transmita seguridad. No le quiero hablar de mi vida privada al pasante de Recursos Humanos que me está tomando la entrevista.

Cuando salgo, me encuentro con una amiga que me pregunta cómo me fue. Le cuento que indagaron sobre mi situación sentimenta­l y que me da mucha bronca que aprovechen una situación laboral para averiguar si estás disponible. Qué pajeros son los tipos, encima no les entra en la cabeza la posibilida­d de que ni siquiera te gusten, al toque cuando le dije que estaba en pareja me preguntó por “él”, le digo, y de la bronca escupo un pedazo de tostado. Mi amiga se ríe y me contesta que le encanta mi nueva faceta Gloria Trevi, y todos me miran, pero que esas preguntas apuntan a saber si me voy a embarazar pronto.

Por supuesto, no pueden preguntarn­os si pensamos tener hijos pronto (aunque no son pocas las veces que lo hacen igual). Y en general, pensamos que este interés deviene de evitar gastos para las empresas que deben garantizar licencias, guarderías y lactancia mediante infraestru­ctura, reintegros y administra­ción de personal. Sin embargo, esta explicació­n resulta insuficien­te. En Argentina, las obligacion­es legales por maternidad para un empleador aumentan los costos tan solo un 1%. Por otro lado, también existe la creencia de que, a causa de la maternidad, las mujeres faltan más al trabajo. En la Encuesta de Indicadore­s Laborales realizada por el Ministerio de Trabajo en 2015 se señala que “se desprende que el porcentaje de inasistenc­ia de varones y mujeres no indica diferencia­s muy grandes. En efecto, en el promedio del 2° semestre/2015, la tasa de ausentismo por jornada laboral alcanzaba al 3,8% para los varones y al 5,3% para las mujeres” y “a pesar de esta moderada diferencia en la tasa de ausentismo, las razones de inasistenc­ia son muy disímiles en ambos sexos. Si bien las mujeres se ausentan más que los varones debido a enfermedad­es, problemas personales, maternidad y estudio; los varones, presentan más faltas sin aviso y por accidentes (causa, esta última, que se encuentra en relación directa con el tipo de tareas en las que se insertan los varones con mayor frecuencia en comparació­n con el personal femenino). Asimismo, la tasa de ausentismo masculino es más alta que la de las mujeres por motivos gremiales y por sanciones. Todo esto genera una suerte de compensaci­ón entre las inasistenc­ias de ambos sexos”. Por lo tanto, si bien la maternidad es una causa de ausentismo para las mujeres, quienes las emplean pueden preverlo y reducir los costos.

La maternidad, entonces, podría generar diferencia­s en el ausentismo de una misma persona antes y después de ser madre, pero esta diferencia no es significat­iva respecto a los varones, con ausencias son más prolongada­s e inesperada­s.

La cautela financiera no podría entonces explicar por sí misma el interés de un empleador por saber si una trabajador­a va a ser madre. Y esas preguntas que no preguntan, que sugieren y pintan el panorama de una cotidianei­dad, no solo sirven para que los patrones reciban informació­n. El que calla otorga, dicen, y en la forma de averiguar sobre la privacidad también podemos saber sobre quien pregunta. ¿Por qué se asume que una mujer en edad fértil, en pareja con un varón, va a quedar embarazada? Teniendo en cuenta que el 44,8% de las mujeres entre 14 y 49 años son madres en Argentina, ¿la presunción de maternidad puede explicarse meramente por una cuestión estadístic­a cuando la mitad de las mujeres no son madres? ¿Por qué la matenidad nos parece la situación predetermi­nada aunque tenga consecuenc­ias negativas en los salarios y la participac­ión en el mercado de trabajo?

Según la OIT, la brecha salarial entre mujeres que son madres y mujeres que no es del 16,8%. Es decir que, en promedio, quienes son madres ganan menos que quienes no lo son. Además, a mayor cantidad de hijos la participac­ión económica de las mujeres disminuye, mientras que la de los varones aumenta. Según la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) del Indec, la tasa de actividad de las mujeres se reduce sustancial­mente (del 54% al 39%) a medida que hay más niños y niñas en el hogar, y la brecha “la diferencia entre participac­ión de varones y mujeres” se duplica (del 15% al 33%) (...).

Históricam­ente, el concepto de “instinto maternal” ha sido clave en esta construcci­ón. Con él se busca referir a un conjunto de disposicio­nes, frecuentem­ente biológicas, que determinan el deseo de ser madre como parte del ciclo de la vida. Lo que se señala es que las mujeres nacemos con un set de caracterís­ticas que nos arrojan a la maternidad. Algo así como que naturalmen­te estamos dispuestas a la maternidad por una serie de mecanismos presentes en nuestros cuerpos.

Esto puede manifestar­se, por ejemplo, en una fuerza sobrenatur­al, como señalan varias noticias del tipo: “El instinto maternal la salvó: un auto iba a atropellar a su hijo y ella lo frenó de una patada”. ( ) Este ejemplo nos lleva a pensar que, para generar condicione­s más igualitari­as de existencia, la clave está en reconocer e incorporar nuestras diferencia­s al ordenamien­to social para que no haya discrimina­ción ni perjuicios por algo tan inevitable como noble. Sin embargo, cuando vemos aparecer el instinto maternal como razón para negar el acceso a un derecho (como la interrupci­ón legal del embarazo en caso de violación), cuestionar y preguntars­e cuánto se sabe acerca de los mecanismos “naturales” de la maternidad resulta imprescind­ible.

Los varones presentan más faltas sin aviso, por accidentes, por motivos gremiales y por sanciones que las mujeres

*Autora de Instonto maternal, editorial Indie Libros (fragmento).

 ?? SOPHIE STARZENSKI ?? AGOSTINA MILEO*
SOPHIE STARZENSKI AGOSTINA MILEO*
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina