Puntos de fuga
Riqueza clandestina mentir
Cecilia Trosman Novela
Paradiso, $ 640
Licencia para
En Mataderos, a fines de la década del 60, una mujer de origen humilde recibe una carta en la que le informan que cobrará una herencia sustanciosa de un pariente lejano de Italia. Al principio no se lo comunica a su familia porque no está del todo segura de la veracidad de la información, pero cuando la corrobora tampoco lo hace, e inaugura una nueva excusa –tal vez es mejor darles una sorpresa; quizás conviene evitarles la ansiedad y los nervios–, cuya verosimilitud se irá volviendo cada vez más inconsistente. El secreto, de alguna forma, le revela la posibilidad de un mundo interior y pronto pasa a tener una vida paralela pletórica de esnobismo. Los paseos por la avenida Santa Fe se hacen cada vez más frecuentes y cada tanto entra en una confitería con una libreta donde anota los usos y costumbres de toda esa gente que considera distinguida.
En cierto modo, podría decirse que la novela de Trosman, a partir de entonces, empieza a adquirir ciertos ribetes “puiguianos”, entre otras cosas por la forma en que se incorporan elementos de la cultura popular, y máxime del cine, que pasa a constituirse en el tópico principal de las conversaciones que la protagonista mantiene con una nueva amiga a la que conoce durante su alojamiento en el Hotel Alvear, donde se hospeda por una semana, aunque solo durante el día (a su familia, que para ella pasa a ser casi una molestia, le miente que consiguió un trabajo bien remunerado en Recoleta), una vez que empieza a cobrar el dinero de la herencia.
Así, y como pasa con algunos personajes del escritor de General Villegas, el cine se le volverá un punto de fuga indispensable que tornará cada vez más difusos los límites entre la realidad y la ficción.