El retorno de una verdadera serie de culto inteligente
Creador: Rob Thomas Guionistas: Rob Thomas, Diane Ruggiero-Wright Dirección: Michael Lehmann, Michael Fields, Intérpretes: Kristen Bell, Enrico Colantoni, Jason Dohring, Origen: Estados Unidos (2019) Temporada: 4 Episodios: 8 Disponible en HBO y HBO GO.
Veronica Mars vuelve. En esta era donde cada serie se vende como una trufa a descubrir, cuando en realidad es Godzilla escondido detrás de un buzón, pocas series realmente pueden arrimarle el bochín a Veronica Mars: una verdadera serie de culto, y un real hito de las series inteligentes que se subestiman por su rubio diseño. Allá, hace más de una década, Veronica Mars cruzaba el mundo de Agatha Christie con el secundario norteamericano y aplicaba nervios narrativos forjados con nobleza natural a un guión que quiere a sus personajes, que sabe recorrer –y lo disfruta– su mundo y que confía en la ardillesca energía de su protagonista (la maravillosa Kristen Bell).
Así, en esa fórmula, el encanto de Veronica Mars llegó a tres temporadas y un largo, y ahora arriba esta cuarta temporada, que aprovecha el viento a favor que implica el valor de las franquicias y su tendencia a la reincidencia. Lo cierto es que hay mucho aquí que mira a los ojos de la creación de Rob Thomas, a su propio pasado, y lo celebra: no es lo mismo una adolescente detective que una mujer detective, y en ese sentido, la serie entiende de inmediato esa distancia entre aquella inocencia, aquella energía, y la decisión consciente de seguir investigando, sus costos, y la variante que implica mantener prendidos ciertos infiernos.
Lo más poderoso de Veronica Mars y su regreso es todo aquello que no se dice, que tiene que ver más con nosotros y nuestra insistencia en los personajes, en seguir con ellos, en verlos crecer. Kristen Bell entiende estos impulsos y sin nunca relegar la potencia que posee la investigación, o las heridas que se vienen, le presta a Mars toda su típica energía, pero correctamente abollada, correctamente procesada por el paso del tiempo. Es esa sabiduría la que respira cada episodio, que se mueve, claro, más por las tensiones de un misterio a resolver que por estas reflexiones. Pero aquí todo se mezcla un poco más que lo habitual (intenciones y exabruptos, y erupciones), y aunque falta la potencia de la película financiada por los fans (así de fanáticos son), sí existe esa maravilla que es siempre ver a Veronica Mars siendo su propio y encantador castigo. Y, claro, a todos esos secundarios siempre mucho más cuidados que en cualquier casita de papel que la gente confunde con algo bien contando.
JONáS ZABALA