“Los presupuestos oficiales aumentaron, pero fue por el paso del tiempo y la inflación”
Carlos Ben fue presidente de Aysa entre 2006 y 2015, y es uno de los ex funcionarios procesados por supuesta defraudación y sobornos en el caso de las plantas de agua de Odebrecht y Camargo Correa y sus respectivas socias locales.
La causa se centra en dos licitaciones de Aysa de 2007. Esta semana, quedó más cerca del juicio oral y público, luego de que el fiscal Federico Delgado solicitó la elevación. El expediente tiene entre sus procesados a algunos de los empresarios más importantes de la obra pública: Aldo Roggio, Carlos Wagner, José Cartellone. Todos niegan las acusaciones de supuesta defraudación y pago de sobornos. También los ex funcionarios señalados como supuestos beneficiarios.
—Una de las acusaciones del juez Sebastián Casanello es que los presupuestos originales de las obras crecieron exponencialmente luego de las adjudicaciones. ¿Por qué sucedió esto?
—Los presupuestos oficiales sí aumentaron, pero por el paso del tiempo y los efectos de la inflación sobre los costos que se habían destinado, y porque se perfeccionó o se modificó (el proyecto). Y esto es un tema de ingenieros, no mío. El 70% de la influencia económica fue la inflación. Después, los adicionales de obra en general no son aumentos de costos, sino más cosas construidas. Lo mismo pasa con las dos obras complementarias. Son obras afines a la planta.
—Hay pocos meses de diferencia entre el primer presupuesto y el segundo. ¿Puede haber influido tanto la inflación?
—Me refiero a inflación de los costos de los materiales de la obra, no de inflación de precios al consumidor. Algunos materiales eran producidos en el país y otro importados.
—Si el 70% fue por la inflación de los costos, ¿el otro 30% de diferencia entre los presupuestos a qué se debió?
—Hubo cambios en la obra: los pilotes o bases; los motores y unos galpones, entre otras cuestiones que implicaron más obra.
—Se cambió la ingeniería de la obra después de la licitación, como en el caso del soterramiento del ferrocarril Sarmiento…
—Se hicieron cambios que implicaron más obra.
—El juez habla de cartelización de las obras de Aysa. ¿Las empresas se repartieron las obras y acordaron las ofertas?
—Yo no lo sé, ni está probado en la causa, porque la cartelización es un proceso que hacen las empresas entre sí.
—Pudo ver los testimonios de los ex ejecutivos de Odebrecht admitiendo el pago de sobornos para obtener el contrato de Paraná de las Palmas...
—Sí, he visto las cosas que se publican y yo no tengo nada que ver.
—Paraná de las Palmas aparece varias veces en la planilla interna que elaboraban en Odebrecht para llevar la cuenta de los pagos indebidos a funcionarios y políticos, identificados con apodos. ¿Reconoce a alguno?
—Simplemente no, y te voy a decir por qué: como yo no tuve ninguna relación de este tipo y todavía no conozco cómo pudieron o a quién pudieron sobornar o comprar, no podría aportar nada, ni siquiera una sospecha de decir bueno, mirá, creo que este era fulano.
—¿Quién autorizaba los pagos a las empresas?
—Los pagos siempre se manejaron dentro de Aysa. Todo el traspaso de plata lo manejaba Roberto Baratta y Fabián López (ambos niegan las acusaciones en el caso Odebrecht). Los pedidos se hacían a José López, pero el presupuesto se llevaba el Ministerio o a través de Fabián López.
—¿Cómo llegó usted a liderar Aysa?
—Para mí sigue siendo un misterio. El ofrecimiento lo hizo el ministro de Planificación el día anterior a la creación de Aysa –tras la estatización de Aguas Argentinas–, me dijo: “Bueno, vamos a intervenir, vamos a rescindir el contrato de Aguas Argentinas y vamos a poner al presidente de la empresa”. Y ahí, sin más, llegamos. Creo que lo que primó básicamente fue mi conocimiento técnico.
—¿Nunca presenció o notó algún interés específico en favorecer a las empresas por parte de Cristina Kirchner, De Vido o algún funcionario?
—Mirá, ninguno a mí me pidió por Odebrecht. Nunca. Para mí que Odebrecht decidiera cotizar obras de agua fue un poco sorpresa, porque cuando nosotros mandamos el pliego en octubre de 2006 a Casa de Gobierno, la gente de Brasil estaba interesada en el gasoducto y las obras de agua y cloacas no era, digamos así, su interés principal.
—¿Tuvo en algún momento sociedades offshore?
—Mi señora tuvo una con mis hijas, que nunca funcionó y nunca tuvo actividad económica. La idea era usarla para la parte inmobiliaria. Yo no, jamás, jamás tuve cuentas afuera. No tengo nada de eso.
—¿Para qué formaron esa offshore?
—La idea era hacer actividades inmobiliarias. No tengo, digámoslo así, una vida ostentosa, ni mucho menos. Tengo una buena vida porque siempre tuve muy buenos sueldos desde el 82 para acá. Tuve varios cargos en Aysa incluso en la época de la privatización.n