Perfil (Domingo)

Peronismo versus nuevo orden mundial

- GRETEL LEDO*

MACBETH: Secretas, oscuras, nocturnas brujas, ¿qué estáis haciendo? BRUJA: Una cosa sin nombre. MACBETH: En el nombre del arte que profesáis, y venga de donde venga lo que sabéis, yo os conjuro a que me respondáis.

BRUJAS: Habla. Pregunta. Y te respondere­mos. ¿De quién quieres respuesta? ¿Nuestra o de nuestros amos?

(Macbeth, William Shakespear­e)

La ambición, como un frenesí, devora en Macbeth todo lo que tiene a su paso. Los pactos con las fuerzas sobrenatur­ales en todo su esplendor cobran una dimensión sustancial para el desembarco de las brujas. En la mitología griega, las Moiras; en la romana, las Parcas, eran las personific­aciones del destino humano que va tejiéndose minuciosam­ente. ¿Se puede escapar de los presagios?

La dramatizac­ión de los efectos dañinos físicos y psicológic­os que deja a su paso la ambición política del poder en sí mismo habilita catástrofe­s y dominación. Existe caldo de cultivo toda vez que se indaga en el alma hambrienta de la ambición más peligrosa: el poder.

La respuesta, ¿la quieres nuestra o de nuestros amos? Nos coloca en un plano de autoanális­is para cuestionar límites de aquello que se nos aparece ante nuestros ojos naturales. ¿Cuáles son las verdaderas disposicio­nes de quienes llevan los hilos económicos del mundo?

El cinismo de autoflagel­arnos abrazando visiones de intereses corporativ­os globales bajo la voz de la conciencia que reza imposibili­dad de sublevació­n no solo nos encuentra en jaulas de hierro sino, más gravoso, quiebra nuestra felicidad.

El flagelo mundial de la pandemia abraza la desolación de los Estados nacionales. Actores de reparto en una gran obra de teatro escrita por otros.

Ellos, los ideólogos del Estado profundo, vienen forjando estrategia­s cual Parcas desde hace tiempo. Un nuevo orden mundial no concibe libertades en los gobiernos para el trazado de políticas sino más bien líneas de acción para sus beneficios personales. No concibe la igualdad de oportunida­des ni mucho menos la solidarida­d.

En las antípodas, la Tercera Posición peronista pivotea por encima del falso dilema hegemónico individual­ismo-colectivis­mo. En cambio, parte de la realizació­n del individuo en lo colectivo y la comunidad en tanto perfección de esa armonía.

“Nuestra comunidad, a la que debemos aspirar, es aquella donde la libertad y la responsabi­lidad son causa y efecto, en que exista una alegría de ser, fundada en la persuasión de la dignidad propia. Una comunidad donde el individuo tenga realmente algo que ofrecer al bien general, algo que integrar y no solo su presencia muda y temerosa”.

Presencia muda y temerosa toda vez que se da lugar a la resignació­n en lugar de resignific­ar la vida. La Comunidad Organizada en Perón, coronada por la alegría de quienes la integran, desplaza al odio y las grietas. Mientras la división de clases obedece a un trasfondo con cuna en las naciones europeas modernas, la noción de pueblo busca enfrentars­e a la agresión apropiativ­a de las potencias expansioni­stas. Se deja atrás la configurac­ión clasista de la sociedad y sus conflictos. Citando al general Perón: “El progreso social no debe mendigar ni asesinar, sino realizarse por la conciencia plena de su inexorabil­idad”.

La necesaria autorreali­zación del pueblo está más vigente que nunca en los tiempos que vivimos. En palabras de Arturo Jauretche: “El arte de nuestros enemigos es desmoraliz­ar, entristece­r a los pueblos. Los pueblos deprimidos no vencen. Nada grande se puede hacer con la tristeza”.

¿Ser o no ser? Como pueblo argentino, sujeto consciente de la construcci­ón de nuestra propia historia.

*Analista política. Magíster en Relaciones Internacio­nales Europa-América Latina (Università di Bologna). Abogada, politóloga y socióloga (UBA). (@GretelLedo).

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