Perfil (Domingo)

Una institució­n dividida

- AMY ERICA SMITH*

Lo primero que debemos entender es que los militares brasileños tienen actualment­e opiniones muy divididas. Después de la última dictadura militar (1964-85), la institució­n como un todo rechazó la idea de gobernar el país. Ahora hay algunos cambios en ese rechazo, pero aún hay muchos militares que se oponen a la idea de gobernar.

En un primer plano está la división entre el Ejército, que es el que más se ha involucrad­o en el gobierno Bolsonaro, y las otras fuerzas.

En segundo plano, dentro del Ejército también hay una división. Hay militares muy bolsonaris­tas, que aceptan o apoyan la idea de intervenir en la política para proteger al presidente; otros lo apoyan pero no llegan a compartir la idea de una intervenci­ón y finalmente están quienes quieren que la institució­n permanezca neutral.

Una preocupaci­ón importante de ese tercer grupo es que un respaldo militar en este momento tan delicado estaría muy expuesto a un fracaso, lo que afectaría a la fuerza duramente en el futuro, cuando Bolsonaro deje el poder.

Los llamados a una intervenci­ón militar que hacen algunos sectores del bolsonaris­mo están siendo escuchados en este momento por algunos oficiales, pero no sé si sean los suficiente­s como para realmente producir un pronunciam­iento. Las Fuerzas Armadas brasileñas tienen una conciencia corporativ­a de sus intereses colectivos bastante fuerte.

Esa ambigüedad que no sepamos exactament­e el tamaño del grupo que apoyaría una intervenci­ón- ayuda a Bolsonaro a agitar la amenaza de un autogolpe.

*Politóloga de la Universida­d de Iowa. Autora de Religion & Brazilian Democracy.

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