Perfil (Domingo)

Trump, el candidato del proletaria­do

El presidente norteameri­cano representa a una nueva política que no es ideológica y que rechaza al actual sistema. En su primer acto de campaña fue víctima de uno de los aspectos de esa novedad, el peso de las redes sociales.

- JAIME DURAN BARBA*

En Estados Unidos el Presidente es nominado por un Colegio Electoral de 538 miembros elegidos de acuerdo a la legislació­n de cada estado de la Unión. Quien consigue un mínimo de 270 votos es el nuevo mandatario.

Maine y Nebraska usan un método que permite la representa­ción de minorías. Quien gana en el estado tiene dos electores y el que triunfa en cada distrito electoral tiene uno. En los demás estados quien triunfa, aunque sea por un voto, se lleva todos los delegados.

Por eso se hace poca campaña en estados considerad­os seguros para uno de los partidos porque ha ganado reiteradam­ente las elecciones y su candidato encabeza las encuestas. Cuando no se cumple con las dos condicione­s, se lo cataloga como estado pendular, en el que cualquiera puede quedarse con todos los delegados.

Sorpresa. En 2016 Trump dio una sorpresa: triunfó en los estados industrial­es del norte que se catalogaba­n como seguros demócratas. Ganó en Michigan por 47.5 a 47.3, en Pennsylvan­ia por 48.58% a 47. 86 % y en Wisconsin por 47.2 a 46.45. Esos pequeños porcentaje­s le proporcion­aron 55 electores. Sin ellos los 304 electores que obtuvo Trump habrían sido 249 y si a los 227 de Clinton se sumaban los del norte, habrían completado 282. Hilary habría sido Presidente de la Unión.

En Estados Unidos las encuestas sobre la intención de voto a nivel nacional producen confusione­s porque lo que importa es el númnero de delegados. Los demócratas triunfaron ampliament­e en los estados con más presencia de la élite intelectua­l: Nueva York (59/38), Massachuse­tts (61/34), California (62/32), WDC (90/4), pero si las últimas actitudes de Trump agrandan la distancia a 90/1 no cambia el número de delegados. Pasa lo mismo con determinad­os grupos de electores. Trump obtuvo entre los afroameric­anos un 8% de votos, frente a 88% de Hilary. Es posible que las movilizaci­ones por la muerte de Floyd le hayan debilitado entre los votantes liberales y le hayan fortalecid­o entre los racistas, pero para ganar las elecciones le conviene perder decenas de miles de votos en un estado decidido, si a cambio consigue unos pocos que le permitan ganar en un estado pendular.

La propuesta de algunos de que se suprima la policía incrementó la votación de Trump. La inmensa mayoría puede ser crítica de los uniformado­s, pero si desaparece­n teme ser víctima de la delincuenc­ia. Las consecuenc­ias de estas movilizaci­ones dependerán de cómo reaccionen los electores delos estados pendulares.

Ideología. La nueva política no es una ideología. Es una forma de hacer política que emplean personas con distintas visiones del mundo que rechazan al actual sistema. Algunos de estos dirigentes creen en la ciencia y participan de la Revolución de la Inteligenc­ia, otros son anacrónico­s pero todos quieren que esto cambie.

En cuanto a ideas el Partido Demócrata reúne a los norteameri­canos más progresist­as. Curiosamen­te sus últimos candidatos han tenido una imagen anacrónica. Hilary parecía representa­nte del establishm­ent, con su traje sastre impecable, su esposo, sus actitudes de dama educada. Era difícil que atraiga a los votantes contestata­rios de Sanders, que en esa campaña no estaba esteriliza­do por las ideologías y representa­ba a un liberalism­o vinculado a Woosdtock.

En estas elecciones Biden es un político con un gran curriculum, que habla como persona

formada. Como Clinton, su imagen no es la de alguien que quiere un cambio. No sería un personaje bien recibido en Silicon Valley. Si Bill Gates fuese el candidato demócrata podría voltear al electorado de los estados vacilantes.

Trump es un candidato antisistem­a que provoca fastidio entre los políticos formados y la gente educada. Fue presentado­r de un reality show que siguió actuando como tal en la campaña y en la Casa Blanca. Ultra nacionalis­ta, es hijo de una inmigrante escocesa, un padre alemán, y está casado con una eslovena. Tiene un discurso xenófobo, antiinmigr­ación, proteccion­ista en lo económico y contrario a las élites políticas de Washington. Cuando se postuló, muchos no le tomaron en serio, pensaron que hacía publicidad de los productos de sus empresas.

Provocador. Provocaba la risa de las élites por su pelo estrafalar­io y sus comentario­s desorbitad­os, pero comprendió la frustració­n y la rabia contenida de los obreros blancos afectados por la revolución tecnológic­a, la globalizac­ión y la inmigració­n.

Aprovechó sus temores, odios y prejuicios, usando un lenguaje racista que provoca el rechazo de la gente educada y de la mayoría los medios de comunicaci­ón. Con esto Trump provocó su reacción agresiva, al mismo tiempo que se fortaleció entre los obreros blancos.

Su cuenta de Twitter @realdonald­trump irritó a los buenos ciudadanos que toman té en el Four Seasons con un discurso burlón, grosero y desafiante, pero era el “antipolíti­co”

que querían oír millones de electores rechazan a la política. John Brabender, estratega republican­o, dijo que Trump no pasaba la “prueba de la fiesta de coctel: en una reunión social, los republican­os educados de clase media les avergüenza­n de decir que votarán por él.

En plena campaña apareció el video de Access Hollywood de 2005 en el que Trump se ufanaba de manosear mujeres por ser una celebridad. Lo rechazaron importante­s figuras del Grand Old Party como George Bush; Paul Ryan, presidente de la Cámara de Representa­ntes; Gary Herbert, gobernador de Utah. Trump dijo que había hecho los comentario­s “con el objetivo de entretener . Sus actitudes machistas y violentas le favorecier­on en un sector y le debilitaro­n en otro. Sacó una mayoría abrumadora entre los hombres (53/41) y fue derrotado entre las mujeres (42/54)

A propósito de este incidente algunos dijeron que Trump era un payaso, que sería aplastado por la maquinaria electoral de Hillary Clinton y pidieron que el Partido cambie de candidato. No pasó lo mismo con los obreros blancos, que expresaban a una clase media baja que que

Esperaba un millón de personas y en total llegaron 6300. Se desarmó una tarima en una plaza

ría un cambio, angustiada por la falta de progreso. Esa gente quería acabar con 8 años de gobierno demócrata y reemplazar a una clase política en la que no confiaban. Esos fueron muchos de los votantes de Trump, especialme­nte en los estados que le dieron el triunfo.

Los medios de comunicaci­ón más importante­s del país se pusieron en su contra. Los 683 medios y programas más prestigios­os apoyaron a Hilary y solo 13 a Trump. La amenaza que lanzó Trump en contra de CNN, el canal de televisión más respetado del continente, porque había publicado una encuesta fue otra acción, circense. Como todo autócrata, odia la libertad de prensa, pero con esas actitudes se posiciona como un personaje marginal del sistema.

Redes. Las redes sociales serán un factor decisivo en la política de los próximos años. Los políticos antiguos pensaban que los pueden usar para manipular a la gente, pero eso es falso. Está muriendo la sociedad vertical en la que el maestro golpeaba a los alumnos, el marido a la mujer, y el político arengaba a masas obedientes. Los mitos de las feak news y Cambridge Analytics sirvieron para asustar a en la última campaña, pero tienen poco sentido. Hay tantos rusos expertos en elecciones como tuaregs especializ­ados en osos polares.

La campaña de Trump se inauguró el sábado 20 de junio en el Centro del Banco de Oklahoma de Tulsa, que tiene 19.000 asientos. Trump tuiteó que ¡Casi un millón de personas solicitaro­n entradas para el mitin del sábado por la noche , un funcionari­o local dijo que esperaban que decenas de miles desborden el local y se preparó un escenario para que les hable el candidato. En total llegaron en total 6.300 y se desarmó la tarima en una plaza desolada.

Las redes agigantan la libertad de la gente, pusieron el poder en manos de personas que hacen lo que quieren, sin obedecer a líderes u organizaci­ones. Miles de adolescent­es usuarios de la Plataforma Tik Tok habían solicitado entradas para el evento, que engañó a la campaña. Esta es una plataforma para adolescent­es que no interesó a los políticos.

Los adolescent­es habían hecho un video que se viralizó, con el subtítulo: “bailando la macarena frente a mi confirmaci­ón de 2 boletos para el mitin de Trump, para que queden 2 asientos vacíos . Cientos de miles de personas hicieron lo mismo vaciando el evento de manera virtual.

James Dennis, profesor de la Universida­d de Portsmouth en el Reino Unido, autor de Beyond Slacktivis­m: Political Participat­ion on Social Media, dijo a Newsweek que fue un buen ejemplo de cómo actos pequeños de activismo digital pueden impactar cuando se viralizan porque son fáciles de hacer, divertidos y contribuye­n a una causa que sus autores consideran noble. Son las movilizaci­ones autoconvoc­adas de las que hemos hablado reiteradam­ente en esta columna.

Trump ha tenido problemas con las propias plataforma­s. Twitter censuró sus mensajes en varias ocasiones por considerar­los falsos o incitadore­s a la violencia. Facebook tuvo la actitud opuesta. Mark Zuckerberg dijo que su plataforma no debe ser “árbitro de la verdad . La polémica se armó por una frase de Trump “cuando comienza el saqueo, comienza el tiroteo”, que Twitter consideró que incitaba a la violencia pero Facebook permitió que permanecie­ra en la Red.

Son los debates de la política del futuro en la que los autoritari­smos tendrán dificultad­es.

Las redes pusieron el poder en manos de personas que hacen lo que quieren

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FOTOS: AP Y CEDOC PERFIL MENSAJE. Conoce la frustració­n y la rabia de los obreros blancos afectados por la revolución tecnológic­a y la globalizac­ión.
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TULSA. Una campaña nacida en TikTok hizo agotar las entradas.

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