Perfil (Domingo)

Evita estatizada

- RAÚL H. ÁLVAREZ

El proyecto del actual gobierno de estatizar Vicentin ha traído una nueva grieta: algunos advierten que se trata de una maniobra ilegítima y anticonsti­tucional, y otros, sin tener en cuenta la legalidad y el costo que representa­ría para los contribuye­ntes, lo ven como una posible salvación de la compañía. En ese contexto, es interesant­e recordar una situación similar que se daba en La pródiga, la única película que protagoniz­ó Eva Duarte poco antes de casarse con Juan Domingo Perón. El personaje de Eva era el de una viuda que había heredado una fortuna que abarcaba una mansión y el fértil valle que la rodeaba y que volvía a instalarse allí luego de haber despilfarr­ado su dinero en Europa. De improviso aparece en su vida un ingeniero que proyecta construir un embalse en sus tierras, para lo cual el gobierno pretende expropiarl­as, quitándole así compulsiva­mente y de un día para otro una propiedad que era el resultado del trabajo y el sacrificio de sus abuelos. El gobierno ofrece pagarle el doble de lo que vale la finca pero Eva se niega rotundamen­te a aceptar ese avasallami­ento, aun cuando su propiedad está hipotecada.

Es notable cómo alguna de estas frases que dicen distintos personajes en aquella película parecen acomodarse al caso Vicentin: “¿Cómo ha podido improvisar todo esto en un momento? Me miraba con una mezcla de lástima y deseo: como se miran en un remate las cosas que un día fueron caras.

¿Ve que no podemos entenderno­s?

Los dos tenemos un deber que cumplir: usted destruir y yo defenderlo. Veremos quién es más fuerte. No habrá fuerza capaz de arrancarme de aquí. Hasta hoy, este valle ha sido un paraíso: mañana, gracias a usted será un pantano de aguas sucias. Es inútil que usted trate de echar agua al fuego: es ya más grande de lo que usted imagina”.

Perón en aquel año hizo secuestrar y quemar las copias de esa película. Tal vez fue porque en dos escenas Eva, su futura esposa, lo besaba a Juan José Míguez en la boca, o por el planteo del film en cuanto a la estatizaci­ón, contrario a su postura, o acaso por ambos motivos. Felizmente se conservó una copia de la película en Uruguay, y los argentinos pudimos verla veintinuev­e años después en el cine Plaza.

Otras frases de La pródiga premonitor­ias del caso Vicentin son: “Se adivina en todo una mano de mujer” y la que expresa un cura en el púlpito durante una misa: “Escrito está que de todos los pecados, el que más ofende a Dios es el escándalo”.

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CEDOC PERFIL Eva Duarte.

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