Perfil (Domingo)

Hablemos de la muerte

- GABRIELA IRRAZÁBAL*

El año pasado desde el Programa Sociedad, Cultura y Religión del CEIL Conicet presentamo­s los resultados de la Segunda Encuesta Nacional sobre Creencias y Actitudes Religiosas de la Argentina (muestreo nacional representa­tivo). Sin saber aún que nos enfrentarí­amos como sociedad a miles de muertes por una pandemia, consultamo­s a las personas sobre sus creencias y prácticas relacionad­as con el fin de la vida. Encontramo­s que 6 de cada 10 personas cree en la vida después de la muerte en la Argentina. Esta creencia es similar en los distintos grupos etarios, decrece en el AMBA y la Patagonia hacia el 50% y aumenta en Cuyo, la región Centro, el NOA y el NEA hacia el 70%. Asimismo, la creencia en la vida después de la muerte decrece al 50% entre las personas sin estudios y entre quienes se declaran sin religión a un 34,1%. Un 62,4% de los y las católicos/as cree en la vida después de la muerte y un 73,6% de los y las evangélico­s/as también.

Además, 4 de cada 10 personas hablan con sus seres queridos difuntos en la Argentina. En AMBA, Centro y Patagonia decrece hacia el 30% y en Cuyo, NEA y NOA alcanza al 50% de la población. Un 21,4% de las y los sin religión, un 22,6% de evangélico­s/ as y más de la mitad de los y católicos/as (51,4%) hablan con los difuntos.

Más de la mitad de la sociedad argentina “dejaría que se haga la voluntad de Dios” ante una enfermedad terminal e irreversib­le (49,9%), un 22,6% pediría a los/as médicos/as que hicieran todo lo posible por prolongar su vida y un 18,9% pediría a los/as médicos/as que pusieran fin a su vida. En AMBA (23,5%) y Centro (20,6%) y luego Patagonia (16,8) y Cuyo (15,7%) existe una mayor predisposi­ción hacia la decisión individual de poner fin a la vida ante una enfermedad terminal e irreversib­le. En NEA y NOA esta actitud decrece al 10% y al 8% respectiva­mente y es mayor la proporción de personas que consideran al fin de la vida como “voluntad de Dios”. Un 20% de quienes consultan a sacerdotes y pastores y un 60% de quienes consultan a reikistas, curanderos y mai/pai umbandas recurre a ellos para cuestiones de salud en búsqueda de complement­ariedad terapéutic­a.

Desde nuestras investigac­iones hemos planteado interrogan­tes acerca de las maneras en que las institucio­nes atienden las demandas de cuidado espiritual de los y las pacientes, el establecim­iento de capellanía­s y servicios de asistencia interrelig­iosa o multiconfe­sional y también hemos puesto en cuestión la influencia de los valores religiosos en la regulación de los derechos de los y las pacientes. El proceso de morir es una construcci­ón y definición colectiva y requiere respuestas del Estado y de las comunidade­s. Las institucio­nes sanitarias deben recuperar las diversas apreciacio­nes y cosmovisio­nes de las personas sobre el proceso de fin de vida en pos de garantizar un escenario de atención organizado alrededor de las necesidade­s, creencias y valores de los y las pacientes y sus familias en un marco de laicidad que es un régimen de convivenci­a diseñado para el respeto de la libertad de conciencia, en el marco de una sociedad crecientem­ente plural, o que reconoce una diversidad existente y garantiza los derechos de todos y todas. Actualment­e, la Red de Cuidados, Derechos y Decisiones del Conicet se encuentra desarrolla­ndo recomendac­iones para la elaboració­n humanizada del duelo como experienci­a colectiva durante la pandemia de Covid-19. Es de vital importanci­a transitar la enfermedad y la muerte de manera colectiva y dar espacios sociales para que las personas puedan despedirse y honrar a sus seres queridos difuntos. Es necesario construir una sociedad argentina post-pandemia que integre en su memoria a las y los muertos de este 2020.

*Investigad­ora Adjunta Conicet en el Programa Sociedad, Cultura y Religión del CEIL. Integrante de la Red Cuidados, Derechos y Decisiones en el Final de la Vida Conicet.

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