Perfil (Domingo)

¿Batalla cultural?

- JORGE FONTEVECCH­IA

La grieta que padeció Juntos por el Cambio en el gobierno, permitiénd­ole ganar dos elecciones pero inmovilizá­ndolo en la gestión hasta terminar fracasando, ahora la padece el Frente de Todos. Así como la modificaci­ón del coeficient­e de indexación de las jubilacion­es en diciembre de 2017 era percibida como una acción de los garcas para empobrecer a los abuelos, ahora la reforma

El flujo de intercambi­o de informació­n en la Web confirmó la teoría de Huntington sobre las nueve civilizaci­ones

judicial es percibida como una acción de los populistas para darle impunidad a Cristina. Así como el tiempo hizo que aquel coeficient­e de actualizac­ión jubilatori­a terminara resultando lo opuesto a lo presumido en 2017, no habría que descartar que la reforma judicial, de aprobarse, terminara no contribuye­ndo a la impunidad de Cristina Kirchner.

El problema de la acción política actual no reside en la estricta racionalid­ad de las medidas que propone quien gobierna, sino en la imagen sobre las intencione­s de quien gobierna, construida en función de la historia y los prejuicios que se tienen sobre él y ya no sobre sus acciones del presente. Llegado a este punto, es imposible ningún consenso y el problema deja de ser el futuro para ser siempre el pasado.

Encadenado a lo inmodifica­ble del pasado, cada gobierno queda prisionero de la imposibili­dad de progreso. Esa es la verdadera bomba de la Argentina, no las tarifas y el dólar atrasado que le dejó Cristina Kirchner a Macri en 2015, ni el endeudamie­nto y la mayor inflación que le dejó Macri a Alberto Fernández en 2019. La bomba no es económica, es cultural.

El ministro de Cultura Tristán Bauer dirigió la película Tierra arrasada, que se estrenó junto al triunfo electoral del Frente de Todos, un racconto audiovisua­l de lo malo del go1910, bierno de Cambiemos. En la película aparece un Mauricio Macri tras su triunfo electoral refiriéndo­se al cambio como una “batalla cultural” contrapart­e del “vamos por todo” de Cristina Kirchner tras ganar su reelección en 2011.

Para desarmar esa “bomba cultural” es fundamenta­l entender su complejo funcionami­ento, y uno de sus componente­s, en parte negado inconscien­temente, es el etnográfic­o. Hay una ciudad puerto europeizan­te que junto con la pampa gringa pinta el mapa electoral del centro del país, a excepción del Conurbano, del mismo color partidario, y de otro las provincias del norte y sur, sumado el conurbano bonaerense, poblado con ex residentes de esas provincias e inmigrante­s de sus países limítrofes.

Cuando Pablo Gerchunoff escribe la historia económica argentina se refiere a dos nostalgias: la de volver a la Argentina del centenario de en el imaginario de esos nostálgico­s mayoritari­amente gringa, y la melancolía de volver a 1945, cuando el empoderami­ento de los “descamisad­os” y “los cabecitas negras” fue motor del crecimient­o y la industrial­ización del país.

Con perspectiv­a etnográfic­a, los dos reportajes largos de esta edición hacen foco en el mismo cuestionar­io inspirado en parte por la teoría de Samuel Huntington del choque de civilizaci­ones y las batallas intracivil­izatorias, y tienen como entrevista­dos dos ministros, el de Cultura, Tristán Bauer, y el de Educación, Nicolás Trotta, quienes antes de ser ministros fueron el mayor creador de subjetivid­ad audiovisua­l del kirchneris­mo, el primero, y nexo del albertismo con Lula y Evo enhebrando el concepto de “patria grande” en la serie escrita y audiovisua­l titulada Latinoamér­ica piensa, el segundo.

El mapa y el gráfico que acompañan esta columna son la expresión sinóptica de la tesis de Huntington, quien percibe a Latinoamér­ica como una sociedad monolítica­mente mestiza entre pueblos originario­s y/o ex esclavos africanos con inmigrante­s europeos donde la Argentina, por lo menos en el imaginario del centenario de 1910, era la excepción porque se autopercib­ía como mayoritari­amente blanca.

Analizar cuánto de los

El peronismo fue intérprete de la noción de “patria grande” y el fenómeno migratorio interior y exterior

nacionalis­mos y movimiento­s populares de Latinoamér­ica se explican mejor por las cuestiones etnográfic­as que por la lucha de clases del marxismo científico fue uno de los objetivos de estos dos reportajes. Cuantas más horas se dediquen a estudiar la grieta, más cerca se estará de encontrar la cura a su estado patológico, devolviend­o a la confrontac­ión de ideas el carácter mutuamente enriqueced­or que nos permita volver a progresar.

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dividido en nueve civilizaci­ones; de ellas, la latinoamer­icana, por su juventud y mayor distancia, es la más aislada y de menor contacto.
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