Después de la catástrofe
La casa del tornado
Autora: Lila Biscia
Género: poesía
Otras obras de la autora: Tierra animal
Editorial: Bajo la Luna; $ 500
“Encuentro suavidad/ en la palabra lejanía”, se lee en uno de los poemas, la mayoría brevísimos, de La casa del tornado, segundo libro de Lila Biscia (Buenos Aires, 1976). Páginas después, “la distancia no atropella la cercanía”. Entre una y otra orilla, el vaivén (o el envión) de textos se aleja y se acerca de la casa que es, alternativamente, el cuerpo, el blanco de la página, el útero materno, una constelación y también el pilar de las preguntas que se hacen a la intemperie: “dónde/ el amor/ es un lugar”, “cómo nombrar/ el trayecto de la desnudez”, “por qué tus manos/ son luces encendidas bajo el agua”, e incluso “qué voy a llevarme a la muerte”. Envuelta en raíces, en la casa del tornado habita la incertidumbre, “dentro/ y nada/ a la vez”.
La memoria del erotismo reemplaza la ausencia, tan concreta como unos restos de hormigón, y se convierte en alimento: “con los dedos/ nos dábamos las migas de pan/ en la boca”. En su avance tanto como en la retirada, la pasión ha provocado estragos: “esta casa hizo harapos con nuestras voces”. Así vestida, y vencida, con cierta inclinación al patetismo en algunos segmentos, la escritura alumbra la experiencia de la maternidad, que se perfila como el otro eje del libro. Mediante una canción de cuna o un pedido de rescate para mantenerse a salvo, el llamado a la madre engendra el llamado de la madre. Porque, aunque los vientos insistan en que “tener una casa/ no es nada”, las manos piensan por sí solas y construyen, así como escriben, un refugio después de la catástrofe.