Los lectores salvajes
János
Autor: Santiago Farrell
Género: novela
Editorial: Años Luz, $ 350
En apariencia es una primera novela, pero tiene todo el formato de una tercera, o cuarta. Farrell no es un iniciado, y como traductor denota el traslado de algo más que significados. Tal vez por eso la pequeña máquina que absorbe las palabras publicadas para generar una pócima mágica. Especie de opio extremo temático, según autor y libro. También es un Aleph químico, cuyo producto es el panegírico de los lectores de una Buenos Aires estroboscópica, como la de Arlt, fatigada en este siglo sin esperanzas. La primera persona, el narrador, es un joven al filo universitario y de la inutilidad, entre los juegos online, la conectividad excesiva y la profunda desazón por una familia disociada. Digno miembro de un nuevo club de la pelea.
La estructura es policial, con un húngaro, János, dueño del secreto de la transmutación lectora en la experiencia estética misma. Anciano, encuentra en Anto (renombrado por su lasciva hija) escudero sin Quijote y punterito narco. Lo bajo y lo alto, lo casual y el destino. Se intercalan textos en cursiva, como si los brebajes alucinatorios influenciaran en el lector mismo, espíritu del insoportable Carlos Argentino Daneri acudiendo con glosa galana, mal de época. Como la suciedad, la ambición, la traición, en un mundillo literario tan vívido como vigente. Pura acción, los sucesos en que aparecen los modismos mexicanos en los diálogos coronan esos tópicos del best seller: Los detectives
salvajes de Bolaño en la voracidad de un mercado sin rehenes. La literatura argentina puede esperar tranquila hacia dónde va Farrell, esta novela es un aviso grato que hace marca, luego otros libros vendrán a confirmar un proyecto literario de imaginación generosa.