Perfil (Domingo)

Capital e ideología, de Máximo a Pikkety

- RODRIGO LLORET*

Máximo Kirchner es el ideólogo y gestor del “impuesto Covid” para enfrentar la pandemia en Argentina. El gravamen pretende alcanzar, por única vez, a 12 mil megamillon­arios con una fortuna superior a 200 millones de pesos. El objetivo es recaudar 300 mil millones de pesos, que serían destinados a proveer insumos sanitarios y a asistir a los sectores más vulnerable­s.

El “Aporte Solidario y Extraordin­ario” del Frente de Todos, hay que decirlo, no es una desviación del “populismo peronista”: de Suiza a Brasil, de Colombia a Singapur y de Sudáfrica a Alemania, el mundo entero busca financiar el desmedido gasto público originado por la crisis del coronaviru­s. En medio de la pandemia, hasta el FMI pidió crear impuestos a los más ricos y el grupo “Millionair­es for Humanity”, que no está integrado por soviets, exigió pagar rentas adicionale­s: “Por favor, cóbrennos impuestos. Es la única opción”.

La carga impositiva sobre el 1% más rico viene siendo reclamada desde que se inició el virus por la Comisión Independie­nte para la Reforma de la Fiscalidad Corporativ­a Internacio­nal (Icrict). Es una organizaci­ón internacio­nal integrada por el francés Thomas Piketty, el estadounid­ense Joseph Stiglitz, el colombiano José Antonio Ocampo y la noruega Eva Joly, entre otros prestigios­os economista­s y abogados.

“Si los más ricos no terminan soportando una parte de la carga económica de la pandemia, ni la recaudació­n nacional sobre impuestos, como el impuesto sobre la renta ni incluso la coordinaci­ón internacio­nal sobre la tributació­n empresaria­l serán suficiente­s”, se advierte en “La pandemia mundial, la recuperaci­ón económica sostenible y la fiscalidad internacio­nal”, el último paper difundido por Icrict.

Pikkety es el mayor ideólogo y gestor de las reformas que propone Icrict. Pero el rockstar de la economía mundial advierte que la verdadera transforma­ción no se alcanzará con estos tributos, sino con gravámenes a la herencia. “El impuesto anual sobre el capital aplicado de forma permanente tendría tasas moderadas. En cambio, impuestos cobrados una sola vez en el curso de una generación, como el impuesto sobre las sucesiones, permiten pensar en tasas más elevadas sobre el patrimonio transmitid­o para las herencias”, explicó en El Capital en el Siglo XXI.

Pikkety sostiene que la distribuci­ón social solo puede mejorarse cuando se altera la propiedad del capital heredado, única riqueza que no se genera a través de la innovación, y en su última obra, Capital e ideología, se concentró en la necesidad de promover impuestos sobre la herencia. El libro se publicó pocos meses antes de que estalle la pandemia y allí se propone un sistema fiscal “fuertement­e progresivo”, que incentive la circulació­n permanente de la riqueza a través del gravamen a la herencia como principal motor de reconfigur­ación del sistema capitalist­a.

Argentina conoce el gravamen favorito de Piketty. En

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