El día que empezó la decadencia argentina
Después de décadas de guerra civil, el país llevaba setenta años de continuidad institucional cuando el quiebre del Estado de derecho inició un proceso de deterioro del que nunca pudo recomponerse, y cuyas consecuencias negativas aún perduran.
Septiembre de 1930. Horas antes del desenlace, un grupo de mujeres de la burguesía porteña se reunió en el entonces Hotel Palace. Tema excluyente eran los tensos momentos políticos que se vivían. Un señor mayor, con acento extranjero, escuchó la conversación y, molesto, las increpó: “Deberían estar de rodillas llorando y pidiendo a Dios que salve a su país. He visto nacer la Revolución Rusa, he vivido en Alemania y en Polonia. Las compadezco: cuando una cosa de estas empieza, no se sabe nunca cómo terminará. Desde hoy, solo puede la Argentina esperar odio, miseria y desesperación”.
Septiembre de 2020. A casi un siglo de aquella tragedia institucional, la Argentina atraviesa la más profunda crisis de su historia expuesta de forma descarnada por una pandemia global. Está empantanada en la grieta política y social. Su dirigencia la ha conducido a repetidos fracasos. Jueces, militares, sindicalistas, empresarios y empleados públicos, que gozaban de respeto y consideración, sufren desprestigio social. La mitad de la población vive en la miseria y otro tanto de los niños están en la pobreza. La corrupción es sistémica e institucionalizada. Sin moneda, el país vive de prestado con casi la mitad de su actividad económica en la ilegalidad y con los niveles de marginalidad, salubridad pública, analfabetismo y semianalfabetismo desbordados.
El episodio que se cuenta al principio fue un hecho real relatado por el escritor Álvaro Abós en su libro Ciudadano Botana. Allí cuenta la vida de Natalio Botana, el mítico creador y dueño del diario Crítica que hostigó al gobierno de Yrigoyen y fue pieza clave en el armado del grupo cívico-militar que lo derrocó. El relato fue directo y de ahí su valor: en ese grupo de mujeres estaba su esposa, Salvadora Medina Onrubia.
La descripción de la Argentina actual surje de varios datos esta
CLAUDIO R. NEGRETE*
dísticos y análisis que estudian desde hace décadas el proceso de la decadencia del país desde 1930, cuando su suerte institucional cayó en un tobogán con algunos altibajos que no pudieron frenar la tendencia. Durante el peronismo (entre 1946 y 1955), cuyo surgimiento fue consecuencia política de aquel golpe, hubo una recuperación del funcionamiento democrático pero no de las instituciones republicanas. Un proceso impregnado de tensiones y luchas políticas, de manipulaciones institucionales, y que fraguó la cultura del enemigo público.
La reacción fue una nueva violación al Estado de derecho con el golpe de 1955, seguido por una serie de crisis e interrupciones violentas de precarias democracias
Si se hubiese sancionado a los golpistas y restablecido el orden constitucional, otro hubiese sido el devenir del país que duraron 28 años, hasta la recuperación de la vida institucional en 1983.
Todas estas décadas de inestabilidad y de pujas por el poder entre un país legal y otro ilegal moldearon una anomia generalizada que bien describió el filósofo y jurista Carlos Nino al decir que la sociedad argentina muestra una tendencia recurrente a la ilegalidad, al no cumplimiento de las normas jurídicas, morales y sociales.
Explicaciones. Muchas veces, los extremos temporales entre el ayer y el hoy permiten explicar lo ocurrido en el medio. Pasaron noventa años del fatídico 6 de septiembre de 1930, y sus profundas secuelas socavaron como un virus letal el funcionamiento republicano del país.
Ese golpe sacó las previsibles y normales luchas políticas que se dirimían en el contexto de la legalidad constitucional para ubicarlas fuera del sistema, iniciando una etapa de violentas disputas por el poder con decenas de miles de muertes innecesarias. Abrió el camino para el nacimiento del partido militar que marcó a fuego el destino del país posterior y dejó, como nefasta herencia, la intromisión directa de la política en el sistema judicial. Un tema de extraordinaria vigencia en estos días.
Hagamos una abstracción de los protagonistas excluyentes de aquel hecho: el presidente Hipólito Yrigoyen y el teniente general José Félix Uriburu. Vale ubicarse en esos años para recordar que la Argentina había logrado consolidarse como un país joven y pujante tras desgarradoras gue