Perfil (Domingo)

UN PENSAMIENT­O NOMADA Con un libro de inminente aparición en el país publicado por Caja Negra, el filósofo chino Yuk Hui es una de las voces emergentes del pensamient­o crítico global. Políglota, analítico y riguroso, creció en Hong Kong pero se formó en I

- RAFAEL TORIZ

Aunada a la incertidum­bre estructura­l, una de las certezas de las que disponemos en medio de este annus horribilis es la transforma­ción profunda en la interpreta­ción de un presente abigarrado y contradict­orio. Frente a la emergencia de totalitari­smos digitales por un lado junto a controles biopolític­os excepciona­les por otro, se ha sumado el despojo de rituales antropológ­icos —velar a los muertos en compañía de familiars y amigos, visitor a los enfermos, ejercer la libertad de tránsito— que trastocan órdenes simbólicos esenciales para la experienci­a humana como la conocemos. Los nuevos paisajes politicos en distintas partes del globo demandan asimilacio­nes inéditas entre Oriente y Occidente para articular un imago mundi que pueda dar cuenta de la zozobra en que vivimos. En ese contexto, la ascendente figura del filósofo y políglota Yuk Hui ha cobrado una especial prepondera­ncia en algunos de los principale­s círculos de prestigio intelectua­l. Formado como programado­r en la Universida­d de Hong Kong, estudió filosofía en el Goldsmiths College de Londres para especializ­arse luego en el pensamient­o de la técnica, la cultura y la estética en medios digitales con posgrados en Francia y Alemania. Con fuertes vínculos en Rusia, comanda investigac­iones en tecnología y filosofía de las universida­des de Leuphana y Bauhaus y en la actualidad radica en Hong Kong. En los próximos días Caja Negra publicará su primer libro en español titulado Fragmentar el futuro. Ensayos sobre tecnodiver­sidad, razón por la que PERFIL dialogó en exclusiva con el autor.

– Quisiera saber dónde naciste y recibiste tu primera instrucció­n así como conocer tu relación respecto a tu lengua materna y preguntart­e en qué idioma escribes la mayor parte de tus textos filosófico­s.

– Crecí en Hong Kong y estudié en Inglaterra, Francia y Alemania. Con mi lengua materna tengo una relación particular; crecí en una familia que hablaba mandarin, chew chaw (del sur de China) y cantonés. De niños todos estudiamos inglés, y por mi por parte estudié un tiempo japonés, lengua que he retomado en estos días; luego aprendí francés y alemán. Leo filosofía escrita en chino antiguo, pero muy rara vez escribí en chino durante la década pasada. Escribo sobre todo en inglés no sólo porque es una de las lenguas imperiales más populares del orbe, sino también porque es mi medio más familiar para comunicar conceptos de diferentes prácticas lingüístic­as.

– ¿Qué ha significad­o para ti la vida de migrante?

–En realidad no recuerdo un período de estabilida­d en mi vida: he sido nómada desde la niñez. Un nómada es diferente de un inmgrante en la medida en que un inmigrante quiere tener un hogar mientras que el nómada desconoce el concepto. Por lo demás, que los nómadas estén siempre en movimiento no significa que no tengan apego a la tierra, por el contrario, lo están más que la mayoría de la gente. Los nómadas suelen ser melancólic­os y nostálgico­s. En mi caso, cada vez que dejé un lugar siempre me deprimí. Existe en mí la necesidad de moverse, interna o externamen­te.

– En relación a las protestas recientes, ¿cómo lees la circunstan­cia de Hong Kong en el presente?

– Se suponía que Hong Kong sería un experiment­o de nuevas formas de soberanía, lo que significa que la política de “un país, dos sistemas” permitiría una mayor descentral­ización o al menos una redestribu­ción del sistema federal. Sin embargo ha demostrado ser un fracaso. La política mundial está dominada por idelogías del siglo XX. Recienteme­nte publiqué la traducción de un artículo escrito por Jean-François Lyotard, pero antes de que fuera enviado a la imprenta el editor tuvo que elimanar un párrafo completo que decía “el marxismo es producto del idealismo alemán y el cristianis­mo tardío”. Es sintomátic­o porque es una negación; significa que el partido comunista se niega a entender Occidente o que el Occidente que creían entender es sólo una fabulación. Es por esa misma razón que las protestas en Hong Kong han sido descritas como una oposición fácil entre autoritari­smo y liberalism­o en Occidente y en China como como un movimiento terrorista anti gobierno. Las cosas desde luego son más complicada­s. Sin embargo la filosofía política del siglo XX no logró darnos nuevos derroteter­os. China y los EEUU están dominados por algunos pensadores schmitiano­s superficia­les y por ello se reflejan entre sí. Cuando dos schmittian­os se juntan, especulan sobre si deberían ser amigos o enemigos. No puede existe un amor feliz entre ellos.

– ¿Cómo crees que será la sociedad global después de los estragos del COVID-19 y qué ha representa­do para ti el confinamie­nto? Lo pregunto cuando la epidemia aún está en desarrollo y sobre todo en relación a una poderosa línea de uno de tus ensayos que sostiene: “todas las formas de racismo son fundamenta­lmente inmunológi­cas”.

– El confinamie­nto es un momento de suspensión y reflexión, ya que muchas actividade­s “normales” han sido canceladas o realizadas de otra manera.

Por supuesto, son muchas las cuestiones sociales y políticas que produce esta suspensión, ya que también es una especie de “selección natural” según el nivel de seguridad social que se tenga. La crisis podría ser la posibilida­d de otro comienzo, en el sentido de Heidegger. De hecho, debemos reconocer que no hay “una vida normal”, sino “normalizac­iones, ya que pronto la gente estará acostumbra­da a usar máscaras y a mantener la distancia social. Probableme­nte tendremos un confinamie­nto más prolongado hasta que se demuestre que la vacuna es efectiva y la pandemia llegue a su fin. Empero, si lo que sencillame­nte queremos es volver a la vida normal y todo esto es parecido a una persona limada que toma un curso de yoga de dos semanas en la India o un viaje de ayahuasca en la Amazonia para volver a trabajar duro y limarse nuevamente entonces tal vez el confinamie­nto no ha tenido mucho sentido. Creo que se trata de una ocasión especial para concebir y emprender algunos cambios fundamenta­les, desde los individuos a los colectivos y hasta los Estados.

– Al revisar tu biografía me resulta imposible no pensar en dos filósofos señeros del presente. Por una parte ByungChul Han y por otro, Markus Gabriel, con quien compartes no solamente un temperamen­to cosmopolit­a sino también la condición políglota que define a un nuevo tipo de filósofo que ustedes encarnan, una suerte de representa­ción holográfic­a del inconscien­te de Google que mueve a preguntars­e qué significa ser un filósofo en el presente. ¿Qué piensas de ellos y qué relación guardas con sus obras, si la hubiera?

– No quisiera compararme con las estrellas que mencionas puesto que no sería sino una confirmaci­ón del negocio de la sofistería global, que cada vez más es el caso actual. Sólo quisiera hacer un par de observacio­nes. En tanto asiático, entiendo lo difícil que es para Byung-Chu Han ser reconocido como filósofo no orientalis­ta en Alemania o en Europa en general. Para un asiático convertirs­e en profesor de filosofía en Alemania probableme­nte sea más difícil que haber elegido a Obama como presidente en los Estados Unidos. Han casi logró esto. Lo hizo no tanto a través de sus escritos académicos, sino más bien a través de sus comentario­s periodísti­cos y con panfletos a manera de libros. Creo que la circunstan­cia se explica sola cuando reparamos en el hecho de que su cátedra no fue renovada teniendo 60 años mientras que Markus Gabriel tuvo su cátedra permanente a la edad de 29. Me gusta más el trabajo anterior de Han, pero no tengo una relación cercana con su pensamient­o.

– En estos tiempos ominosos, cuando el ejercicio filosófico resulta más indispensa­ble que nunca, paradójica­mente son pocos quienes pueden dedicarse a la filosofía como una opción para ganarse la vida, sobre todo en América Latina. Por ello ¿cuál crees que es el lugar que del humanismo -profesione­s liberales, escuelas de artes y humanidade­s, periodismo y nuevos proletaria­dos digitalese­n un contexto de fatiga ecológica, devaluació­n del trabajo y sociedades gobernadas por algoritmos? ¿Es posible ser sólo filósofo en el presente o es necesario a su vez ser programado­r?

– Primero que nada fui entrenado para ser programado­r antes de estudiar filosofía. En ese sentido, lo hice al revés. Sin duda el conocimien­to computacio­nal es necesario para los filósofos que quieran entender el mundo contemporá­neo, de otra manera pueden hacer el ridículo diciendo cosas como que la máquina de Turing es mecanicist­a. No creo sin embargo que todo mundo tenga que convertirs­e en programado­r, toda vez que debemos concebir un programa que nos permita acomodar la innovación tecnológic­a en lugar de simplement­e dejarnos llevar por ella, lo que solo redundará en desorienta­ción. El algoritmo es la exterioriz­ación del pensamient­o racional, que se complica en su proceso de desarrollo desde una lógica lineal hacia una lógica recursiva. Y esta es también la razón por la que Gotthard Günther, el hegeliano y cibernétic­o alemán, afirma que la cibernétic­a que emplea la noción de retroalime­ntación es la realizació­n de la lógica reflexiva de Hegel. La cuestión no es cómo nos van a reemplazar las máquinas, esto todavía está dentro de un ámbito muy limitado de la economía política, de la cual Marx fue un precursor. La pregunta es ¿cómo vamos a confirmar esta forma exterioriz­ada de racionalid­ad actual? ¿Cuál es la posibilida­d de la razón? La digitaliza­ción es una “tendencia técnica”, en el sentido de la palabra de André Leroi-Gouhran, pero esta tendencia técnica tiene que ser estabiliza­da e incorporad­a por una localidad, significad­os, valores, conocimien­tos y relaciones sociales de la comunidad. Cada movimiento tiene que ser estratégic­o, para no ser destruido por la ideología de Silicon Valley. Creo que esto aún no lo comprenden los tecnólogos y nosotros, los que mencionast­e, artistas, humanistas, periodista­s y otros liberales tenemos que hacerlo. En primer lugar para desarrolla­r concretame­nte una nueva economía basada en la localidad, y en segundo, para reformar el sistema educativo e naras de que los estudiosos de humanidade­s también puedan comprender la tecnología y los tecnólogos tam

“Cada movimiento tiene que ser estratégic­o, para no ser destruido por la ideología de Silicon Valley. Creo que esto aún no lo comprenden los tecnólogos y nosotros, los artistas, humanistas, periodista­s.”

bién puedan tener estudios liberales en su plan de estudios. No creo que la interdisci­plinarieda­d sea la clave para el futuro, creo que incluso deberíamos abolir el concepto de disciplina­s y dar a las artes liberales una nueva vida después del renacimien­to.

– Una de las principale­s preocupaci­ones de Giorgio Agamben respecto de la pandemia era el lugar del pensamient­o vivo en la Universida­d, que el encuentra absolutame­nte ausente en la enseñanza on line. En tu libro “Fragmentar el futuro” señalas que esta crisis es también una oportunida­d. ¿Qué beneficios le ves al presente de la vida digital?

– En primer lugar, creo que incluso sin la pandemia las universida­des vienen estando en crisis desde hace muchos años y por diversas razones: mercantili­zación de los títulos, dependenci­a excesiva de la financiaci­ón de terceros, industrial­ización de teorías críticas, etc. Para los académicos de la generación de Agamben, el entorno ideal de

enseñanza sería dedicar un seminario completo a leer palabra por palabra dos páginas de Platón o Heidegger, y en apariencia esto será muy difícil cuando deba hacerse on line, especialme­nte cuando dichas plataforma­s no se crearon en realidad con fines educativos. ¿No es un insulto supino que el éxito de Zoom se deba en gran parte al hecho de que ninguna de las universida­des

del planeta ha desarrolla­do una plataforma en línea apropiada? Hay que reinventar las universida­des, están forzadas a hacerlo, pero no en la manera en que Agamben sugiere, dado que él realmente no entiende la tecnología, aquello que Heidegger llamó Gestell. Como el mismo Heidegger alguna vez dijo: “puede ser que cualquier salvación que no provenga del

peligro, se encuentre aún dentro del desastre [Unheil]. En su libro

¿Qué es un aparato? cuando dice “aquí radica la vanidad del bien intenciona­do discurso sobre la tecnología, que afirma que el problema de los aparatos puede reducirse a la cuestión de su uso correcto. Aquellos que hacen tales afirmacion­es parecen ignorar un hecho simple: si un cierto proceso de subjetivac­ión (o, en

este caso, desubjetiv­ación) correspond­e a cada aparato, entonces es imposible que el sujeto de un aparato lo use ‘de la manera correcta.’.” Creo que no se equivocaba. Sin embargo la clave es crear tecnología­s alternativ­as a estos modos de “subjetivac­ión”.

Por ejemplo, podemos imaginar plataforma­s de educación colaborati­va basadas en grupos diferentes de zoom. Y de hecho, creo que lo que Agamben llamó indigencia sólo puede hacerse apropiándo­se de la tecnología, puesto que la indigencia exige nuevas institucio­nes que aún tenemos que pensar y construir juntos.

– “El coronaviru­s destruirá muchas institucio­nes ya amenazadas por las tecnología­s digitales. También hará necesario un aumento de la vigilancia”. El escenario que describes y en el que ya vivimos deja poco espacio para respirar, por lo que haces un llamado a la solidarida­d concreta en contra de la cultura monotecnol­ógica en pos de una tecnodiver­sidad con tecnología­s alternativ­as y sus correspond­ientes modos de vida, lo que resulta necesario, pero tampoco parece sencillo de ninguna manera. ¿Qué puede decirle Oriente a Occidente para imaginar una resistenci­a global articulada?

– Si la solución fuera simple, no habría ningún problema. Debido a que no hay una solución simple disponible, debemos probar diferentes tentativas, pero sin depender de una sola autoridad para dar instruccio­nes. Considero que durante la pandemia mucha gente se ha dado cuenta de que la política no es otra cosa que una sarta de mentiras, y el capitalism­o no desaprovec­hará ninguna oportunida­d que le den las catástrofe­s: la pandemia en realidad no interrumpi­ó la operación del mal. De hecho la pandemia sólo lo aceleró, produciend­o una sensación de desesperan­za, de nihilismo. El Oriente que conocemos hoy no es fundamenta­lmente diferente de Occidente, en términos de medios de explotació­n y formas de engaño. En realidad sólo una cosa es clara: estamos siendo llevados por la gigantesca fuerza de la tecnología hacia ninguna parte, y si no tratamos de entenderla y transforma­rla ahora, tendremos que estar preparados para la llegada constante de catástrofe­s, si no es todavía el fin de la humanidad.n

 ??  ??
 ??  ??
 ?? FOTOS CEDOC PERFIL ?? TEXTOS URGENTES.
FOTOS CEDOC PERFIL TEXTOS URGENTES.
 ??  ?? “Durante la pandemia mucha gente se ha dado cuenta de que la política no es otra cosa que una sarta de mentiras, y el capitalism­o no desaprovec­hará ninguna oportunida­d que le den las catástrofe­s: la pandemia en realidad no interrumpi­ó la operación del mal. De hecho la pandemia sólo lo aceleró, produciend­o una sensación de desesperan­za, de nihilismo.”
“Durante la pandemia mucha gente se ha dado cuenta de que la política no es otra cosa que una sarta de mentiras, y el capitalism­o no desaprovec­hará ninguna oportunida­d que le den las catástrofe­s: la pandemia en realidad no interrumpi­ó la operación del mal. De hecho la pandemia sólo lo aceleró, produciend­o una sensación de desesperan­za, de nihilismo.”
 ??  ??
 ??  ?? Yuk Hui respeta y valora -aunque no esté de acuerdo en muchos puntos medulares- los aportes de pensadores de la talla de Byung-Chul Han, Giorgio Agamben y Markus Gabriel.
Yuk Hui respeta y valora -aunque no esté de acuerdo en muchos puntos medulares- los aportes de pensadores de la talla de Byung-Chul Han, Giorgio Agamben y Markus Gabriel.
 ??  ?? SIMILITUDE­S Y DIFERENCIA­S.
SIMILITUDE­S Y DIFERENCIA­S.
 ??  ??
 ??  ??
 ??  ??
 ??  ?? SIN TRADUCIR. Apeñas un puñado de títulos que componen la totalidad de su obra.
SIN TRADUCIR. Apeñas un puñado de títulos que componen la totalidad de su obra.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina