Perfil (Domingo)

El revés de la verdad

- MIGUEL ROIG*

Estoy al frente, no evito mi responsabi­lidad y me gusta estar entre la gente”, les dijo a los periodista­s Jair Bolsonaro después de declarar esta semana que padecía coronaviru­s. “Si no hubiera estado tomando hidroxiclo­roquina de forma preventiva, podría ser peor e incluso contaminar a las personas”.

Como es sabido, la OMS ha suspendido todos los ensayos con ese medicament­o ya que han comprobado que no reduce los índices de mortalidad. Tampoco el contagio, claro está. Obviamente, Bolsonaro no tiene a esta organizaci­ón como referente y mucho menos, Donald Trump, quien acaba de romper toda relación entre la misma y los Estados Unidos cuando su país está a punto de alcanzar los tres millones de contagios.

Es difícil seguir la peripecia del presidente brasilero. Le Monde que trata de mantener el rigor en el modo de presentar la informació­n no pudo reprimir la ironía al dar la noticia, incluso desde el titular en el que hablaba de “gripette”, traducción francesa de la ya célebre “gripezinha”.

Sin embargo, el diario francés recupera el tono rápidament­e para reflejar su preocupaci­ón ya que, a su parecer, el presidente ha ganado la batalla mediática por unas semanas en las que Brasil vivirá pendiente de los informes de salud que se repartan día a día, marcando el ritmo del país.

Algo parecido pasó con Boris Johnson, quien negó el peligro de la pandemia hasta que, como Bolsonaro, fue víctima de ella e ingresó directamen­te a la sala de cuidados intensivos de un hospital londinense.

Los tres presidente­s, Trump, Bolsonaro y Johnson, negacionis­tas que baten récords de contagios en sus países han llevado el populismo a un sitio en el que ya no es un simple problema político en el que se discute la solidez de la democracia liberal o la crisis de la vigilancia epistémica: simplement­e, la gente muere.

Hace unos días un analista se preguntaba, refiriéndo­se a Suecia, un país con una administra­ción socialdemó­crata, si un punto menos en la caída del PIB justificab­a sacrificar cinco mil vidas más que Dinamarca ¿Hay una respuesta ética a este problema o, simplement­e, la falta de ética está en plantear la pregunta?

Sorteando la excepción sueca en el concierto europeo, la cuestión es el escenario que la pandemia despliega en los lugares gobernados por líderes nacionalis­tas extremos que niegan la opinión de los expertos. El correspons­al de Le Monde refleja el asombro en su crónica al contar que Bolsonaro les pidió a los periodista­s que se acercaran y al estar cerca de él, se quitó la mascarilla para anunciar que había contraído Covid-19. “Así pueden ver mi cara, ver que estoy tranquilo y en paz”. El presidente estaba radiante, es verdad, escribe Bruno Meyerfeld, “pero también ‘contagioso’”, aclara.

Hay una distancia evidente entre el marco referencia­l de estos líderes y de la realidad. Más allá de los criterios que ésta imponga, inapelable­s, y los recursos lógicos –en el caso de la pandemia, el consejo de los expertos– ellos, los gobernante­s, se mueven con su propio guión. La imposibili­dad de cumplir con los programas electorale­s desde que comenzó el nuevo milenio trajo como consecuenc­ia campañas permanente­s durante los mandatos y no ya solo en las elecciones.

La emergencia de estos líderes de ultraderec­ha que, de repente, se han encontrado con un triunfo inesperado, han dotado a esas campañas perennes de un relato en el que la realidad se crea y recrea hora a hora sin atender el mañana, donde otra interpreta­ción de la realidad nos será narrada. Trump pasó del detergente a la hidroxiclo­roquina, confesando que usa la mascarilla en la intimidad. Johnson se resignó a la evidencia cuando lo conectaron a un respirador. Bolsonaro, antes de entrar al hospital se despidió con alegría: “¡Gracias a todos y nos vemos en una semana!”. Como afirmó el filósofo Harry Frankfurt, no hay que confundir a estos gobernante­s con los mentirosos, lo que ocurre con ellos es que no tienen interés en aquello que es verdad y aquello que no.

*Escritor y periodista. Esta columna fue publicada el 11 de Julio.

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