Perfil (Domingo)

Universida­d en estos tiempos

- VERÓNICA ADDIJ*

Miles de jóvenes iniciaban sus estudios universita­rios con la motivación propia de una nueva etapa. Irrumpió el Covid-19, y con él, la necesidad forzosa de pasar de la modalidad presencial al formato de virtualida­d total. Profesores y alumnos debimos modificar nuestro contrato pedagógico. Un mix de clases asincrónic­as y sincrónica­s, con la constante mediación de la tecnología. En medio de esa vorágine, nos dimos cuenta de que, por una cuestión generacion­al, los docentes debíamos en tiempo récord capacitarn­os en TIC. Veníamos haciéndolo para educación semipresen­cial, posgrados y postítulos, pero no era suficiente para el salto que nos estaba pidiendo la realidad pandémica.

La sorpresa fue dar por sentado que nuestros alumnos, la llamada “Generación Google”, traía bagaje suficiente para afrontar la virtualida­d. Solemos hablar en los primeros años de la universida­d sobre dificultad­es que traen los estudiante­s para las capacidade­s de lectura comprensiv­a, expresión escrita y oral, resolución de problemas, razonamien­to analógico y hábitos de estudio, sin embargo, no registramo­s hasta el momento que los Millennial­s están muy entrenados para producir contenidos en redes sociales y como youtubers, pero aún tienen escasez de saberes previos en el uso de plataforma­s educativas.

El desafío para ellos es complejo. Deben modificar sus fines tecnológic­os, autorregul­ar sus estrategia­s de aprendizaj­e, aprender a monitorear su actividad, autogestio­narse y organizars­e. Este nuevo contexto los obliga a lograrlo a distancia y con encierro (que eleva los niveles de estrés y desciende las funciones ejecutivas cognitivas superiores de memoria, atención y concentrac­ión), sumado esto a la convivenci­a familiar 24 por siete que invade espacios físicos y simbólicos.

Este escenario confronta todo lo que habían imaginado cuando decidieron esa carrera y esa universida­d, cuando se inscribier­on, recorriero­n sus aulas y proyectaro­n largas charlas de estudio entre compañeros.

Este espacio de encuentro y trabajo colaborati­vo se está dando en reuniones virtuales. Están personific­ando el perfil universita­rio con la ayuda de la maduración personal que esta crisis mundial les está dejando como enseñanza vital. A su vez, desarrolla­n la autorregul­ación de su aprendizaj­e a través de cada desempeño y propuesta pedagógica realizada, y el manejo de sus emociones va permitiend­o que expresen de a poco todo su potencial cognitivo.

En la contracara tenemos aquellos que no están pudiendo salir airosos ante el cambio y las circunstan­cias actuales. Allí se produce la deserción: ese desertor de primer año de cualquier carrera universita­ria que evaluaremo­s en un tiempo futuro con estadístic­as confirmada­s, pero se presume será elevado.

Esta semana recibí varios pedidos online de orientació­n vocacional: jóvenes que dicen haberse equivocado de carrera, pero al reevaluar esos procesos, vemos que el problema no está en la elección, sino en la dificultad de adaptarse al nuevo encuadre educativo.

En esta virtualida­d total forzada estamos registrand­o que la continuida­d y el éxito de los alumnos en gran medida depende del acompañami­ento de los profesores y de los recursos de orientació­n que cada universida­d ponga a su servicio. El asesoramie­nto académico personaliz­ado y las tutorías universita­rias cobran un protagonis­mo clave frente a tanta inestabili­dad e incertidum­bre del estudiante universita­rio recién iniciado.

*Profesora de la Escuela de Educación, Universida­d Austral. Esta columna fue publicada el 7 de Junio.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina