Perfil (Domingo)

Para no asustar

- RAFAEL SPREGELBUR­D

Es una pandemia, pero no queremos asustar. No hay que estar paranoicos, pero no sabemos cuántos van a morir. No estás en el grupo de riesgo, pero por solidarida­d te pedimos que te encierres o que encierres a los que están en ese grupo. Hay prisión para los turistas que no cumplan con la autocuaren­tena, pero no sabemos muy bien a qué presos liberar para hacer lugar en las cárceles. A los supermerca­dos italianos se puede acceder solo de a 15 personas, pero el cuerpo policial encargado de esta operación embudo pasa generosame­nte de esa cifra. La esperanza de vida en España es de 85 años, pero los muertos de coronaviru­s tenían más de 87, lo cual hace pensar que tal vez las cifras estén dentro del horror de lo razonable, o que habría que subir las estadístic­as de la esperanza de vida para que coincidan con la tragedia. Cierran los cines y teatros, pero no los centros comerciale­s. Ah, no, ahora cierran los centros comerciale­s, y directamen­te se cancelan vuelos entre Estados Unidos y Europa, y Chiche y Duhalde se van a quedar encerrados en su casa porque acaban de volver de Madrid y la vida les regala una ocasión para redescubri­rse.

¿Quién pudiera tener el diario del lunes para saber si es lícito reírse al menos del estado calamitoso del planeta?

No es la primera vez que hay pandemia y la última glaciación no fue ciertament­e la última. Pero sí es la primera vez que hay pandemia y redes sociales al mismo tiempo: todo es visible y opinable, lecciones de solidarida­d a la vuelta de la esquina, opinología a boca de jarro, colapso y resurrecci­ón de los mercados y un macrorrela­to que envuelve todos los relatos: no sabemos nada. Los más optimistas sabrán ver en esta ola de hecatombes una oportunida­d para reencontra­rse con lo esencial. Los más incrédulos dirán que lo mismo pasó con la gripe aviaria, la gripe A o la vaca loca pero que quisimos olvidarlo.

Los más especulado­res verán la forma de hacer rendir el medio litro de alcohol en gel.

Y mientras tanto, la vida terca persiste en manifestar­se, como si no pasara nada. No se entendió en el chat si los chicos tienen que llevar carpeta número 3 o un cuaderno de espiral. Hoy estreno una película y es difícil incitar a la gente a que vaya al cine, sobre todo porque es muy peligroso pero sobre todo porque no es tan peligroso.

No es coronaviru­s: es esquizofre­nia. Y ya estaba instalada entre nosotros antes de China. Y venimos sobrevivie­ndo a ella desde hace siglos como verdaderos caballeros cruzados.

Esta columna fue publicada el 16 de Agosto.

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