Cómo salir de la crisis
☛ Título Argentina primero
☛ Autor Martín Redrado
☛ Editorial Sudamericana
☛ Primera edición Septiembre de 2020
☛ Páginas
Cuando en agosto de 2019 daba una de mis habituales conferencias a inversores en el mundo –en aquella oportunidad, en Nueva York, en un elegante piso de la calle Park Avenue en el corazón del Midtown–, después de brindar mi análisis y perspectivas para América Latina un inversor me preguntó, en un inglés que dejaba escapar un acento mexicano: “¿Ustedes los argentinos tienen algo en su ADN que los hace incumplidores seriales?”.
Difícilmente se me note cuando una pregunta me incomoda, pero esta me generó varias sensaciones encontradas: bronca, decepción y una búsqueda instintiva de respuestas. Mi reacción instantánea fue negarle a mi interlocutor cualquier problema genético que explicase las dificultades de nuestro país, y después describí las circunstancias que habían llevado a la recesión, la caída del empleo y el aumento de la pobreza de los últimos años.
Al salir del encuentro me quedé pensando no solo en las causas que nos habían conducido a ese estado de cosas, sino también en los cursos de acción posibles para toda la sociedad argentina. Y apenas llegué a Buenos Aires comencé a idear con mi equipo, en forma oral y escrita, el modo de evitar en el futuro la sucesión de errores en los que habíamos incurrido.
Así comenzó a gestarse este libro, que profundiza no solo en el modo de evitar las crisis recurrentes que minan la confianza interna y externa, sino también en cómo estabilizar nuestra economía, reducir la inflación y la pobreza, y plantear un sendero de crecimiento sostenido (…).
Vivimos en un mundo que nos propone nuevos desafíos generados tras la crisis sanitaria, pero un adecuado análisis nos permitirá detectar también las oportunidades. En efecto, estamos en presencia de un cambio de paradigma que no es sencillo de aprehender. Los economistas profesionales crecimos bajo la enseñanza de la relación inversa entre la inflación y el desempleo. El pensamiento tradicional muestra que, a mayor desempleo, el salario se abarata y la presión sobre los precios se reduce. Por el contrario, el pleno empleo conlleva un uso intensivo de la mano de obra, incrementando su precio, y de esta forma impulsa la inflación. Sin embargo, el avance tecnológico aplicado a la producción ha destruido este paradigma. Muchas máquinas han reemplazado la mano de obra sin causar mayor desempleo.
Han surgido nuevas formas de trabajar, algunas calificadas y otras que solo requieren dedicación y esfuerzo personal. Así, tenemos áreas como la biotecnología, que aplicada al agro y a la ganadería ha generado nuevas labores, o la informática en sus distintas facetas, impulsada por las industrias intensivas en conocimiento, o el sector servicios, que, con ejemplos como el delivery de productos, convoca a trabajadores sin especialización, como lo hemos visto de manera muy gráfica en las calles de nuestras ciudades. Esto impone el deber de repensar nuestros países en términos educativos, mediante incentivos hacia las nuevas profesiones y también a quienes están en los albores de su experiencia laboral. El resultado de la instrumentación de las políticas durante la pandemia ha sido una inyección de fondos abundante que reduce la tasa de interés en las economías desarrolladas. Vivimos entonces en un contexto de baja tasa de interés, pleno empleo y limitada inflación. Todo esto impulsa a buscar nuevas oportunidades de inversión en las naciones emergentes. Aquellos que muestren fundamentos sólidos y sectores dinámicos serán capaces de captar capitales para crecer y desarrollarse. Solo hay que saber leer estas megatendencias para traducirlas en oportunidades concretas para nuestros países, nuestras empresas y también para nosotros mismos.
De eso hablan las páginas de este libro, de generar un plan de acción tras esta crisis. Argentina primero, con un horizonte que plantee objetivos asequibles a diez años vista. Esta es nuestra contribución. No se trata de presentar aquí la solución a nuestra problemática, pero sí de realizar un aporte para que repensemos el futuro en términos de desarrollo económico, social y humano. Un programa orientado hacia un destino común, con metas que nos sirvan para balizar nuestro camino y marcar nuestros pasos diarios.
Y para dejar atrás nuestra insoportable costumbre de improvisar.
En las últimas décadas, la Argentina ha oscilado pendularmente entre dos modelos de desarrollo, cuyos resultados han sido desalentadores. En ciertos períodos nuestro país decidió insertarse en el mundo aceptando los precios de productos que rigen en él,