Mesas separadas
Todos esperamos ansiosamente que se levanten las restricciones a los restaurantes, al menos a los pocos que se han salvado del cierre como consecuencia de la prohibición del gobierno a su normal funcionamiento.
Hay evidencia en el cine y la pintura de que la gente puede reunirse para comer sin poner en peligro la salud de nadie. En una escena de Otra vez adiós, de Anatole Litvak, Yves Montand e Ingrid Bergman comparten una mesa en los jardines de un restaurante de París prudentemente alejados del resto de los comensales. Mesas separadas, con Burt Lancaster y Rita Hayworth, muestra el comedor de un pequeño hotel de Bournemouth con huéspedes permanentes que conversan entre ellos alejados desde sus respectivas mesas. En Para atrapar al ladrón, de Alfred Hitchcock, con Cary Grant y Grace Kelly, hay tanta distancia entre las mesas del comedor del Carlton Hotel de Cannes que allí caben las pesadas cámaras y los reflectores. Lo mismo sucede en el restaurante Victor’s de La historia se hace de noche, donde Jean Arthur y Charles Boyer pasan holgadamente entre las mesas.
Algunas veces el aislamiento se logra con los asientos backto-back, como hay en un sector del restaurante Zum Edelweiss de Buenos Aires, donde un virus tendría que taladrar los respaldos para pasar del otro lado del box. Esto también puede verse en el restaurante de Problemas de alcoba, donde
Doris Day y Rock
Hudson se sientan espalda contra espalda, o en los que ocupan
Deborah Kerr y Cary
Grant en el comedor de un lujoso transatlántico para disimular su romance ante el resto de los pasajeros. También existen los “reservados” como el que se muestra en Hello, Dolly! donde Barbra Streisand y Walter Matthau comparten una opípara cena aislados de todos.
En cuanto a los almuerzos al aire libre, también hay momentos de distanciamiento en Picnic, con William Holden y Kim Novak, donde un pueblo celebra el Día del Trabajo, y en Picnic en las rocas colgantes, con Rachel Roberts, donde unas alumnas de un colegio en Australia comparten una merienda en una mañana de verano.
Edward Hopper en sus cuadros despliega la esencia del aislamiento. En el mostrador en U de Los noctámbulos se ve a una pareja tomando café a tres metros del único solitario cliente. En Chop Suey, la mesa de las mujeres que toman el té está bastante alejada de la que ocupa una pareja. En cambio, en Almuerzo sobre la hierba, de Edouard Manet, la distancia entre la dama
n