“No va a quedar ni el loro”
Es innegable que el peronismo tiene un gran componente sentimental
Nutrido con sólida documentación, el escritor Carlos Piñeiro Iñíguez traza, en los catorce cuentos que componen “Bajo un cielo de estrellas peronistas” , una historia alucinada del peronismo. Reproducimos aquí el estudio preliminar realizado por Juan Diego Incardona y un texto complementario de Daniel Santoro, ilustrador de la obra.
Entre el racconto histórico y el ensayo, por un lado, y una fuerte vocación narrativa que produce acercamientos que van de lo macro a lo micro, de las coyunturas y los espíritus de épocas, a las intimidades de los personajes, Carlos Piñeiro Iñíguez presenta esta nueva publicación cuya temática, como anuncia el título, gira en torno al peronismo, política y culturalmente.
El libro está compuesto por distintos géneros y allí reside parte de su riqueza. Es didáctico, al reponer informaciones, no sólo centrales de los grandes acontecimientos históricos, sino también, sobre todo, periféricas, donde el autor aprovecha estas vetas como oportunidades para la ficción: pequeñas historias que tejen la Historia. De eso se trata la literatura.
Bajo un cielo de estrellas peronistas no sólo trabaja una temática, se inscribe además en una tradición. Las citas, los epígrafes, las pinturas de Daniel Santoro, los títulos de los cuentos, conforman un sistema de paratextos que rodean a los textos con una clara intención de pertenencia, estética, ideológica y moral. No se trata de hacer propaganda sino de aprovechar incluso la propaganda como anécdota del cuento. Ya en el primero de los relatos, aparecen como elementos centrales el Estado y las instituciones del peronismo, la Fundación Eva Perón, el Ministerio de Educación, los ferrocarriles. El personaje Juan Alberto Valdés escribe una composición que resulta premiada y entonces las instituciones ponen en marcha los mecanismos necesarios para, como diría Daniel Santoro, la democratización del goce, en este caso un viaje a Chapadmalal. Además de hilvanar con destreza de un orfebre de la palabra una suerte de mapa, o, como sugiere el título, una constelación, de personajes famosos o anónimos, en situaciones públicas o domésticas, que realizan itinerarios a través de la geografía nacional o extranjera, el libro repone buena parte de las costumbres y la tecnología nac and pop –heladeras SIAM, automóviles justicialistas y diferentes objetos– que producen un marco no tanto costumbrista, sino simbólico.
Otra característica de esta obra es la emoción. Es innegable que el peronismo tiene un gran componente sentimental y eso está presente en cada relato. Desde el 17 de octubre del 45 al Bombardeo del 55; desde el Plan Quinquenal a la muerte de Evita; la felicidad o el drama tiñen las atmósferas de estas historias que no buscan la mirada neutra, sino cargada de subjetividad. Incluso en el cuento “Decreto 4161/56. ¡Ahora sí! No va a quedar ni el loro”, el narrador, ¡que es un loro!, atrapado en El Impenetrable chaqueño, dice claramente lo que piensa:
“Yo, como cualquier otro loro de mi patria, sabía bien quién era el General; nosotros le decíamos el Pocho, que nos caía más simpático, y estábamos siempre esperando que un hombre tan justiciero algún día decretara nuestros derechos, así como existían los de la ancianidad y los de los niños. Así no sucediera, le teníamos simpatía al Pocho porque, desde que estaba en el Gobierno, era como que los hombres eran menos salvajes, menos brutos”.